La Ilustración y su recepción en la cultura postmoderna
La ilustración.
1.
El
término.
El
término hace referencia a un período de la historia europea que coincide con
los siglos XVII-XVIII. El concepto manifiesta la orientación cultural y la
evolución general de las ideas que se presentaron en este período.
2.
Caracteres.
Es
ilustrada toda forma de pensamiento y toda corriente filosófica que se propone
esclarecer la mente de los hombres para liberarlos de las tinieblas de la
ignorancia, de la superstición y del oscurantismo a través del conocimiento y
de la ciencia.
En la Ilustración se consideraba que la ignorancia, el oscurantismo y la
superstición eran difundidas y mantenidas en el pueblo por quienes detentaban
el poder, de esta manera dominaban, sometían y esclavizaban a las personas. Así,
a partir del proceso de sacar a las gentes de la ignorancia, es como la
emancipación intelectual se convierte en una emancipación política.
La actitud ilustrada está caracterizada por una confianza ilimitada en
la capacidad liberadora de la razón, ésta se ejercita de manera negativa y
crítica. Actitud negativa y crítica que se ejecuta desligando los conocimientos
tradicionales que se revelan ilusorios, analizando las leyes, costumbres e
instituciones, pero sobre todo desenmascarando la más potente y la más
omnipresente de todas las ilusiones, que a tenor de los ilustrados era la
religión.
3.
Historia.
Se
habla de actitudes ilustradas en el mundo griego para designar el pensamiento
antitradicionalista de los sofistas, estos asumieron una posición de negación
de las leyes, de los valores absolutos y una crítica religiosa, en la que
criticaron duramente el antropomorfismo religioso.
También se pueden considerar ilustrados, bajo determinados aspectos, a
los escépticos, a los estoicos y sobre todo a los epicúreos, ya que Epicuro se
había propuesto liberar a los hombres del miedo a los dioses y a la muerte,
además había hecho una crítica de la religión en nombre de la razón; Epicuro es
considerado como el gran ilustrado de la antigüedad.
4.
Origen.
La
Ilustración tiene se origen en Inglaterra y su patria ideal es Francia, desde
allí se difunde en Italia y en Alemania. La expresión Ages des Lumieres o Age de la
raison es el modo como los ilustrados indicaron su propio tiempo y con ello
individuaban la originalidad histórica y el carácter de ruptura respecto al
pasado. La Ilustración es la época que se
autodenomina a sí misma con este nombre, por lo tanto, es un momento histórico
que tiene conciencia de sí mismo, de su situación histórica y de su papel en el
mundo social y político.
5.
La
Ilustración en Inglaterra.
La
exaltación de la razón para la Ilustración hace referencia al hecho de que esta
debe fundamentarse en la experiencia, en la ciencia y en el modelo matemático
geométrico. La razón metafísica de Descartes, Spinoza y Leibniz queda
supeditada al hecho de que se pueda someter al modelo empírico, científico y
matemático; en este sentido sus principales representantes son Locke, Hume,
Berkeley y Newton en una dirección que se puede rastrear hasta Bacon. El
desarrollo de tales posiciones constituye un modelo de crítica histórica y
especulativa; un modelo crítico que llegó a predominar en toda Europa.
La Ilustración inglesa, aunque moderada, conoció también un intento de
radicalismo, especialmente en lo que se refiere al problema religioso. Además, desde
el punto de vista político, Inglaterra, con su monarquía liberal-burguesa,
representó para los ilustrados franceses, y en general para toda Europa, un
modelo a imitar, el cual llegó a imponerse mediante la lucha a fondo contra el
absolutismo monárquico.
6.
La
ilustración en Francia.
La
Ilustración, para poder afirmarse en Francia, tuvo que librar una verdadera
batalla que pasó de las palabras a la praxis y de las ideas a las acciones.
La Ilustración en Francia desarrolló una vocación histórico-política que
asume valores y alcances que alcanzan a todo el continente europeo, es por esto
que los filósofos ilustrados franceses, se hacen guías de la reivindicación
espiritual y material de los pueblos, de las clases sociales menos favorecidos,
de la grande y pequeña burguesía en ascenso.
La gran revolución ilustrada se cristaliza en la difusión de la cultura
a todos los niveles de la sociedad. Es tal la revolución cultural desplegada
por los ilustrados en Francia e Inglaterra que revoluciona el dogmatismo
conservador de Europa que por estos años era muy fiel a las costumbres, a las
tradiciones y a las instituciones.
La Ilustración francesa se propone refutar la superstición en medio del
pueblo, lo mismo que los prejuicios religiosos, en una palabra, el oscurantismo
producto de la ignorancia; en este sentido son emblemáticas las obras de
Voltaire, Montesquieu, y Condorcet quien es el máximo teórico de la idea
típicamente ilustrada del progreso.
Condillac impone una radical concepción sensualista que encontró
desarrollos naturalistas y materialistas en Helvetius, Lamattrie, d’Holbach y
Diderot quienes representan el ala radical de la ilustración francesa, que
contrasta con la figura de otro ilustrado francés mucho más matizado como fue
Rousseau. Los principios democráticos y pedagógicos de la Ilustración
encuentran en Rousseau la más clara expresión.
7.
La
Ilustración en Alemania.
La
cultura alemana entendió el iluminismo como Aufklärung,
es decir Ilustración. Con ello expresó el salto que va desde el pietismo hasta
la luz divina en sentido místico. En Alemania, más que en cualquier otra parte
de Europa, es muy estrecha la relación entre iluministas (Aufklärer) e iluminados (Illuminaten);
los primeros son los defensores de la luz humana en la razón, los segundos
privilegiaban el hecho de ser los depositarios de la luz de la razón divina.
Estos conceptos se unen después en el concepto formación y educación (Bildung) que tiene sus máximos exponentes
en Lessing[1],
Reimarus, Mendelssohn[2]
y Herder[3]
con destacadas aplicaciones a la hermenéutica bíblica y a la historia
universal.
El texto de Kant sobre la problemática de la Aufklärung[4], que es quizás el
texto más paradigmático sobre la Ilustración en Alemania, oscila entre un
tradicionalismo moderado y un radicalismo innovador; ello suscitó en el decenio
de 1780-1790 un amplio debate según el cual son típicos los documentos de Kant
y Mendelssohn[5],
en respuesta a la cuestión propuesta por la Berlinische
Monatsschrift[6] sobre ¿Qué es la
ilustración?
Otra manera de permanecer en el ambiente de la Ilustración y que es
típica de la cultura alemana, es la insistencia en una reflexión especulativa y
metafísica que encuentra en Wolff su máximo exponente, y que en ulteriores
especulaciones desarrollarán Lambert, Crusius, Tetens y Baumgarten. Kant se
coloca al final de esta tradición de pensamiento; en su obra se exponen y
armonizan filones de pensamiento de los iluministas franceses (Rousseau),
ingleses (Locke, Hume) y la tradición iluminista alemana (Wolff, Lambert, Crosius,
Leibniz).
8.
La
ilustración en Italia.
Los
principales focos de la Ilustración en Italia se dieron en Milán y en Nápoles.
En esta última ciudad las ideas ilustradas se hicieron sentir en Pagano y
Genovesi.
Newton, Locke, Rousseau y los enciclopedistas fueron releídos desde la
teoría del derecho y desde la economía política por Filangeri y el mismo Genovesi;
Galiani releyó la Ilustración en clave económica, su pensamiento se hizo famoso
en toda Europa.
Los durante su estancia en París Beccaria y Verri sostuvieron amplias
batallas en favor de las reformas legislativas y económicas. El texto más
representativo del iluminismo italiano es De
los delitos y de las penas de Beccaria, publicado y difundido por Europa.
Condillac ejerció un amplio influjo en Parma pues enseñó allí por más de
diez años, creando una amplia tradición sensualista que duraría por mucho
tiempo.
9.
La
crítica del principio de autoridad.
El
texto de Kant ¿Wat ist Aufklärung?
describe la Ilustración como la salida del hombre de su minoría de edad;
minoría de edad que es la incapacidad que éste posee de valerse del propio
intelecto, de la razón sin la guía o ayuda de otro. Así es considerado el
hombre cuando está sometido al principio de autoridad, al cual había estado
sometido durante la medievalidad con la supremacía de la autoridad eclesiástica[7].
La medievalidad se limitaba a comentar los textos de la autoridad y de la
tradición, también fuera de la escuela; la Iglesia había ejercido un influjo
sobre cada campo del saber y de la investigación, utilizando el poder del Estado
para impedir las investigaciones demasiado amplias o blasfemas, sobre todo
cuando estudiando el origen del cosmos, del hombre, de los albores de la
historia se encontraban con conclusiones que no concordaban con la doctrina
bíblica. Aunque también podía notarse un poder grande de parte del tutor hacia
el dirigido y era tal el influjo que aquel ejercía sobre este, que este
solamente se limitaba a obedecer y a cumplir lo que aquel decía. De modo que
entre tutor y dirigido lo único que podía establecerse era una obediencia
ciega, sin que mediara una posición crítica.
Contra esta actitud, los ilustrados realizaron una lucha ideológica y
pedagógica a favor de la libertad de pensamiento, del deber y del derecho que
cada hombre tiene para usar su propia razón y su propio pensamiento
independientemente de cualquier autoridad.
El principio de autoridad es el principio según el cual los hombres se
preguntan acerca del origen del poder, de dónde viene el poder, de quién viene
el poder.
La medievalidad consideraba que el poder del gobernante venía
directamente de Dios; Dios es quien escogía, designaba y le daba autoridad al
gobernante que en la mayoría de los casos era el rey, el príncipe, el emperador
o el monarca.
La modernidad desde la Ilustración empieza a cuestionar dicho poder
otorgado por Dios al gobernante y se empieza a cristalizar la idea contractualista
del poder. John Locke, en Inglaterra, fue quien propuso dicha idea
contractualista del poder, en su texto: Dos
ensayos sobre el gobierno civil; sus predecesores fueron Hobbes y Spinoza;
estas ideas fueron tema de apasionadas discusiones en la sociedad inglesa en la
penúltima década del siglo XVII.
