Curso de filosofía moderna. Cap. IV
El empirismo.
1. Bacon y Galileo: los orígenes del empirismo.
Para la modernidad, el lenguaje matemático
tiene como objetivo captar la estructura cuantitativa de la realidad natural;
sin embargo, la realidad natural se hace presente en la experiencia; y es la
acción o la reproducción de un fenómeno, mediante el experimento, la que
convalida o invalida una hipótesis.
Estos tres elementos:
matemática, experiencia y acción o preproducción son algo totalmente nuevo en
la lógica epistemológica que instaura la modernidad; sin embargo ellos ya
estaban presentes en el método que Galileo había propuesto para la ciencia en
la época del Renacimiento; en la modernidad este método se ve enriquecido con la
inducción. Esta consiste en aislar los fenómenos particulares para que luego
sean generalizados con el experimento o la experimentación; esta en última
instancia es quien verifica, confirma o niega la hipótesis propuesta; sin
embargo, desde la deducción lógico-matemática se pueden deducir aquellas
consecuencias que se verifican en el experimento; por ejemplo, la hipótesis
dice que todos los cuerpos caen con igual velocidad independientemente de su
peso; desde ahí se deduce que un cuerpo que pese una libra y otro que pese cien
libras, dejados caer al mismo tiempo, deben tocar el suelo al mismo tiempo. Lo
que se verifica en el experimento es fundamentalmente esta proposición que se
deduce de la hipótesis.
Francis Bacon, uno de
los padres del empirismo, considera que el método de la ciencia no necesita
insistir tanto en el lenguaje matemático, es decir en el lenguaje
lógico-formal-cuantitativo, sino en el método inductivo; sin embargo, este
pensador inglés no ha clarificado suficientemente el concepto de causa.
Bacon considera que la lógica aristotélica no
es tan importante en el método científico y por el contrario considera que el
método inductivo es el arte de la invención, es decir, que la inducción es el
instrumento mediante el cual se pueden describir las causas que generan los
fenómenos; con esto se está señalando el camino que debe seguir el método
experimental; según esto, a este método le interesa conocer las causas próximas
(no remotas, ni primeras, metafísicas o religiosas) de los fenómenos. Por
causas próximas se entienden aquellas que se presentan en el interior de la
naturaleza y que se pueden conocer durante el proceso de conocimiento de los
fenómenos; es decir, que no basta con conocer los fenómenos en sí mismos, sino
que es necesario conocer las causas que originan dichos fenómenos.
Según esto, la causa de
un fenómeno debe hacerse presente cuando el fenómeno está presente y ausente cuando
el fenómeno está ausente; de ahí que la causa debe variar proporcionalmente con
las variaciones del fenómeno. Bacon ha teorizado sobre la relación
causa-efecto; Galileo Galilei ha llevado al experimento dicha relación.
Bacon ha considerado que
el experimento tiene como objetivo verificar las hipótesis, esta verificación
se da cuando se reproduce en la realidad la causa que genera un fenómeno
determinado, además cuando se acierta y convalida dicha relación efectiva del
fenómeno con su causa.
Bacon, en su texto Novum Organum, expone el método
inductivo que debe reemplazar al método deductivo; además hace un análisis de
las causas que han entorpecido el avance y el desarrollo de las ciencias; en
este análisis se da cuenta que el abuso del silogismo aristotélico ha sido la
principal cusa que ha entorpecido el desarrollo de las ciencias; por esto
emprende una dura crítica contra Aristóteles a quien llama: detestable sofista
deslumbrado por una vana sutileza; Bacon además considera que los prejuicios
han entorpecido el desarrollo de las ciencias, pues estos son ídolos que se
interponen entre él y las cosas, y de ellos encuentra cuatro clases: los ídolos
de la tribu que son los prejuicios comunes a toda la humanidad y que tienen su
origen en la naturaleza del espíritu humano; estos consisten en que los hombres
tienen la tendencia a juzgar las cosas no según lo que son sino según la
relación que tienen con él.
Los prejuicios de la
caverna, llamados así por su relación con el mito de la caverna de Platón,
estos son los prejuicios propios de cada individuo y de los que se encuentra
prisionero, la cusa de estos se encuentran en el temperamento particular de
cada uno, en su carácter, gustos, educación, constitución, costumbres y
funciones sociales.