En dicha obra, Locke refuta la teoría del origen divino del poder y
fundamenta la legitimidad contractualista del mismo. Para este autor el poder
político es el que detenta el gobernante de una república, y el poder que le ha
sido otorgado es el de dictar las leyes; por lo tanto, el gobierno es el
gobierno de la ley, no el de los hombres; para argumentar a favor del derecho,
Locke parte del hecho de que los hombres en su estado natural nacen libres,
viven en estado de igualdad los unos con los otros y disfrutan de una libertad
incontrolable para disponer de sus personas y de sus posesiones; pero dicho
estado deja al hombre sólo y desprotegido sobre todo en el momento de defender
sus intereses ante otros individuos que le disputan sus intereses; frente a
esto surge la necesidad de que los hombres se asocien y así puedan tener unas
leyes mínimas para la convivencia; con ello renuncian al poder propio y
personal para transferirlo a la sociedad civil constituida por el
consentimiento mutuo; con ello la necesidad de dotarse de un poder político que
dicte las leyes con el fin de mantener la sociedad y proteger a sus asociados.
Finalmente, Locke frente a este tipo de sociedad conformada por el mutuo
consentimiento, considera que la forma de gobierno más apropiada es la
democracia; donde se elige al gobernante por consenso unánime o por mayoría;
forma de gobierno donde se renuncia al propio poder para aceptar el poder de la
mayoría que decide en nombre propio[8].
10. La crítica de la religión.
Los
ilustrados le criticaron a las religiones los rasgos antropomórficos atribuidos
a la divinidad tales como: la ira, la envidia, la venganza, etc., e igualmente
criticaron la creencia en los fenómenos, que según ellos van contra la
naturaleza, tales como: los milagros, las adivinaciones, las profecías, las
apariciones y los misterios; al contrario, fue generalmente aceptada la
creencia en un Ser Superior que ha dado origen al universo. El mismo Voltaire,
que criticó duramente los dogmas religiosos de todas las confesiones,
especialmente la religión hebrea y cristiana, jamás se tildó a sí mismo de ateo
sino de deísta.
Fue tarea de los ilustrados mostrar las interpretaciones de la Iglesia
de los textos sagrados, sobre todo cuando estas manifestaban alguna
incongruencia, o incoherencia.
Durante todo el siglo XVII y parte del siglo XVIII solo existen dos
grandes movimientos que se campean en el mundo cultura: reforma y
contrarreforma; Jesuitas y Jansenistas los que se disputan la conquista de las
almas y los consiguientes efectos civiles que se desprenden de ello.
Frente a estos dos movimientos surge un tercero, el de los filósofos,
que prontamente empiezan a cobrar espacios cada vez más amplios en la disputa
por el saber y por el poder; la opinión pública cobra cada día más fuerza; el
púlpito se cambia por el salón; las publicaciones ya no se hacen solamente en
lengua latina, sino en idiomas autóctonos; se evidencia la multiplicación y la
creación de academias de las ciencias y de la literatura; las verdades no se
definen por el dogma conciliar sino por la investigación académica.
La teología había sido quien durante siglos había ostentado el poder
hegemónico del saber; con Descartes se da una inversión de los papeles, ya que
el saber científico y racional empieza a redefinir el horizonte conceptual y se
da entonces una supremacía de la ciencia sobre los demás saberes; ello queda
confirmado por la legitimación que hace Newton del paradigma defendido por
Copérnico.
El mundo se divide en dos grandes regiones: res extensa y res cogitans;
la supremacía de la primera está asociada a las ciencias físicas, mecánicas y
biológicas; la segunda, res cogitans, está relacionada con las ciencias humanas
o del espíritu: la sicología, la teología, la filosofía y el arte. Este hecho
parece predominar durante toda la modernidad hasta muy entrado el siglo XX
cuando las ciencias humanas o del espíritu empiezan a recobrar el puesto que les
corresponde.
Detrás de esto se esconden dos problemas centrales: por un lado, el
problema de las fronteras que separan los distintos saberes, y por el otro el
de las diferentes concepciones que manejan cada uno de los saberes.
El problema realmente serio es que la razón proclamada por Descartes se
apodera del espacio de las ciencias de la naturaleza y llega a dominar el siglo
XVII y el siglo XVIII, abarcando el espacio del pensamiento moral, social,
jurídico, político, económico, artístico y literario; así el pensamiento
ilustrado llega a dominar todas las áreas del saber: la razón contra la fe, la
filosofía se emancipa de la teología y lucha por su autonomía.
La razón se desliga de la fe escolástica, de la opinión, de la autoridad
y de los prejuicios. La filosofía en la Ilustración se hace cartesiana y con
ello se extiende la duda y la crítica hasta la Iglesia, el Estado y la
religión; de modo que se puede caracterizar la la Ilustración como aquella
época en la que se instaura una crítica mordaz y despiadada contra el fenómeno
religioso; hecho este que es constatable sobre todo en Francia.
La crítica contra la religión en el siglo de las luces fue un problema
muy complejo, porque abarca muchos tópicos tales como: las distintas posiciones
de los autores, la aproximación que cada filosofo hace para descubrir el misterio
que envuelve lo divino, los problemas y las polémicas que se ciernen en torno a
la filosofía de la religión, las diferentes formas en que se manifiesta el
fenómeno de lo religioso, incluida una religión filosófica, el
desenmascaramiento de una fe revelada, a veces encubierta con afanes terrenos
de dominación, de poder y de explotación. A continuación, centraremos nuestra
reflexión en torno a dos problemas cruciales: la demarcación de las fronteras
entre la razón y la fe. El recorrido de la crítica a través del siglo y
centrando la atención en las formas de religión e irreligión filosófica.
11. La demarcación de las fronteras
entre la razón y la fe.
¿Cuáles
son los límites entre la fe y la razón?
Primero.
La razón es el juez que dirime en todo
aquello sobre lo que no hay una idea clara y distinta. De aquí se infiere
que ninguna proposición puede ser aceptada como revelación divina, si esta se
opone o contradice lo que conocemos de manera racional y de forma clara y
evidente o lo que intuimos de manera inmediata o las proposiciones evidentes
por sí mismas o por deducciones evidentes de la razón o en las demostraciones;
cuando en todos estos casos se da una preeminencia a la fe entonces se
invierten los principios y los fundamentos de todo conocimiento. La ilustración
alega como argumento, ante todos estos casos, que antes de ser cristianos somos
primeramente humanos.
Segundo. El campo de la fe se extiende hasta aquellos fenómenos que,
siendo desconocidos por la razón, necesitan ser aceptados por la revelación;
según esto, es materia de fe todo aquello en donde los principios de la razón
no nos permiten distinguir con evidencia si una proposición es verdadera o
falsa. Dentro de este contexto, en el que los ilustrados buscan delimitar las
fronteras entre la fe y la razón, se destacan dos problemas que constituyen las
dos líneas en las que se sitúa de forma combativa el pensamiento ilustrado.
11.1. Una crítica
desenfrenada a los saberes y las extravagancias de parte de las diferentes religiones,
desde el dogmatismo, la intolerancia y el fanatismo.
La ilustración se propone a reivindicar la verdad libre de tradiciones,
de dogmas inspirados en la Biblia, intenta reivindicar los hechos históricos;
se instaura una crítica histórica a la Biblia, la que es considerada por
algunos en los términos de máscara de supersticiones y de fanatismos.
Otros consideran que la religión invade el mundo llenándolo de
superstición y de fanatismo, haciendo de él un calabozo oscuro; en él, el
silencio es turbado por los clamores de la mentira o los sollozos que la
opresión arranca a los cautivos; la religión es considerada como opresión,
mentira y superstición, e impide que la luz de la razón en el mundo se haga
luminosa y que ilumine a los esclavos a quienes su estado de ignorancia, de
miedo y de credulidad los mantiene en una situación de esclavitud.
11.2. La búsqueda racional
de una religión más acorde con la tesis de la preeminencia y supremacía del
hombre.
La búsqueda de una religión más acorde con la primacía del hombre se
puede observar en fenómenos como el deísmo inglés, el teísmo roussoniano y en
la interioridad alemana.
Esta forma de religión propuesta por la Ilustración recupera el
humanismo y opone el valor de la vida terrena al valle de lágrimas; contra el
ser caído en el pecado original, y a causa de la condición humana y material
(idea propagada y aceptada en el Medioevo), la Ilustración opone al hombre
reivindicado; a la resignación y a la espera opone el esfuerzo personal para
salvarse; esta forma religiosa es reforzada en el siglo XVIII que se propone
repensar filosóficamente la idea de Dios. Además, la búsqueda de una nueva
experiencia religiosa acorde con la idea humanista se apoya en el deseo de
suprimir los dogmas, los milagros y las formas supersticiosas con las que la
religión ha enmascarado la idea de Dios.
11.3. La búsqueda
filosófica de una nueva idea de Dios.
La búsqueda filosófica de Dios reviste varias formas, estas son:
11.3. 1. El deísmo inglés.
Cuyo
inicio como movimiento coincide con el texto La cristiandad no misteriosa de J. Toland, donde se propone
explicar los principios epistemológicos propios de la teoría del conocimiento
de Locke aplicándolos al fenómeno de lo religioso, y con ello intenta
desmitificar los dogmas, los misterios y los milagros; además considera que el
contenido de la fe no puede separarse de la forma religiosa; así lo que se
discute no es solo el contenido de la verdad promulgada por un dogma sino como
dicha verdad llega a convertirse en una certeza; de lo anterior se desprende
que la revelación como tal no proporciona certezas sino que ella es una forma
de transmisión de una verdad cuyo fundamento objetivo hay que rastrearlo en la
razón humana.
De aquí que los ilustrados ingleses concluirán que la diferencia entre
la religión natural y la revelada radica en el modo de darse a conocer, ya que
la una es la manifestación interior y la otra es la manifestación exterior de
un Ser infinitamente Sabio, Poderoso y Bueno; la verdadera cuestión radica en
el hecho de que hay que pensar ese ser libre de toda consideración
antropomórfica. Por lo tanto la religión solamente tiene necesidad de Dios o de
la idea de Dios; un Dios que resuelva el enigma de la existencia del mundo
y del hombre, un Dios creador, un Dios
que no sea redentor, un Dios que no haga justicia, un Dios que no regale la
gracia, un Dios que no intervenga en la historia humana; en todo lo
anteriormente dicho se consigna la idea de Dios para el deísmo inglés. El que
influirá en Kant de tal manera que es este deísmo el que estará a la base de su
texto La religión dentro de los límites
de la razón.
David Hume ha contribuido con el deísmo ingles cuando reconoce que este
tipo de explicación del fenómeno religioso reconoce dos realidades: la externa
es la naturaleza y la interna que es la razón, que en una y en otra hay
manifestaciones de lo divino, pero reconoce que en esa afirmación de la
naturaleza hay un supuesto que es la naturaleza humana, la que es idéntica a sí
misma y que está equipada con conocimientos fundamentales de orden teórico y
práctico.
11.3.2. Así se hace necesario reconocer que para los ilustrados el punto
de partida es la crítica racionalista que exalta el yo, en su voz interior y de
esa manera aspira a sentir la presencia de la divinidad sin la mediación de la
Iglesia, ni de la religión, ni de la revelación.
11.3.3. Por otro lado, la crítica que instaura la ilustración contra la
religión conduce en algunos momentos al panteísmo cuando sostiene que no hay
nada en el Todo que no tenga sentido
a su manera, que no tenga sentimiento, que no tenga vida.
11.3.4. El problema de lo religioso en la Ilustración conduce a otra
franja de pensadores que van a negar la existencia de Dios, es decir al ateísmo;
ello lo hacen desde argumentos tales como la existencia del mal en el mundo es
la mejor prueba para negar la existencia de un Dios bueno y todopoderoso. La
pregunta sobre la existencia o inexistencia de Dios conduce a la pregunta ¿Qué
es un ateo? A lo cual responderán que el ateo es un hombre que destruye sueños
dañinos para el género humano con la intención de hacer volver a los hombres a
la naturaleza, a la experiencia y a la razón.
11.3.5. Además, esta polémica entre los límites de la fe y la razón fue
la causa para que algunos otros en la Ilustración no aceptaran la supremacía de
la razón sobre la fe, pero tampoco una supremacía de la fe sobre la razón, sino
que propugnan por igualdad de condiciones para la una y para la otra;
reconociendo que la razón ya no dejará de ejercer una función crítica hacia el
fenómeno de lo religioso.
12. La crítica del fanatismo.
¿Qué
es el fanatismo? Es el apego desmedido a los propios prejuicios, es la no
posibilidad para la discusión, ni la confrontación con lo que otros piensan, es
la agresividad y la violencia contra quienes piensan de manera diferente; el
fanatismo divide a los hombres y los enfrenta entre sí; del fanatismo han
nacido persecuciones, asesinatos, las guerras santas, del fanatismo han nacido
las cruzadas.
Desde esta perspectiva de la Ilustración el fanatismo es un elemento
esencial de todas las religiones positivas, en cuanto en nombre de una verdad
absoluta se creen y se sienten en la necesidad de perseguir a los demás. Para
los ilustrados la apertura de los hombres a las diferentes culturas,
costumbres, etc. es un medio para superar el limitado y propio punto de vista.
Según los iluministas todas las creencias son absurdas, a excepción de algunas
convenciones sobre verdades que son las verdades de razón.
Uno de los grandes triunfos de la Ilustración es el respeto por la
diversidad, a pesar de la universalidad de la razón y de la naturaleza humana.
13. La idea de la naturaleza.
La
crítica de las costumbres y de las instituciones históricas positivas conduce a
los ilustrados a la idea de naturaleza.
Más allá de cuanto la historia y la sociedad han creado de superficial y
arbitrario en el hombre, los ilustrados se proponen descubrir el núcleo natural
originario en las costumbres, en las modas, y en la sociedad en general. Para
ellos lo que es natural y originario es natural y racional, es decir, común a
todos los hombres. De ahí se desprende una idea común a todos los ilustrados:
la nostalgia por el estado natural y por el estado primordial del hombre.
Lo que es originario, natural y lo que es adquirido constituye uno de
los grandes intereses que jalonan la reflexión de los ilustrados, de ahí su
interés por las civilizaciones exóticas y salvajes, por los enfants sauvage (muchachos salvajes),
muchachos que viven en condiciones totalmente ajenas al contrato humano, de
aquí que nacen afirmaciones tales como el hombre nace bueno y la sociedad lo
corrompe, el carácter corruptor de la sociedad.
14. La omnipotencia de la educación.
La
búsqueda de la verdadera naturaleza y el desprecio por la civilización es la
causa de que se difundan convicciones como: la naturaleza humana es buena y las
instituciones sociales y políticas la corrompen. Gran parte de la literatura
ilustrada está permeada por la crítica a las instituciones y la desigualdad
social.
Los hombres se han hecho malos por el ambiente en que viven y por los
malos hábitos que adquieren; de ahí se desprende que una buena educación
secunde las inclinaciones naturales enviándolas a la sociedad; dicha educación
producirá hombres buenos y respetuosos de la libertad y de los derechos de los
otros; es tarea de la Ilustración hacer que la educación sea una cuestión social
y pública pagada por el Estado y ofrecida gratuitamente a todos los ciudadanos.
15. La concepción de la historia.
La
Ilustración tiene un fuerte sentido de la identidad y del influjo histórico de
su propia divisa, lo que queda definido mediante la confrontación con la época
que la precede. La historia adquiere una connotación universal y cosmopolita
con el iluminismo y con la ascensión de la clase burguesa. La historiografía
ilustrada redimensiona hechos como las guerras, los tratados diplomáticos, las
sucesiones al trono, etc. para concentrarse en el análisis de las costumbres,
de las instituciones, de las leyes de la economía de varios pueblos. Justamente
la historia universal constituye un típico producto de la Ilustración.
Es garantía para el progreso y para la emancipación la lucha entre las
luces y las tinieblas de la ignorancia, lo mismo que el desarrollo de la
técnica y de la industria; el aumento de la riqueza, la difusión de la cultura
son considerados instrumentos de felicidad y de mejoramiento del género humano.
16. La ilustración y la estética.
La
inquietud por racionalizarlo todo, siguiendo las huellas cartesianas, se
extiende hasta la estética. El esfuerzo de la Ilustración se concentra en
rastrear las leyes universales e inmutables en el campo de la estética. Por
esta razón es que durante mucho tiempo sobreviven las instancias estéticas
clásicas, que habían tomado cuerpo en el texto El arte poética de Boileau, y en Las bellas artes reducidas a un único principio de Bateux, los que
afirman que lo bello es objetivo y que subyace bajo los principios de
correspondencia, orden y de proporción. Para los ilustrados no es tan esencial
la sumisión de las cosas del mundo al intelecto, lo que sí es importante para
ellos es la relación con el sujeto que las contempla en la experiencia
estética: este es el ámbito en el que son buscadas las leyes.
El origen y la fuente de nuestro conocimiento y de nuestro saber es el
placer; esta relación sujeto-objeto como campo de la investigación estética y
la reacción del sujeto ante la obra, produce una renovación al interior de la
estética clásica. Mientras que para Boileau las reglas se encontraban fuera del
tiempo; para los ilustrados, los nuevos tiempos exigen una nueva forma de arte.
La guía de la estética iluminista poco a poco se convierte en la
naturaleza del hombre, no tanto la naturaleza de las cosas. Las consecuencias extremas
de este hecho son elaboradas por Hume, para quien no hay una escala de valores
estéticos invariables, la relación que subsiste entre el objeto y nosotros
mismos puede ser verdadera, aunque no es siempre igual, ya que no es objeto de
valor sino de gusto. Para la Ilustración, la manera como puede superarse la
estética clásica es planteando una estética del placer que se encuentra en lo
sublime, en lo feo y en lo pintoresco. También las cosas desagradables pueden
llegar a producir placer si el arte de la representación es perfecta, ya que
ello suscita en nosotros sentimientos placenteros; la vista de las desventuras y
de los sufrimientos de los otros llega a suscitar en nosotros una fuerza
interior de la que podemos llegar a ser conscientes. Básicamente en esto
consiste la compasión y la misericordia.
Unido a todo esto es la idea de que el arte suscita en el intérprete una
simpatía y una participación mayor de cuanto no pueda hacerlo la realidad.
Todos estos aspectos, que han brotado de la instancia crítica del iluminismo y
de la psicología del aspecto sensitivo, sobrepasan la instancia clásica y
anuncian temáticas propias del Romanticismo.
17. Wat ist Aufklärung? Estudio del
texto kantiano.
Frente a la pregunta sobre ¿Qué es la ilustración? Kant ha respondido
que es la liberación del hombre de su propia incapacidad.
Incapacidad es el hecho de que los hombres no se sirvan de su propia
razón, sino que siempre tengan una actitud de dependencia racional respecto a
otros, es la falta de decisión y valor para servirse por sí mismo de su propia
razón sin tener que depender de otro.
Kant, en su texto intenta llevar al hombre a recobrar conciencia de
dicha situación ¡ten el valor de servirte
de tu propia razón! sostiene que este es el lema de la ilustración.
Según el texto de Kant, el hecho de que unos se conviertan en tutores y
los otros en pupilos radica en la pereza y la cobardía, sabiendo aquellos que
la naturaleza hace tiempo los liberó de dicha situación. También plantea una
situación que la gran mayoría de los pupilos viven: ¡es mucho más fácil no
estar emancipado! ¡es mucho más fácil depender intelectualmente del otro!
Leer un libro sin la molestia de pensarlo, sabiendo que hay otros que
piensan por mí, para qué tomarme la molestia de pensar, estas pueden llegar a
ser las posiciones de quienes no piensan por ellos mismos, sino que dependen
del tutor. Además plantea Kant que hay tutores a quienes les conviene que el
oficio de la ilustración aparezca como algo muy difícil, además de peligroso.
Los tutores meten a los pupilos por unos caminos trillados de los que no les
conviene que salgan, mostrándoles los peligros que deben afrontar si se salen
de éstos. Dicho autor dice que tales peligros no son tan graves, después de
unas cuantas caídas los pupilos aprenden a caminar por sí mismos.
La incapacidad se ha convertido casi en la segunda naturaleza del
hombre, a él nunca se le permitió vivir la aventura de salir de la propia
incapacidad, a veces éste se acostumbra a repensar unas formulas, unos principios,
unos instrumentos, pero son estos mismos los que lo sujetan a su estado de
incapacidad.