Los prejuicios del foro
son los que provienen de las relaciones sociales y del lenguaje; para este
pensador el hombre es víctima de las palabras que usa, pues estas muchas veces
no expresan nada, otras veces expresan ideas confusas y otras tantas son la
fuente de los equívocos.
Finalmente habla de los
prejuicios que provienen de los teatros, es decir, los que provienen de las
teorías y de los sistemas filosóficos. Para Bacon cada sistema filosófico se
asemeja a una obra de teatro que los filósofos se han inventado para ser
representadas y que cada una representa un mundo imaginario.
2. Diferencia entre el racionalismo y el
empirismo.
Para ilustrar las divergencias entre
empirismo y racionalismo se puede partir de un ejemplo: supongamos que se desea
conocer qué hay detrás de un muro; para saberlo se pueden seguir dos vías.
La primera consiste en
saltar el muro; quien hace esto, demuestra que para él no tienen ninguna
importancia el color, ni la conformación, ni el material con que está
construido el muro, pues esto carece de importancia en el momento de conocer lo
que está detrás de él.
La segunda consiste en
tener un conocimiento de lo que está más allá del muro, pero basándose en la
inspección de la superficie visible del muro; quien opta por esta vía está
convencido de que lo que está más allá del muro se debe revelar en lo que está
más acá del muro; cada elemento que es inspeccionado en la superficie visible
del muro es un síntoma, un efecto sintomático que revela lo que acaece, lo que
sucede más allá.
La primera vía es la que
sigue el racionalismo; la segunda vía es la que sigue el empirismo, vamos a
explicar más de cerca la cuestión. La superficie visible del muro consiste,
según el racionalismo, en el conjunto de nuestras representaciones sensibles;
lo que está más allá del muro, la segunda naturaleza o estructura de las cosas,
es la realidad verdadera y propia de las cosas que existe independientemente de
nuestras representaciones (pues los sentidos nos engañan); el hecho de saltar
el muro es el ejemplo metafísico que nos lleva más allá de nuestras
representaciones sensibles partiendo de principios que están profundamente
unidos a nuestras representaciones.
Justamente lo que
llamamos principio a priori o idea
innata son los elementos que están profundamente unidos a la sensibilidad, y lo
que esta revela, es algo que está escondido detrás de ella; pero la atención se
centra, según el racionalismo, no en lo que es la realidad sino en lo que está
más allá de la realidad, y que es independiente de la conformación de la
realidad.
El empirismo sostiene
que las sensaciones y la sensibilidad son la relación real, ellas se convierten
en la única relación que se puede dar entre nuestras representaciones, entre el
mundo de nuestras representaciones y el mundo de la realidad tal cual es en sí
mismo. De este modo para el empirismo las sensaciones se convierten en el único
elemento, que una vez interrogado y cuestionado nos informa, nos enseña y nos
da a conocer lo que la realidad externa es en sí misma.
Desde aquí se hace claro
que el empirismo se presenta como una crítica hacia la metafísica racionalista.
Esta consiste en refutar el innatismo y el apriorismo racionalista. El
racionalismo sobrepasa la sensibilidad en la búsqueda de ideas innatas y dichas
ideas no se atienen o no se equiparan a la experiencia sensible; sin embargo
aquello que las sensaciones nos dicen o informan de la realidad es más bien
poco e incierto; en este sentido, el empirismo poco a poco se irá dando cuenta
que lo que las sensaciones nos dicen de la realidad es algo limitado y a veces
incierto; el racionalismo, al considerar los límites de los sentidos, intentará
sobrepasar la subjetividad sensible mediante la razón, el empirismo mediante el
rechazo radical de la razón, y esta entendida como la facultad o la capacidad
de conocer la realidad en sí misma, es la manera como intentará tomar
conciencia de los límites antes expuestos.
El empirismo no niega la
conciencia, sino que rechaza el hecho que esta pueda tener por sí misma un
contenido real no sensible, niega que nuestro conocimiento de la realidad no
tenga una base sensible. Lo que niega el empirismo es que nuestro conocimiento
de la realidad pueda hacerse sin una base sensible, de aquí se infiere que para
este movimiento filosófico el fundamento del saber es la conciencia sensible,
es decir, la conciencia que tiene como contenido la sensibilidad y siendo ésta lo
que el empirismo llama experiencia.