Kant plantea que en su propia época es más fácil que el hombre se
ilustre por sí mismo, es casi inevitable que esto suceda. Aún los mismos
tutores que se han abrogado este derecho, en un momento determinado rompen el
yugo que los mantenía en dicha situación, y estos mismos se convierten en
defensores de la difusión de un espíritu racional propio de cada hombre y de su
vocación al pensar. Los pupilos llegan a incitar a los tutores para que salgan
de su propia incapacidad, de esta manera hay una especie de venganza de parte
de aquellos que bajo la dirección de los tutores, nunca se atrevieron a pensar
por sí mismos, por esta razón Kant plantea que el público llega a ilustrarse
por sí mismo.
Pero el hombre, además de servirse de su propia razón, dice Kant, debe
ser libre y atreverse a hacer uso de su libertad públicamente, libertad de
hacer uso público de su razón integralmente.
Kant insiste en que hay limitaciones en el ejercicio de la libertad del
hombre, sin embargo, se pregunta sobre ¿qué limitaciones pueden obstaculizar la
Ilustración? Responde a esta pregunta diciendo que el uso público de la razón
le debe estar permitido a todo hombre, esto es lo único que puede ilustrar a
los hombres; el uso privado puede ejercitarse con tal que no retrase la
ilustración de los seres humanos.
Kant distingue entre el uso público que es aquel que ejercita el maestro
para ponerse en función del gran público y el uso privado es aquel que el mismo
maestro ejerce en calidad de funcionario.
Sin embargo, reconoce que en muchos momentos es necesario un uso privado
de la razón, momentos en los cuales es necesario callar y más bien obedecer,
pero admite que dicho ejercicio de privacidad debe estar supeditado a un uso
común y total de la sociedad cosmopolita; el ejercicio privado de la razón no
necesariamente tiene que chocar con el ejercicio público de la misma. El
oficial debe obedecer la orden impartida porque está en función del bien común,
no racionalizar ni argumentar sobre la posibilidad o imposibilidad de cumplir
la misma, simplemente tiene que obedecer, pero no se le debe coartar la
posibilidad de que se exprese libremente, que en calidad de entendido haga
observaciones sobre el servicio militar y las exponga libremente.
Kant se pregunta si sería posible que una asociación se hiciera el juramento
de guardar dogmáticamente una determinada ley, precepto o doctrina sin que se
hicieran elaboraciones racionales sobre ello en un futuro, a lo cual responde
que no, ello sería a algo así como un crimen contra la naturaleza humana. Tal
actitud, aunque se pusiera como plazo una generación, sería imposible porque ello
estaría impidiendo el desarrollo y el mejoramiento de la humanidad. Esa actitud
dogmática tendría como consecuencia el hecho de impedir que se presentara una
mejora, un progreso hacia algo mejor. Ni un pueblo, ni una religión, ni un
hombre y mucho menos un monarca puede proponer tal cosa para su pueblo, ya que
una mentalidad legisladora asume como reto la voluntad del pueblo.
Kant se pregunta ¿es que vivimos una época ilustrada? Y él mismo
responde que no viven en una época ilustrada pero sí en una época de
ilustración; que falta mucho para que los hombres vivan de su propia razón
sobre todo en materia de religión, cada día son menos los obstáculos para la
propia ilustración general o la superación de los hombres, sostiene que “en
este aspecto nuestra época es la época de la ilustración o la época de
Federico”[9].
Luego Kant muestra las razones por las que su época es la época de la
ilustración o la época de Federico, enumerando las razones por las que éste es
un hombre de ilustración: porque no prescribe nada a los hombres en materia de
religión, porque los abandona al ejercicio de su propia libertad, porque aquel
rompió las ligaduras de tutela respecto al gobierno, y dejó a cada uno en
libertad de servirse de su propia razón respecto a las cosas que atañen a su
propia conciencia; Federico es un hombre ilustrado cuando tiene que luchar
contra aquellos pueblos extranjeros donde la autoridad se convierte en un
obstáculo para el uso de la propia razón.
Kant ha elaborado su reflexión respecto al tema de la ilustración,
teniendo en cuenta el estado de la religión en su época, pues esta ejerce una
tutela sobre los súbditos, algo que no sucede en materia de ciencia ni en las
artes. También aclara que esto es algo
que puede suceder en materia de legislación; por lo tanto cuando un gobernante
permite que sus súbditos expongan libremente sus ideas sobre hechos
legislativos, permite que expongan una mejor disposición sobre aquella, en este
sentido recalca la figura de Federico.
Kant muestra finalmente las paradojas en las que cae un pueblo cuando le
es permitido pensar con libertad o valerse de su propia razón: “un grado mayor
de libertad al pueblo, beneficia su libertad espiritual, pero le fija unos límites
infranqueables, ya que este grado de pensar del pueblo repercute en su sentir,
y en el trato digno y propio que se debe dar a la dignidad humana”.
18. Actualidad de la Ilustración.
18.1.
La
lectura foulcoltiana de la Ilustración.
Foucault
estudiando el texto de Kant ¿Wat ist
Aufklärung? Sostiene que Kant introduce en este texto un nuevo tipo de
cuestiones en el ámbito de la reflexión filosófica[10].
Lo que Kant plantea aquí por primera vez es la cuestión del presente y de
la actualidad: ¿qué es lo que ocurre hoy? ¿Qué es lo que pasa ahora? ¿Qué es
este ahora en el interior del cual estamos unos y otros y que define el momento
en que escribo? Kant trata de determinar un elemento de este presente, el que
tenemos que reconocer, distinguir, descifrar de entre otros ¿qué es lo que en
el presente tiene sentido para una reflexión filosófica? En la respuesta de
Kant se deja entrever que ese signo es portador de un proceso que concierne al
pensamiento, al conocimiento y a la filosofía; de la misma manera muestra que el
mismo autor forma parte de este proceso y desempeña una función; el autor es,
al mismo tiempo un elemento y un actor. Foucault resume el texto diciendo que:
“el texto de Kant deja traslucir la cuestión del presente como suceso
filosófico, que el filósofo tematiza y al cual pertenece”[11].
La filosofía, como práctica discursiva, tiene su propia historia; esta
práctica discursiva es planteada como problema, desde su actualidad y desde el
hoy, surgen así inquietudes como el sentido y el valor de dicho presente, el
que es a la vez un suceso. La cuestión de fondo para el filósofo ya no es
reclamarse a una determinada doctrina, tradición o a una comunidad humana en
general, sino que en el texto kantiano sobre la Ilustración el tema central es
la problematización del filósofo dentro del contexto de su pertenencia a un
determinado “nosotros”. Foucault nos dice en su estudio sobre el texto kantiano
que: “la filosofía como problematización de una actualidad, y como
interrogación hecha por el filósofo de esta actualidad de la que forma parte y,
con relación a la que tiene que situarse, todo esto podría muy bien
caracterizar a la filosofía en tanto que discurso de la modernidad y sobre la
modernidad”[12].
¿Cuál ha sido la manera como la modernidad, antes de este texto de Kant,
había sido planteada? La cuestión de la modernidad había sido planteada a la
luz de un eje bipolar: el de la antigüedad y la modernidad, bien bajo la forma
de la autoridad que se debe aceptar o rechazar: ¿Qué autoridad aceptar? ¿Qué
modelo se debe seguir? También ha sido estudiada bajo la forma de una
valoración comparada ¿Son los antiguos superiores a los modernos? ¿Hay una
cierta decadencia de los modernos respecto a los antiguos? Y concluye Foucault diciendo
que: “se ve emerger una nueva manera de plantear la cuestión de la modernidad,
no ya en una relación longitudinal a los antiguos sino en lo que podría
denominarse una relación ‘sagital’ a la propia actualidad”[13].
El discurso filosófico debe tener en cuenta su propia actualidad para
encontrar en ella su propio lugar, para desvelar su sentido, tratando de
especificar la acción que puede ejercer al interior de esta. Kant ha sido el primero
que se ha planteado la modernidad desde este sentido en su texto ¿Wat ist Aufklärung?
Foucault propone, a partir de su método genealógico, explorar no la
cuestión de la noción de modernidad sino la modernidad como cuestión. El punto
de partida para interrogar la modernidad como cuestión es la ubicación del
texto de Kant dentro de un contexto más amplio: el siglo XVIII: este siglo se
ha denominado a sí mismo como Aufklärung,
destacando con ello un proceso especifico, del que ha sido consciente, situándose
con relación a su pasado y su futuro y destacando las operaciones que debe ejercer
dentro de este presente.
La Aufklärung es la época que
se nombra a sí misma, a partir de un suceso que es propio de la historia
general del pensamiento de la razón, del saber y en el cual ella ejerce su
propia función: “la Aufklärung es un
período que formula su propia divisa, su propia preceptiva, que dice lo que
tiene que hacer, tanto en relación a la historia en general del pensamiento,
como en relación a su presente y a las formas de conocimiento, de saber, de
ignorancia y de ilusión en las que sabe reconocer su situación histórica”[14].
En este texto aflora una función que caracterizará a la filosofía
moderna (cuyo comienzo se sitúa a finales del siglo XVIII) y desde entonces,
desde hace dos siglos, una forma de hacer filosofía: interrogarse sobre su
propia actualidad.
Kant no olvida el tema de la actualidad, es muy importante saber que él
aborda este tema, porque le han hecho la pregunta ¿qué es la Aufklärung de la que hacemos parte? Él
nuevamente lo retoma cuando reflexiona sobre un tema del que nunca dejo de
cuestionarse: la revolución francesa.
Tema que es replanteado a raíz de una pregunta que desde 1794 formaba parte de
la discusión filosófica alemana: ¿qué es la revolución?
A raíz de un texto escrito en 1798[15]
sobre si existe un progreso constante del género humano, texto que surge por el
planteamiento de las relaciones que existen entre las diferentes facultades,
Kant responde que es preciso determinar si existe una causa posible de este
progreso, una vez determinada esta posibilidad es necesario mostrar que esta
actúa efectivamente, para lo cual es necesario extraer un acontecimiento determinado
que muestre que ella actúa realmente. Un suceso es lo que determina si la causa
actúa eficazmente. Se hace necesario aislar en el interior de la historia un
suceso que tenga el valor de un signo.
El signo manifiesta una causa permanente que a lo largo de la historia
ha guiado a los hombres en la vía del progreso. Causa que ha actuado en el
pasado (rememorativa), que actúa en
el presente (demostrativa), y que
actuará en el futuro (pronóstico),
sólo así el signo demuestra que es causa constante, tendencia general del
progreso humano, Foucault concluye diciendo que: “esta es la cuestión: ¿existe
a nuestro alrededor un suceso que sería rememorativo, demostrativo y pronóstico
de un progreso permanente que arrastrará al género humano en su totalidad?”[16].
Kant da el valor de signo rememorativo, demostrativo y pronóstico a la
revolución.
Para Kant la revolución es signo cuando se hace espectáculo, cuando es y
como es acogida por los espectadores en la periferia, que aunque no participan
en ella, la contemplan y asisten a ella para lo mejor o lo peor pero dejándose
arrastrar por ella. Lo que hace que la revolución sea un signo, no es el
fracaso o el triunfo alcanzado por los implicados en ella, lo que hace que la
revolución sea un signo del progreso humano no es el fracaso o el triunfo
alcanzado en ella. Lo que constituye este carácter de signo es que alrededor de
ella surge una simpatía generalizada que toca el entusiasmo. Lo importante de
la revolución no es la revolución en sí misma, sino lo que pasa por la cabeza
de quienes no la hacen.
El entusiasmo por la revolución es signo, según Kant,
de una disposición moral de la humanidad [....] la revolución como espectáculo
y no como gesticulación, como centro de irradiación de entusiasmo para los que
asisten a ella y no como principio de conmoción para los que participan en
ella, es un signum rememorativum, pues revela esta disposición presente desde
los orígenes; es un signum demostrativum puesto que pone de manifiesto la
eficacia presente de esta disposición; y es un signum pronosticum ya que si
bien existen resultados de la misma que pueden ser constatados, no se puede
olvidar la disposición que se ha manifestado a través de ella[17]
Dos elementos enraízan el proceso de la Aufklärung: la constitución política elegida por propia voluntad de
los hombres, y una constitución política que evite la guerra. Para Kant la
guerra y la Aufklärung son
acontecimientos que no pueden ser olvidados.
Foucault sostiene que estas cuestiones ¿Qué es la Ilustración? Y ¿Qué es
la revolución? son las dos formas bajo las cuales Kant ha planteado el problema
de su propia actualidad, cuestiones que acechan la filosofía contemporánea
desde el siglo XIX.
La Ilustración no es sólo un episodio en la historia de la idea, ni de
la cultura, ella es la cuestión que inaugura la modernidad europea, un proceso
permanente que se manifiesta en el desarrollo histórico de la razón, en la
evolución y la implementación de las formas de racionalidad y de la técnica, en
la autonomía y la autoridad del saber. Es algo que en nuestro pensamiento se
inscribe desde el siglo XVIII.
Según Faucault, Kant ha fundado las dos grandes tradiciones críticas
entre las que se mueve la filosofía moderna: por un lado, ha planteado la
cuestión de las condiciones bajo las cuales es posible un conocimiento verdadero,
a partir de ahí existe todo un movimiento filosófico que se puede denominar analítica de la verdad.
Por otro lado, Kant ha inaugurado una racionalidad que se inquieta y se
pregunta por la actualidad. Es lo que según Faucault se puede llamar en la
filosofía contemporánea una ontología de
la actualidad, una ontología del
nosotros mismos, una ontología del
presente.
La cuestión filosófica que nos ocupa en el momento presente, es la
cuestión de una filosofía critica que aparece como una filosofía analítica de
la verdad en general, y la cuestión de una filosofía crítica que opte por una
ontología del nosotros mismos, una ontología de la actualidad; una forma de
hacer filosofía que, desde Hegel hasta la escuela de Frankfurt, pasando por
Nietzsche y Max Weber, ha fundado una forma de reflexión en la que se inscribe
Michel Foucault.
18.2.
El
gran legado de la Ilustración.
El
problema que la Ilustración deja planteado para las épocas posteriores es el
ejercicio de la crítica, y una crítica frontal a los estatutos establecidos
contra una forma de pensamiento y una ideología que tiende a estabilizarse;
podría decirse que el gran legado que la tradición planteó para la posteridad
fue la crítica radical. También puede decirse que mientras al ser humano le
esté permitido ejercitar la crítica contra el estatus establecido, entonces le
está permitido ilustrarse. Esta permitido hablar de Ilustración solo en
aquellos casos en los que se puede criticar a la crítica.
18.3.
¿Tiene
sentido seguir hablando hoy de Ilustración?
La
Ilustración es un modo de proceder que analiza, cuestiona y critica; no es y no
puede ser metodología que llegue a imponerse de forma dogmática; ella es una
posición en la que el ser humano, entendido como ser que ejecuta la razón, la
crítica, que analiza, cuestiona y juzga cualquier tipo de dogmatismo; en este
sentido, puede decirse que la razón, en cuanto es una facultad humana, llega a
adquirir plena autonomía; durante la época moderna, la razón alcanza, a través
del ejercicio de la autonomía, su más alto grado de desarrollo.
Con
lo anteriormente dicho, puede decirse que, a partir de la Ilustración, la razón
adquiere el poder de legitimarse a sí misma; la razón se justifica y se
legitima a sí misma; ella no necesita de agentes externos para justificarse ni
para legitimarse; la razón, a partir su continuo proceso de autocrítica termina
autoconstruyéndose a sí misma.
Podría decirse que la razón nunca está satisfecha de sí misma, la época
moderna empieza con el reconocimiento del hombre como ser libre, autónomo y
racional; con ello empiezan a surgir, en el orden filosófico, temas como:
sujeto-objeto, el sujeto construye el objeto, el objeto edifica e ilustra al
sujeto, el sujeto remite al objeto y este es el que remite permanentemente a
él; estos temas nunca terminaron por ser resueltos durante la época moderna,
temas que, según muchos de los pensadores modernos, terminan haciendo
referencia a un problema fundamental ya tratado por Kant ¿Qué es el hombre?
Efectivamente, es Kant quien tiene la capacidad de llevar toda esta
discusión a su núcleo central que es el hombre; Kant es quien, mediante el
estudio de la razón ilustrada, desarrolla el discurso antropológico; él
partiendo del yo singular llega a afirmar al sujeto universal. Salto que podría
denominarse del yo al hombre. A partir de entonces, desde Kant hasta nuestros
días el problema acerca del hombre ha dominado todo el marco de la filosofía
contemporánea, desde la escuela de Frankfurt y sus conceptos de razón
instrumental, razón unidimensional y razón unificante, pasando por el
existencialismo, el personalismo, el vitalismo, y llegando hasta el giro
lingüístico, la semiótica, el estructuralismo, el postestructuralismo y la
hermenéutica; a partir de Kant, el pensamiento filosófico ha girado en torno a
la cuestión del sujeto humano o el principio de la subjetividad. La pregunta
que permanece es ¿cómo se justifica ese principio de subjetividad que es
fundamental para todo lo demás?
18.4.
La
subjetividad como principio.
Desde
la filosofía contemporánea, autores como Habermas, Apel, Rawls, Lorenzen o
Agnes Heller plantean la cuestión del salto que se puede dar desde una
propuesta filosófica que analiza el sujeto desde su propia conciencia
individual hasta una propuesta filosófica de la intersubjetividad; en otros
términos, se trata de fundamentar al sujeto visto y tratado como objeto pero
dentro de un contexto de la intersubjetividad[18]
o lo que se podría llamar una intersubjetividad dialógica, una filosofía de la
conciencia, tal y como la propuso Kant, desde la subjetividad trascendental,
debería resolverse en una propuesta de la intersubjetividad y de la
comunicación.
18.5.
El
hombre como problema para el pensamiento ilustrado.
Kant
tuvo la valentía de proponer el hombre como un problema para la filosofía
moderna; con ello habría de inaugurar el discurso antropológico o la
antropología, los ecos de este discurso empiezan a sentirse en pensadores como
Hegel que lo colocan en un trasfondo histórico; mientras que el sujeto kantiano
es de orden trascendental, el sujeto hegeliano es de orden subjetivo-histórico.
Marx, siguiendo las huellas de Hegel, colocará el hombre dentro de un contexto
histórico-social-político y revolucionario. Nietzsche instaura toda una crítica
contra Kant y ubicará al hombre dentro de un contexto irracionalista, volitivo
e instintivo, un sujeto irracional. Adorno y Horkheimer hablarán del sujeto
como alguien que se encuentra sumergido en el juego paradojal entre la
totalidad y la individualidad, la falta de conciencia y la toma de conciencia,
la masificación y sus procesos alienantes. Un hombre que ha reducido el modelo
de la razón kantiana a razón unificante, razón instrumental, razón
unidimensional.
Nietzsche intentó demostrar que entre razón y poder existe una relación
muy profunda y que ambos elementos tienden a camuflarse bajo la forma de la
máscara; su gran proyecto genealógico consistió precisamente en desarticular
dicha relación bajo la figura de esencia y apariencia, ser y aparecer.
Nietzsche, además planteó el problema de la razón en términos de verdad,
pero una verdad que camina hacia su propia autodestrucción, ya que cuanto más
se acerca la razón a la verdad se encuentra con la sinrazón. En este sentido,
Nietzsche planteó el tema del nihilismo occidental propio de la época moderna y
que luego retomarán Horkheimer y Adorno al plantear la serie de sinsentidos
que, en la época contemporánea, ha ocupado la dialéctica de la Ilustración,
llamándola dialéctica negativa. La razón, según estos pensadores, en su
peregrinar hacia la razón y el sentido termina encontrando el sinsentido y la
sinrazón.
Según lo anterior, es necesario afirmar que si el pensamiento ilustrado
quiere seguir siendo razón crítica tiene que rechazar cualquier tipo de
ideología que la haga sucumbir en un dogmatismo. De aquí se desprenden dos
cuestiones: la primera es considerar que el problema acerca de lo que sea la
verdad es una cuestión puramente académica, teórica, intelectual o incluso
filosófica y no más bien una cuestión práctica, un ejercicio del poder, y un
poder que se ejercita de modo efectivo. La otra cuestión que se desprende es la
que tiene que ver con la renuncia a una visión cerrada y conclusa del mundo.
Según esto, muy pocas propuestas filosóficas contemporáneas estarían dispuestas
a concebir el mundo como un proyecto concluso y cerrado a otras posibilidades
ulteriores para su desarrollo y despliegue.