La sensación, tanto para
el empirismo como para el racionalismo, es el efecto que la realidad externa
ejerce sobre nuestra sensibilidad; de modo que ello se presenta como una acción
causal, una relación causal donde la realidad externa es la causa y el efecto
de dicha causa es la sensación.
Podría decirse que la
filosofía comienza a ser moderna con el empirismo, ya que éste consuma la
ruptura radical con la metafísica aristotélico-platónica que hasta Leibniz
había dominado. Para la filosofía occidental comienza ahora una fuerte crítica
contra la metafísica, ya empiezan a cuestionarse las verdades eternas y la
trascendencia. Las verdades eternas, lo trascendente y las cuestiones
metafísicas no pueden someterse al campo de la verificación sensible, es decir
a la experiencia, por lo tanto, es de suponer que se conviertan en algo
inadmisible para el empirismo.
La experiencia sensible
determina lo que es verdadero, valioso, ideal o religioso, etc., ya no habrá
verdades eternas porque el saber empírico no es conclusivo, ni absoluto, todo
se relativiza en función de lo espacial, lo temporal, lo humano. Lo sensible
triunfa sobre lo inteligible, lo útil sobre lo ideal, lo individual sobre lo
universal y la totalidad.
El empirismo es un término
que deriva del griego y significa experiencia, en este sentido se hace
referencia explícita a la ciencia natural.
El concepto se encuentra
en la antigüedad ya en Sexto Empírico quien denomina empíricos o metódicos a
los médicos porque rechazan toda doctrina dogmática y toda afirmación
arriesgada relativa a los hechos oscuros y siguen a los fenómenos tal cual se
presentan. En la doctrina de Sexto Empírico surgen los dos principios
fundamentales de toda posición empirista: el primero es el criterio que hace de
la experiencia el lugar de la evidencia genuina y originaria. El segundo es el
principio metódico que asume como la base de todo el saber a la sensación, los
datos sensoriales, en un camino que va de la sensación al concepto, no del
concepto a la sensación.
Pero el desarrollo
sistemático del empirismo se presenta en la edad moderna, con la filosofía
inglesa, en los siglos XVII-XVIII. Su verdadero fundador es John Locke.
Para este no existen las
ideas innatas cartesianas, el alma es un papel en blanco donde la experiencia
va escribiendo, además hace la distinción entre experiencia interna y
experiencia externa: la primera es la sensación, la segunda es la reflexión.
Sostiene que hay ideas o representaciones simples y complejas. Las simples son
las cualidades sensibles primarias y secundarias; ideas complejas son las ideas
de una cosa o de una sustancia que es la suma de las propiedades sensibles de
una cosa; el pensamiento une los distintos datos de la experiencia, por ello
sostiene Locke que nada hay en el pensamiento que no proceda de la experiencia
interna o externa. Otros representantes del empirismo son David Hume, Thomas
Hobbes, Berkeley y Condillac, algunos de los cuales veremos más adelante.
3. La sola experiencia.
El primer principio ha encontrado defensores
aún en pensadores que no se consideran dentro de dicha corriente de
pensamiento, tal es el caso de Hegel quien ha definido el empirismo como
aquella actitud del pensamiento que en lugar de buscar la verdad en el
pensamiento mismo, la busca en la experiencia; además le reconoce el gran mérito
de atenerse al principio que afirma que lo que es verdadero debe estar en la
realidad y debe ser por la percepción.
Husserl alaba al
empirismo por su radical rechazo de todo tipo de prejuicios, de supersticiones,
de los ídolos impuestos a la fuerza por la tradición; a todo ello el empirismo
opone el uso de la sola razón autónoma, en su ejercicio de atenerse a las cosas
mismas.
4. Sentido e intelecto en el conocimiento.
El segundo principio que determina al
empirismo es asumir metódicamente la experiencia sensorial como punto de
partida para el conocimiento, este ha sido siempre objeto de discusión y de
controversia. Esta se realiza en base a dos puntos:
El primero es que la
experiencia puede ir más allá de una prioridad temporal y llegar a una
prioridad lógica en la génesis del conocer.