Según lo que se ha dicho hasta aquí, es necesario reconocer que nos
situamos en una época postmoderna que coincidiría con lo que se puede también
llamar una época postilustrada. El gran proyecto que propuso la Ilustración fue
desarrollar los grandes ideales racionales presentados por los pensadores
racionalistas.
18.6.
¿Puede
la razón realizar los proyectos que se propusieron desde la Ilustración?
Los
pensadores que se ubican en el periodo de la Ilustración, estaban convencidos
que los proyectos planteados por la razón podían desarrollarse y cumplirse
históricamente. En la época postmoderna existen pensadores que están dispuestos
a afirmar que la realización de estos proyectos puede ser posible, mientras que
también los hay que consideran que esto no sea posible.
La cuestión de fondo que parece plantearse en el debate entre lo moderno
y lo postmoderno es si continúa siendo posible la realización histórica de los
proyectos racionales que se plantearon los filósofos ilustrados. A fin de
cuentas, la cuestión central sigue siendo de orden racional: se pueden realizar
los proyectos racionales en una época que ya no es la moderna ni tampoco parece
ser la época postilustrada ni de ilustración. Será que esta cuestión está
invitando a dar el salto hacia algo que está más allá de la razón y que la
misma razón ilustrada no alcanzó a ver en toda su totalidad como sí la vemos
hoy dos siglos después. Hay que reconocer con Nietzsche que la época de la
razón ha terminado con el final del hombre clásico y que estamos en la época
del súper-hombre, pero este a su vez, tiene que ser comprendido de otra manera
que no sea la manera clásica de concebirlo.
El problema que Habermas propone es que la razón ya no se define en los
términos de una filosofía que pretenda analizar y profundizar la conciencia,
sino que la razón debe definirse en los términos de intersubjetividad y
comunicación.
18.7.
Hegel
y el discurso sobre la modernidad.
Con
Hegel comienza propiamente el discurso filosófico sobre la modernidad; Hegel es
el filósofo que ha desarrollado una filosofía que trata el tema de la
modernidad[19];
es la época en la que la razón ha llegado después de un largo proceso a
autoestabilizarse y autoconvencerse de su puesto y de su posición: Hegel
“descubre” como principio de la nueva época, de la edad de la razón, la
“subjetividad” como “universal concreto”, mejor dicho, como totalidad concreta
que comienza su singularidad por la historia, después de reconocida la
fragmentación de la unidad de la conciencia del hombre”[20].
Hegel va a tratar el tema del hombre, que había sido tratado por Kant desde
el punto de vista de una manera abstracta y trascendental, básicamente es una
subjetividad trascendental, un universal concreto; para Hegel, el hombre es el
singular concreto que empieza a ser plenamente hombre cuando se sumerge, como
singular concreto, en el devenir histórico; en este sentido, puede decirse que
Hegel, en el singular concreto, en el sujeto, en el ser humano, realizado
históricamente, ve que se concretiza el ideal antropológico proclamado por la
modernidad en su conjunto, aparece como expresión de la subjetividad[21].
Para Hegel, la época moderna es el momento en el cual el hombre es visto
desde la conciencia moral, desde la religión y el arte; es la época en la cual
las instituciones, el derecho y la justicia pueden analizarse como si fueran
expresiones del espíritu subjetivo.
Pero Hegel no se limitó solamente a descubrir, describir y
conceptualizar un principio único a partir del cual se pudieran explicar todas
las épocas históricas; su labor titánica consistió en: haber buscado un principio
de inteligibilidad de diferentes etapas históricas. La filosofía se limitó a
ser autoconciencia de una época”[22].
Hegel tuvo el mérito de haber descubierto la importancia que tiene el
sentido de la historia para todo el pensamiento actual y del cual hace parte
esencial: el pensamiento actual descubre todo su sentido cuando es capaz de
descubrir el sentido histórico que le es inherente.
Hegel ha sido el primer pensador que ha experimentado, de modo pensante,
la historia del pensar occidental; con esto, este pensador ha hecho que el
tiempo, entendido desde el punto de vista histórico se convierta en un tema
filosófico. Con este gran proyecto, Hegel ha descubierto que la historia de la
filosofía, la historia del pensar ha estado unida a dos conceptos: de continuidad,
ruptura y crisis. Esto implicó el hecho según el cual con Hegel y el
Romanticismo es posible “atreverse a pensar sin certezas recibidas de la
tradición o de cualquier otro tipo”[23].
A partir de la propuesta filosófica de Hegel, el proyecto que propuso la
Ilustración aparece como un proyecto dialéctico negativo asociado a la crisis,
a la ruptura y en muchos casos, al pesimismo; podría decirse que, así, el
proyecto propuesto por la Ilustración continua su camino; esta es la razón por
la cual Schiller, Schelling y los románticos ven en la figura del arte una
tabla de salvación; el arte es aquella experiencia estética en la que se junta
lo irreconciliable; lo que en la realidad no se puede conciliar, el arte llega
a presentarlo como unidad y conjunto en la obra.
18.8.
Nietzsche
y el discurso sobre la modernidad.
El
problema expuesto anteriormente, desde la perspectiva hegeliana, radica en el
hecho según el cual Hegel ni sus seguidores se atrevieron “a formular
cuestiones y preguntas claves a la conquista de la modernidad y al principio de
la libertad subjetiva en que se fundamenta la razón”[24].
Por el contrario, Nietzsche sí se atrevió a realizar este proyecto, este
pensador intentó invertir la tradición; el antihumanismo que propuso se
convirtió en el auténtico desafío que debía afrontar el discurso sobre la
modernidad, por esta razón, este pensador puede perfectamente llamarse la
puerta de entrada a la postmodernidad, él es quien propicia todos los elementos
y herramientas que conducen a todos los desarrollos negadores de la razón.
En la propuesta filosófica de Nietzsche puede encontrarse un rechazo a
todos los discursos que en la modernidad se proclamaban como emancipatorios;
rechaza un análisis del concepto de razón y del cual pudiera salir renovada;
contra la razón propugnada por la modernidad, como voluntad de poder, Nietzsche
propondrá una inversión de todos los valores, la muerte de la metafísica y un
nuevo ideal de hombre; este proyecto propuesto por Nietzsche tendrá o
encontrará en el arte su gran aliado.
Nietzsche alcanza este objetivo porque es capaz de realizar un proceso
homogéneo de todas las épocas históricas y con ello intenta escapar a la
dialéctica de la Ilustración. Así la modernidad queda reducida a ser una época
de la historia de la filosofía que se propuso criticar radicalmente la época
antigua y a devolver todo tipo de pensamiento mitológico.
Con el discurso nietzscheano la razón paso a convertirse en sin-razón y
le negó todo tipo de posibilidad de salir de sus propios límites, encerrada en
un círculo repetitivo que él mismo llamó eterno retorno de lo mismo. Con
Nietzsche, la razón no encuentra la posibilidad del arraigo ni del descanso,
está limitada a repetirse indefinidamente sin darse cuenta de su eterna
repetición de los mismo. Nietzsche inaugura así un discurso que no puede dar
cuenta de su propia posición ni de su propio lugar, en un discurso carente de
fundamento y de referentes ya que no puede definir un sistema filosófico o
científico que le sirva de referente.
18.9.
Heidegger
y el discurso sobre la modernidad.
Heidegger,
siguiendo en muchos aspectos la propuesta nietzscheana de la voluntad de poder,
ha llegado a negar la posibilidad de la fundamentación de una razón que se
fundamente a sí misma, fundamentación que Heidegger hace coincidir en el sujeto
respecto al objeto. En sus propias palabras Heidegger sostiene que el ser ha
sido reducido a dato objetivo, a mero objeto, el ser se ha reducido a ser un
dato lógico-técnico, representativo y tal vez objetivo, y con ello el yo ha
quedado supeditado a ser esclavo de la técnica, en este sentido puede
aseverarse que la subjetividad absoluta, a causa del cogito moderno, se ha
hecho absoluta convirtiéndose en objetividad absoluta, la llamada libertad del
yo, se ha convertido en esclavitud técnica[25].
Para Heidegger, la figura de la identidad moderna, basada en la
subjetividad cartesiana, genera violencia, esta ha sido una idea que ha tenido
una gran acogida entre aquellas propuestas filosóficas que estudian el tema de
la diferencia.
Según este panorama, el nihilismo es un proceso que no se puede detener,
este ha demostrado que el sujeto no puede unificar las diferencias desde un
principio unificador, desde aquí, desde este sujeto unificador que no puede
armonizar las diferencias, se genera la violencia, el rechazo y la marginación
hacia todo aquello que no haga parte de la identidad ni del principio
unificador, según esto, el mundo moderno parece haber hecho imposible la idea
de fundamentación.
El problema que surge es el siguiente a la filosofía solo le quedan tres
posibilidades: el de la crítica, que ya ha sido inaugurado desde la modernidad
por el movimiento ilustrado o el camino interminable hacia el pensar previo y
preparatorio que ha inaugurado la propuesta heideggeriana, al realizar un viaje
inusitado hacia el pasado, donde va en busca del pensar previo que determina el
pensar occidental y con ello a la filosofía. La tercera alternativa se
desprende de la primera posibilidad y es la que Hegel planteaba al decir que la
razón tiene que seguir siendo crítica y al no detenerse ante ninguna aporía, va
siempre en la búsqueda de la reconciliación poniendo fin a todo tipo de
contradicción. Esto implicaría que la filosofía contemporánea tendría
reivindicar el carácter crítico normativo que planteó la Ilustración y
considerar, con Hegel, que el hombre es quien realiza el drama de la historia,
el sujeto es el autor de la historia.
18.10.
Las
preguntas que quedan planteadas.
¿Qué
papel juega el sujeto en la modernidad? ¿cuál es el puesto de la razón en la
modernidad? ¿cuál es el papel de la ética o la filosofía práctica? ¿cuál es
legado de la modernidad para la postmodernidad? ¿desde dónde habla uno cuando
pretende leer a los clásicos?
La Ilustración en Alemania sirvió, desde el punto de vista ideológico,
para perpetuar los fines del absolutismo feudal de los pequeños Estados
germánicos y a los fines de los revolucionarios burgueses que entonces que
entonces se organizaban ideológicamente. La burguesía alemana no fue capaz de
superar los pequeños intereses de estamentos y por lo tanto no desarrolló unos
interés comunes y nacionales. Esto hizo que en Alemania el fenómeno de la
Ilustración fuera algo complejo, contradictorio y ambiguo; por lo tanto, puede
inferirse que quienes en el siglo XVIII hablan sobre el fenómeno de la
Ilustración estén influenciados en sus posiciones por sus interese políticos.
Las posibles interpretaciones que se hacen sobre el fenómeno de la
Interpretación tal y como se vivió en Alemania difieren, ya que unas son de
carácter crítico, otras de carácter conservador, las hay que se preguntan
acerca de si la Ilustración es un fenómeno social o democrático.
¿Cuál es la situación de Alemania en el siglo XVIII? Esta pregunta es
fundamental porque sobre este trasfondo situacional dialogan, disputan y
proponen autores alemanes que tratan el tema de la Ilustración. En la Alemania
del mencionado siglo, las clases sociales que se apoderan de la cultura son
burguesas y aburguesadas; estas encarnan caracteres tanto revolucionarios como
racionalistas, surge además para esta época, un nuevo tipo de intelectual que
niega los vínculos con la tradición, con lo convencional y que tiene poca
influencia en la realidad política y social. Este nuevo tipo de intelectual
lucha contra el racionalismo, del cual se cree y se siente portador; por esta
razón, se encuentra una mezcla de características conservadoras y
revolucionarias, con rasgos progresistas y liberales. El proyecto original de
la Ilustración consistió básicamente en creer que la razón tiene el suficiente
poder para conquistar y dominar la realidad.
[1] Lessing, G.E. Acerca de la verdad. En: ¿Qué es la Ilustración? Ed. Tecnos.
1999. Madrid. Pp. 67-69
[2] Mendelssohn, M. Acerca de la
pregunta: ¿A qué se llama ilustrar? En: ¿Qué es la
Ilustración? Op.
Cit. Pp. 11-17.
[3] Herder. J.G. La idea de
humanidad. En: ¿Qué es la Ilustración? Op. Cit. Pp. 61-67
[4] Kant. Emmanuel. ¿Qué es la
Ilustración? En: Filosofía de la
historia. FCE. 1987. Pp. 25-38. También puede encontrarse en: Qué es la Ilustración. Ed. Tecnos. 1999. Madrid. Cit. Pp. 17-26.
[5] Mendelssohn, M. acerca de la pregunta: ¿a qué se llama ilustración?
Cit.
[6] Revista mensual de Berlín
del mes de septiembre de 1784.
[7] Aunque en un comentario que hace Hamann al texto kantiano sostiene
que el otro al que está sometido el hombre menor de edad es el tutor, el
maestro, el guía espiritual… incluso en el texto de este autor puede verse como
hasta el mismo Kant es tildado de tutor, a este respecto léase: Johann Georg
Hamann. Carta a Christian Jacob Kraus.
En: ¿qué es la Ilustración? Op. Cit.
[8] Bello, Eduardo. La
aventura de la razón: El pensamiento ilustrado. 53ss. Editorial Akal.
19971. Madrid. Citado AR.
[9] Kant, Emmanuel. Wat ist Aufklärung? 35. En Filosofía de la historia.
Traducción española. 1987. FCE. México.
[10] Nos detendremos a reflexionar en el mencionado texto de Foucault,
el que se puede encontrar en Dits et
ecrits, aunque también hay una traducción del texto en la revista de
sociología de la universidad autónoma latinoamericana, # 8-9 de 1985, texto que
aparece bajo el título de Un curso
inédito. 90-95. Citaremos el primer texto que mencionamos. De ahora en
adelante lo citaremos con la sigla WIA.
Teniendo presente que estamos refiriéndonos al texto de Foucault.
[11] Foucault, Michell. WIA, 199
[12] Faucault, Michell. WIA, 199
[13] Faucault, Michell, WIA, 200
[14] Foucault, Michell. WIA,
201.
[15] El texto de Kant es Si el
género humano se halla en progreso constante hacia mejor, texto incluido en
la disputa de las facultades y que
corresponden al volumen V de las obras completas de Kant ed. De P. Gedan, W.
Kinkel, G. H. Kirchmann. Etc. La nota es del traductor del texto de filosofía
de la historia de Kant.
[16] Faucault, Michell. WIA, 202.
[17] Faucault, Michell. WIA, 204.
[18] Maestre, Agapito. ¿Qué es la
Ilustración? Textos varios. Estudio preliminar XV).
[19] Maestre, Agapito. ¿Qué es la
Ilustración? Textos varios. Estudio preliminar XVII).
[20] Op. Cit. XVIII.
[21] Op. Cit. XVIII.
[22] Op. Cit. XXIX,
[23] Op. Cit. XXX.
[24] Op. Cit. XXXI.
[25] Cf. Op. Cit. XXXIII.
El principio de acción de la modernidad continúa vigente, un dominio de la realidad por obra de la razón, muestra de ello es la carrera por la vacuna anti-covid, la carrera espacial, los desarrollos en tecnología digital, IA, metaverso. La técnica actua desde las sombras y todos hacemos parte de sus avances. Nuevos retos han surgido, pero el proyecto moderno no ha acabado.
ResponderEliminaragradezco tu aporte, creo lo mismo, el proyecto de la modernidad aún no termina, creo que eso lo compartimos tanto con Habermas como con Vattimo puede que no con Lyotard, gracias Dani, fuiste un buen alumno en el curso.
EliminarTodo fomentó la confianza en la razón y la ciencia, lo que influyó en la formación de la democracia, la separación entre la iglesia y el estado, a parte de los derechos humanos. El sujeto se empoderó como agente de cambio y promovió la idea de libertad y pensamiento autónomo
ResponderEliminaren el fondo se trata de una nueva concepción del ser humano, que siendo considerado sujeto trascendente por Kant o sujeto pensante por Descartes, hoy sigue siendo el mismo sujeto pero prolongado en la ciencia, la tecnología, la digitalización y la inteligencia artificial, como humanistas creo que estamos llamados humanizar estos fenómenos contemporáneos
EliminarLa ilustración entendida desde la contemporaneidad, se comprende como un modo de proceder que analiza, cuestiona y critica la actualidad, debatiendo sobre la posibilidad de realizar los proyectos racionales que se plantearon en la época.
ResponderEliminares válida tu apreciación y creo que en tus palabras has expresado una buena síntesis de lo que quise expresar en el documento, valoro tu aporte
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ResponderEliminarLa contemporaneidad entiende a la ilustración como la generadora de un problema que aún no logramos resolver, algo que les quedó faltando a los modernos por preguntarse y que aún así no lo hicieron críticamente.
ResponderEliminarese fue uno de los grandes logros de la Ilustración: generar problemas que no son sólo epocales sino que planteó problemas que aún perduran con el paso del tiempo y que siguen siendo irresolubles. gracias por tu aporte.
Eliminarla ilustración consiste en creer que la razón tiene el suficiente poder para conquistar y dominar la realidad, entendiéndose, que el hombre con carácter y capacidad de revolucionar cada pensamiento es el que tendrá el mando. Más que considerar una reflexión filosófica es el hecho de poder ir en un camino de madurez que permita ver de manera objetiva la realidad no embaucándose solamente en la tradición o en la conveniencia. El centro de la ilustración es el criterio racional que tiene el hombre para poder sobrevivir en el mundo.
ResponderEliminarcreo que es el mismo ejercicio de la razón el que permite ir alcanzando esa madurez de la que hablas en tu comentario, creo que también eso es lo que pretendían tanto Kant como Foucault cuando escribieron acerca del tema de la Ilustración.
EliminarLa ilustración en la contemporaneidad es un tema fascinante que se encuentra en la intersección de la filosofía, la cultura y el pensamiento contemporáneo en nuestra sociedad actual, la ilustración ha adquirido un papel fundamental en la expresión artística a través de imágenes y proyectos visuales, los ilustradores contemporáneos exploran e interpretan los desafíos y retos que enfrentamos como sociedad.
ResponderEliminartienes toda la razón al decir que la Ilustración está en el entrecruce de esos tres ejes: la filosofía, la cultura y la contemporáneidad, lo mismo que el tema del arte y de la estética y los grandes desafíos de la sociedad. agradezco Juan David el aporte, creo que has comprendido el tema que propuse en el texto.
EliminarLa comprensión de la Ilustración en la cultura contemporánea es un tema de gran relevancia, ya que este periodo histórico ha dejado una profunda huella en la forma en que entendemos la razón, la autonomía del conocimiento y la crítica.
ResponderEliminarabsolutamente de acuerdo contigo, los ilustrados trataron de proponer una forma de pensamiento que perdurara a través del tiempo. agradezco tu comentario.
EliminarMe llama mucho la atención la forma de ver la ilustración como una forma emancipatoria y liberadora de la razón; sin embargo, este texto despertó en mi una inquietud y es si será que la
ResponderEliminarVisión kantiana de la guerra y la revolución, hechos considerados por algunos como macabros y aterradores, como un signo de la ilustración es lo más adecuado, o ¿no será que estos hechos son planteados de una forma utópica como forma de liberarse para justificar las injusticias que en ellos se efectúan y como una forma de evitar el reproche de los adeptos a la misma? Porque es cierto que la razón busca no ser coaccionar, pero puede que la violencia de esa lucha lo que haga es una nueva coacción hacia los mismos seguidores de la ilustración y se convierta en un simple medio de control de las mentes para un fin pragmático de quienes encabezan dicho pensamiento; pienso que sería bueno analizar esto y sacar conclusiones, para que no vayamos a salir de un dogmatismo para caer en uno nuevo, pero bellamente formulado.
Por cierto, muchas gracias por tan invaluable tesoro que es este texto.
estimado Juan Esteban, lo que Kant ve en la revolución francesa es que es un signo de emancipación, él no se fija tanto en lo macabro y horrendo de la revolución sino en los ideales que busca la revolución, recuerda que son tres los ideales: justicia, fraternidad y libertad, la búsqueda de una forma de vida mas acorde con la condición humana es lo que ha inspirado la revolución francesa y eso es lo que Kant ve en ella.
Eliminarpor otro lado, Kant dice que la revolución además de buscar algo bueno para el hombre genera expectativas en aquellos que están contemplando las posibilidades de cambiar su modo de vida por un modo de vida mejor... de modo que lo inspirador de la revolución no es la crueldad sino los ideales que busca la revolución. ademas te cuento que Hegel y la gran mayoría de los pensadores, poeta y literatos de la época, además de Kant tuvieron una muy buenas reflexiones sobre la revolución.