El segundo es si la
experiencia, a la cual el empirismo se refiere, deba entenderse en sentido
restringido, es decir que deba limitarse sólo a las cosas de la naturaleza, tales
como hechos externos e internos o deba ampliarse, contrariamente a las tesis
del empirismo, a formas, esencia y relaciones de naturaleza no empírica.
El texto en que se apoya
esta teoría, en el segundo punto, es el Tecteto
de Platón, en el que se encuentran las siguientes cuestiones: la primera es que
los datos sensoriales no tienen relevancia cognoscitiva, si no son acogidos por
el alma ya apriorísticamente estructurada en base a formas ideales o
conceptuales, que permiten el reconocimiento o la confrontación entre los datos
de la experiencia. La segunda es el hecho de restringir la experiencia
solamente a los datos de la naturaleza, negando que se dé una experiencia
originaria de las formas; el problema es que esta es una posición dogmática en
la que el empirismo encuentra ya rasgos de una metafísica ingenua privada de
crítica y de conocimiento.
5. Nociones generales del empirismo.
El empirismo se opone a la tesis del
racionalismo, (este sostiene que el pensamiento y la razón son las únicas
fuentes del conocimiento); el empirismo afirma que la única fuente del conocimiento
es la experiencia. Para el racionalismo existen los a prioris de la razón, para
el empirismo no existen, para este todo conocimiento procede de la experiencia.
El empirismo afirma que
el entendimiento humano está vacío, que es una tabula rasa, una hoja de escribir en la que sólo escribe la
experiencia; para el empirismo todos nuestros conceptos, aún los más generales
y abstractos proceden de la experiencia.
El proceso del
conocimiento para el racionalismo se deja llevar por una idea determinada. El
empirismo parte, para defender su posición frente a la manera como el hombre
conoce, de los hechos concretos y sostiene que tanto el pensamiento como el
conocimiento evolucionan. Evolución que contramarca la importancia de la
experiencia en la producción del conocimiento; de las percepciones concretas
nacen las representaciones generales y los conceptos; estos conceptos o representaciones
no existen acabados y definidos en el espíritu humano o independientes de la
experiencia de la que provienen y por medio de la cual se perfeccionan. Así es
como los empiristas llegan a reconocer que en la experiencia y a través de ella
se llega al conocimiento.
La mayoría de los
defensores del empirismo han estado profundamente relacionados con las ciencias
naturales y en ellas se han imbuido, ya que estas insisten en los principales
elementos que defienden los empiristas en su doctrina. La experiencia juega un
papel decisivo, la comprobación se realiza mediante la observación de los
hechos, hay una total dependencia de la experiencia.
6. Clases de experiencia.
El empirismo defiende dos tipos de
experiencias: la interna y la externa. La primera consiste en la percepción de
sí mismo, de las sensaciones, tales como el querer, el amar, el sentir; la
segunda consiste en la percepción de los sentidos, tales como el olor, el
saber, el gusto.
Autores más representativos.
1. Thomas Hobbes.
1.1. Algunos aspectos biográficos.
Nace en 1588, entra a la universidad de
Oxford a la edad de catorce años, reside varias veces en Francia, donde se
entusiasma por las matemáticas, visita a Galileo en Florencia. Cuando regresa a
Inglaterra toma partido por las luchas políticas de su tiempo, por la monarquía
absoluta y escribe su primera obra Elementos
de derecho natural y político, pero no la pública.
Entre Hobbes y Descartes
hay una gran antipatía, ya que, aunque comparten la explicación mecánica de la
naturaleza, Hobbes rechaza la metafísica espiritual que profesa el pensador
francés, éste lo llama bestia buena. Según Hobbes, Descartes parte del
presupuesto de que nuestras ideas son imágenes directas de las cosas
materiales, es decir, que todo el conocimiento humano parte de las sensaciones
y si no parte de ellas no tenemos idea. Este es el caso de lo que entendemos
inmediatamente con la palabra Dios y con las palabras que indican sus
atributos: infinito, independiente, omnisapiente, creador.
Al negar que nosotros
tengamos una idea de Dios, con ello niega todo el discurso de Descartes. Pero a
la base de esta negación permanece un presupuesto según el cual no tenemos
otras ideas que las imágenes de las cosas sensibles. Presupuesto que es
coherente con su concepción metafísica de corte materialista, pero que es
desmentido por el contenido inmediato del pensamiento, en el que están
presentes también las ideas que no se pueden reducir a la sensación. Mientras
que Descartes cuando menciona la idea hacía referencia a todo lo que es
concebido inmediatamente por el espíritu, Hobbes exigía un análisis riguroso de
la configuración de las ideas, de su relación y de su origen.