El texto anterior permite ampliar el panorama de la ilustración atraves de la historia, el hombre y la razón, encontrando a su vez la influencia en la modernidad y en todo el desarrollo del discurso filosófico durante la contemporaneidad. Me llama la atención todo aquello que lograron los filosofos en su contexto histórico, social y cultural, y a su vez la repercusión que tuvieron durante la historia del pensamiento y en fenómenos posteriores como la posmodernidad.
ResponderEliminarLa contemporaneidad en el ambiente cultural es un dinamismo a modo domino de las secuelas que deja la ilustración en la época contemporánea, dejar a un lado la primacía y la autonomía y empezar a tener una actitud critica en la realidad que nos circunda. Mil gracias por el texto y por su magistral pedagogia a la hora de impartir el conocimiento.
ResponderEliminarMe parece muy interesante como recorre el pensamiento de varios autores, que han hablado sobre la ilustración y la postmodernidad, lo que más me llamó la atención fué sobre la razón, después se puede volver un sin razón, creo que el hombre cuando cree tener la verdad, después se interroga y la pone en duda quiere decir que no hay una verdad plena o absoluta
ResponderEliminarel texto "la actualidad de la ilustración" permite de una forma muy clara ampliar toda una visión sobre como la ilustración a través de la historia continua marchando o tocando de una forma directa e indirectamente y con una clara influencia en la modernidad, es de esta forma que el hombre se va desenvolviendo entre la razón y la historia, dejándole de alguna manera en el deseo de continuar los ideales planteados por la ilustración.
ResponderEliminarSebastián Ospina:
ResponderEliminarEs un documento que presenta de forma ordenada el contexto historico de la ilustración desde algunos aspectos reelevantes, que permiten adentrarse con significativa facilidad a la comprensión de este fenómeno desde su surgimiento en la edad moderna, con un postura bastante critica en relación a todo lo que presenta ideas dogmaticas o un conocimiento procedente y regulado de figuras autoritarias. De esta manera se sintetiza una evolución interesante del pensamiento que trabaja las posturas posmodernas mas destacadas. Permitiendo esclarecer su función critica a la ilustración
El giro que se da de la antigüedad a la modernidad en la filosofía de verse en términos de actualidad, crítica hacía las ideas e instituciones establecidas y su fuerte relación con la técnica es de suma importancia ya que el individuo no solo se ve como un ser que se pregunta y cuestiona sobre los fenómenos que le acontecen a su alrededor, sino que se incluye dentro de ellos dándose la posibilidad de determinarse así mismo, por su razón y no por las ideas establecidas.
ResponderEliminarPor otro lado, la importancia de que el ejercicio filosófico se priorice en términos de actualidad marca la importancia del rol de la filosofía dentro de la sociedad, ya que si bien la filosofía puede reflexionar acerca de lo histórico o del principio y causas de las cosas, es de gran importancia que reflexione respecto a las circunstancias actuales en las que vive la sociedad, ya que su carácter crítico y propositivo es fundamental para mostrar horizontes que otros no ven, aportando así al diálogo y al consenso para el bienestar de la sociedad.
Finalmente, la modernidad en la priorización de la razón y la relación de la razón con la técnica permitieron posibilidades bastante apreciables como el desarrollo de ideas y actuar del individuo, la liberación de los feudalismos, una sociedad más industrializada, un pensamiento más autónomo y libre. Sin embargo, estas mismas posibilidades trajeron dificultades a la sociedad posmoderna en la medida en que el individuo se manifiesta como nihilista y subjetivista donde cada uno profesa su verdad o no tiene ninguna. Ante ello, es de suma importancia que todos los individuos, nos solo los filósofos, en la posmodernidad tengamos una posición crítica ante las eventualidades que constantemente acontecen, así mismo, acoger el diálogo como base para llegar a consensos ante las diversas posturas de cada individuo, estar abierto al otro como el otro con uno para poder vivir sana y racionalmente
Si se lee la historia de la filosofía desde la particular visión de Kant, se podría asumir a la modernidad como sinónimo de la ilustración. Este auge de lo ilustrado, no podría concebirse como un paso que supera al renacimiento en su levantamiento antropológico, a lo mejor, el rastreo kantiano concibe los momentos estelares de la modernidad y de su actualidad todo en uno: el brillo incesante de la razón.
ResponderEliminarLa ilustración le da ritmo al tiempo moderno, sin muchos altibajos, pues al igual que las estrellas fijas de Aristóteles, el pensamiento ilustrado solo puede moverse en función de abstractos que pretenden llegar a una contemplación a la que acceder es díficil. A son de esto, la razón pura es una fuente mucho más metodológica que dogmática, se basa en exaltar cualidades exaltadas aun con mucha quietud en el renacimiento, al caso que aquí son primordiales.
"La razón nunca está satisfecha de sí misma" y por ello se disuelve en el resto de la historia de la filosofía. La posmodernidad se propone el juego de construir más sobre el edificio racional de Kant o en derrumbarla totalmente. Piénsese por ejemplo a Nietzsche, el mayor contrincante del tempo racional. Parece que en muchos casos la ilustración pretende perpetuarse, bien sea por la ramificación en otros tipos de la razón, bien sea por la idealización de un proyecto que no reconoce la posilutración.
Me parece interesante el planteamiento que se presenta durante toda la entrada del blog, pero me parece interesante resaltar la novedad que introduce Kant. Siento que es importante porque marca un giro en la reflexión filosófica. Antes de Kant, la modernidad se planteaba a la luz de un eje bipolar: el de la antigüedad y la modernidad. La cuestión era si la modernidad era superior a la antigüedad o viceversa.
ResponderEliminarKant, en cambio, plantea la modernidad desde una relación "sagital" a la propia actualidad. La cuestión es cómo la filosofía puede encontrar su lugar en el presente, desvelar su sentido y especificar la acción que puede ejercer en él.
Este giro es importante porque permite a la filosofía pensarse a sí misma desde su propia actualidad. La filosofía no es un discurso que se repite a sí mismo, sino que debe estar en constante diálogo con el presente.
En este sentido, el texto de Kant es un hito en la historia de la filosofía. Kant es el primero que plantea la modernidad desde esta perspectiva, que ha sido fundamental para el desarrollo de la filosofía moderna y contemporánea.
Foucault estudiando el texto de Kant "¿Wat ist Aufklärung?" sostiene que Kant introduce en este texto un nuevo tipo de cuestiones en el ámbito de la reflexión filosófica. Por lo tanto, se puede inferir que la lectura de Kant ha influido en la reflexión filosófica actual al introducir nuevas cuestiones y temas de reflexión. De lo cual destaco problemas y temas que Kant hace visible y que en la ilustración cobran un sentido. Son abre bocas de la modernidad a la contemporaneidad y qué nos introduce a pensar si siguen siendo actuales estos asuntos ya observados o por el contrario se superaron con éxito en la época moderna.
ResponderEliminarLa Ilustración como corriente filosófica surgió en Europa en el siglo XVIII, y su legado consiste para Foucault en el ejercicio de la crítica, desde una crítica frontal a los estatutos establecidos contra una forma de pensamiento y una ideología que tiende a estabilizarse, por ello la Ilustración plantea la cuestión de la modernidad como una cuestión en actualidad, y de la filosofía como una práctica discursiva que se interroga sobre su propia actualidad. “La Ilustración es la época que se nombra a sí misma” , a partir de un suceso que es propio de la historia general del pensamiento de la razón, del saber y en el cual ella ejerce su propia función.
ResponderEliminarFoucault opina que Kant ha fundado las dos grandes tradiciones críticas entre las que se mueve la filosofía moderna: por un lado, ha planteado la cuestión de las condiciones bajo las cuales es posible un conocimiento verdadero, a partir de ahí existe todo un movimiento filosófico que se puede denominar analítica de la verdad. Por otro lado, Kant ha inaugurado una racionalidad que se inquieta y se pregunta por la actualidad. Es lo que según Foucault se puede llamar en la filosofía contemporánea una ontología de la actualidad, una ontología del nosotros mismos, una ontología del presente.
La Ilustración es un movimiento filosófico que surgió en Europa en el siglo XVIII y que tuvo una gran influencia en la forma en que pensamos y actuamos en la actualidad; en este texto se explora la relevancia de la Ilustración en la filosofía contemporánea y se discute cómo Kant introdujo la cuestión del presente y cómo esto ha influido en la filosofía actual. Uno de los temas centrales es la relación entre la verdad y el poder. Se sugiere que la verdad no es solo una cuestión teórica o filosófica, sino que también es un ejercicio del poder que se ejerce de manera efectiva. Esto se relaciona con la idea de que la Ilustración fue un movimiento que buscó liberar a la humanidad de la ignorancia y la opresión, y que esto se logró a través de la difusión del conocimiento y la razón. Se proporciona una introducción interesante y motivadora al tema de la Ilustración y su relevancia en la filosofía contemporánea. Se discuten temas importantes como la verdad, la renuncia a una visión cerrada del mundo y la relación entre la Ilustración y la revolución francesa. En general se brinda como objetivo el proporcionar información y expandir los horizontes para seguir fortaleciendo actualmente la labor de la ilustración.
ResponderEliminarMe fascina la manera cómo se da aquí una perspectiva foucaultiana. No nos dio el tiempo del curso para llegar hasta aquel punto, pero fue genial reconstruir junto con Foucault una visión arqueológica y consolidada a partir del lente de una historia pluridimensional.
ResponderEliminarCon las analepsis presentes en el texto es posible recuperar las nociones modernas, ilustradas y levemente posteriores, para traerlas de nuevo a nuestro entorno. Un paralelo constante con nuestra realidad permite una lectura más sabia del pasado, pues la reescritura de la Escuela de Frankfurt, por ejemplo, comprendiendo la caída de los metarrelatos que es aún más visible para nosotros como habitadores de la contemporaneidad.
Estoy muy de acuerdo con Vattimo: nuestra pregunta por la posmodernidad siempre está marcada por la Ilustración, no nos hemos desligado de aquella realidad. No estamos bajo sus mismos paradigmas, pero tampoco nos hemos librado de nuestra decepción.