Su plan sistemático es el siguiente: 1° una
filosofía primera que trata de los cuerpos y de sus propiedades en general. 2°
una psicología que trata del hombre, de sus facultades y de sus afecciones. 3°
una política que trata del hombre en sociedad. En 1642 publica el De cive que recoge elementos de derecho
natural, en 1651 publica Leviatán, en
1655 el De corpore y en 1658 De homine.
1.2. La filosofía primera.
El racionamiento para Hobbes es una cuenta,
razonar no es más que sumar o restar, con la diferencia de que en filosofía no
se utilizan números sino nombres, de ahí que la proposición está conformada por
la adición de dos nombres, el silogismo está conformado por la adición de dos
proposiciones, la demostración por la adición de silogismos.
Los nombres expresan
conceptos, pero estos se reducen a fantasmas o imágenes y representan bien un
objeto singular en el caso de los nombres propios o una colección de
individuos, como en el caso de los nombres comunes. La lógica que Hobbes
utiliza es estrictamente nominalista.
El objeto de la
filosofía son los cuerpos y no las cosas incorpóreas ya que en ellas no hay lugar
para la composición o la división, no hay lugar para el racionamiento.
Un cuerpo es
independiente de nuestro pensamiento y tiene una extensión, su existencia no se
convierte en un problema, de ahí se deduce el realismo de Hobbes. Pero la
extensión de los cuerpos necesita el espacio, Hobbes lo define como el fantasma
de algo que existe en cuanto que existe; es decir, el cuerpo en cuanto
existente no se considera en él ningún otro accidente que el de aparecer fuera
de aquel que lo imagina. Estos son los términos en los que se puede considerar
la metafísica materialista de Hobbes. Según esta, ningún cuerpo puede existir
sin estar en el espacio y sin ser un cuerpo. Además, la existencia en esta
metafísica materialista se define en los términos de lo que se manifiesta a la
sensibilidad.
Para Hobbes, no podemos
concebir un espíritu, porque toda concepción es una imaginación que proviene de
los sentidos. La idea que podríamos formarnos de un espíritu es la de un cuerpo
extenso, pero que es demasiado sutil para que este obre sobre nuestros
sentidos. Todo esto lleva a Hobbes a ser un agnóstico respecto a las realidades
espirituales. Sin embargo, sus contemporáneos lo han acusado de ser un ateo.
Frente a esta situación,
Hobbes para explicar el mundo, debe recurrir al mecanicismo, y a este le
integra un dinamismo, ya que el movimiento tiene un conatus, todo cambio se reduce a un movimiento y un ímpetu, un
esfuerzo, una fuerza; este mecanicismo es propio de los cuerpos que se
modifican. El movimiento lo entiende como un desplazamiento en el espacio.
Todo en la naturaleza
está determinado, ya que un movimiento es causado por un antecedente, el que es
la condición necesaria para su aparición. Desde ahí se puede afirmar que todo
en la naturaleza está determinado; por esta razón cuando usamos términos como
libertad y causalidad no hacemos otra cosa que mostrar nuestra ignorancia de
las causas que determinan los fenómenos.
Hobbes sostiene que la
sensación es un movimiento de los nervios que es provocado por un movimiento exterior.
La idea es una huella debilitada de la sensación. El pensamiento es una serie
de ideas. La acción es una reflexión del movimiento recibido. La tendencia es
una acción que no se manifiesta exteriormente, sino que permanece en forma de conatus.
1.3. La política.
Su obra Leviatán
ha ejercido un gran influjo en la teoría política posterior, en ella desarrolla
los principios de su concepción política y su teoría de la sociedad. En ella
funda el poder absoluto en la persona del soberano, poder que no es de orden
divino, sino que es fruto de un contrato social. Según este, el único motivo
que determina las acciones de los hombres es el interés personal. Con ello
suprime toda idea altruista, y la tendencia de los hombres a vivir en sociedad,
dejando en el hombre solamente el instinto del egoísmo, el instinto de
conservación natural e individual. Para Hobbes el bien y el mal se definen en
función de su utilidad, por esta razón es bueno lo que es útil para la vida, es
malo lo que es perjudicial para la vida.
Para la historia de la
filosofía, algunos consideran que la propuesta filosófica de Hobbes es materialista,
sin embargo, se puede dudar de esta tesis, si se tiene en cuenta el conjunto de
su pensamiento, sobre todo cuando demuestra la existencia de Dios, entendiéndolo
como un ser déspota, como dueño absoluto del universo, admite por fe los dogmas
de la religión cristiana. A pesar de todo se puede decir que, a grandes rasgos,
su filosofía es materialista y mecanicista; definitivamente se puede sostener
que en ella puede darse un materialismo matizado, mas no radical.
1.4. El naturalismo moderno.
En la filosofía griega ya se da un
materialismo y un naturalismo con Demócrito y con la sofística, lo mismo que
con Epicuro; en la edad moderna Gassendi revive el atomismo de Epicuro, las
ciencias modernas, sin quererlo, le dan apoyo.
Tomas Hobbes revive el
materialismo y el naturalismo en la edad moderna, el que es presentado con un
esquematismo nuevo, y sirve de base para una nueva evolución, al materialismo
de la Ilustración, al científico y dialéctico.
1.5. Cuerpo y pensamiento.
Hobbes realiza la hazaña de colocar la lógica
en el cuerpo, para él toda la doctrina de la realidad es la doctrina del
cuerpo. Los Epicúreos habían dividido la filosofía en lógica, física y ética,
para Hobbes solo cuenta la física, por esto, la cantidad es su categoría, se
conoce la realidad midiendo y contando.
Para Hobbes los
principios matemáticos no contradicen los materialistas. Todo el pensar del
espíritu se verifica por adicción y sustracción de ideas, juntar partes es una
operación mecánica y corpórea, con eso se empieza a perfilar la idea de que la
lógica forma parte de la teoría de los cuerpos, con ello se acerca al nuevo
nominalismo. Si el cuerpo y la cosa concreta es la única realidad no queda
espacio para el universal, ni el concepto general, sino un mero pensamiento;
incluso para el pensamiento sólo queda el hombre. Éste no puede tener sino lo
lógico y lo corpóreo.
Los conceptos son como
el papel moneda que valen mientras tienen una divisa, pero que no son sino
papel, si termina la convención del valor, terminan también las palabras y los
conceptos, todo depende de una convención.
1.6. El hombre: ciudadano del Estado.
El hombre para Hobbes ya no es un animal
racional, es sólo cuerpo, un quantum de presión e impulso, un paralelogramo de
fuerzas de los estímulos sensoriales y de sus relaciones mecánicas; lo que se
ve muy claramente en su doctrina sobre el Estado, en la que elaboró sus dos
teorías sobre el estado de naturaleza y el contrato social; en ella describe lo
que es el ciudadano, el Estado, la ley y el derecho.
Antes de existir la ley
humana, existió el estado de naturaleza, el hombre simplemente era un individuo
sin lazos comunitarios, ni familiares; todo hombre podía hacer lo que le
reclamasen sus apetitos naturales, en el estado natural no hay derecho, hay
poder natural, en éste se da una guerra de todos contra todos. Para eliminar
los inconvenientes de dicho estado, los hombres elaboraron un contrato social-político
renunciando así a sus derechos naturales, y con ello surgen una serie de
derechos que aprovechan a todos: la justicia, la paz, la solidaridad, la
convivencia, etc., surge también la costumbre, la moralidad y la religión. Para
Hobbes la moral sólo surge con el contrato social, lo que resulta del contrato
se llama ahora derecho y moral, pero en el fondo no es más que una codicia
organizada.
Hobbes es nominalista, a
pesar del contrato persiste la guerra de todos contra todos, la que durará
perpetuamente: el hombre es lobo para el hombre es el dicho que se puede
aplicar a la concepción antropológica de Hobbes.
2. John Locke.
2.1 . Filosofía inglesa.
Este
pensador desarrollará en su propuesta filosófica un interés especial por la
teoría del conocimiento, esta será a la vez su puerta de entrada a la
filosofía, proceso, que, como es bien sabido, tiene sus orígenes en la obra de
Descartes. Locke escribe un tratado de lo que es el conocimiento: Ensayo sobre el entendimiento humano; en
este aborda todos aquellos elementos que constituyen el entendimiento y sobre
lo que este se puede decir. Otros seguirán su curso: Leibniz, Berkeley, Hume,
Kant con su Crítica de la razón pura,
Fichte y Hegel con su Fenomenología del
espíritu (Phoenomenologie des Geistes).
La originalidad de la
propuesta de Locke se puede ubicar en lo referente a la teoría del
conocimiento; desde esta perspectiva puede decirse que lo más típico filosofía
inglesa se refleja en este pensador, ya que tiene una orientación preferente
hacia la experiencia, lo mismo que al sentido de la realidad y una aversión a
la especulación exagerada, de esta manera se encamina hacia una ponderación del
juicio.
2.2. Sobre el origen y el sentido del
conocimiento.
Para Locke no existen ideas innatas, ni
teóricas, ni prácticas, el entendimiento humano es una hoja de papel en blanco;
si las hubiera, ya los niños entenderían, pero no las tienen, ni tampoco los
adultos las poseen, ni siquiera los principios lógicos, ni la idea de Dios es
igual en todas partes, considera que sí hay concepciones análogas y que estas
son adquiridas; si las ideas innatas existieran, éstas necesitarían de la
experiencia sensible y serían propensas al desarrollo.
La pregunta típica de
Locke es ¿cómo llega el hombre a conocer? A lo cual él responde que mediante
sensaciones externas, a través de los órganos del cuerpo, y mediante
sensaciones internas en la conciencia del yo; ambas constituyen para Locke la
idea.
Lo que para la filosofía
antigua era doctrina del ser: ideas simples y complejas, cualidades primarias y
secundarias, la conformidad y disconformidad de nuestras ideas, en la propuesta
filosófica de Locke se convierten en la doctrina de la conciencia, de lo
trascendente a lo inmanente.
Con Locke aparece el
concepto moderno de abstracción y con él se quiere decir que, de diversas
percepciones análogas, se extrae lo que tienen de común y se dejan de lado las
diferencias, es un proceso que se refiere a la conciencia, es la idea del
promedio, la que sólo proporciona generalizaciones.
2.3. Filosofía práctica.
La ética se concibe desde los principios de
la bondad y de la maldad, la felicidad y el bienestar, el placer y el dolor,
tanto del individuo como de la comunidad, esta se puede considerar como una
ética eudemonista, es bueno lo que proporciona placer, aumento o disminución
del dolor.
En la filosofía política
de Locke, se encuentra el concepto de estado de naturaleza y de contrato
social, él piensa que el estado inicial del hombre es el estado de naturaleza,
en el que todos los hombres son iguales, de igual manera habla del contrato
social, hay una ley natural, que es de carácter moral tal cual la pensada la
escolástica, ella sirve para asegurar la fidelidad a lo pactado. El Estado está
conformado por individuos libres en su querer, está regido por el bien común y
por el poder, pero éste queda mitigado con el individualismo y su liberalismo, por
esta razón exige Locke la división del poder en legislativo y ejecutivo. Esto
es lo que en Montesquieu se convierte en división tripartita de poder legislativo,
ejecutivo y judicial, reivindicando con ello los derechos inalienables del
hombre y de la naturaleza, tal cual está expresado de diversas formas en la
declaración universal de los derechos del hombre.
2.4. La filosofía de la religión.
En la filosofía de la religión, la relación
fe-razón, es puesta en tela de juicio tal como la proponía la escolástica. La
fe es la aceptación de una proposición por la autoridad del que la pronuncia,
los milagros son posibles si son suprarracionales, no pueden ser
anti-irracionales. La fe rebaja la razón, pero se puede fundar racionalmente,
con lo anterior se deja una posibilidad a la Revelación. Locke rechaza una fe
fanática, que tiene más de superstición que de fe.
3.
Hume
3.1. Aspectos biográficos.
Nace en Edimburgo en 1731 destinado por la
familia a realizar una carrera jurídica, se libra de esta sujeción tan pronto
como puede, ya que su deseo es sobresalir en el campo literario y filosófico.
En Francia escribe su obra principal Tratado
de la naturaleza humana, publicada en Londres en 1739-1740 la que comprende
tres volúmenes: Del entendimiento, De las pasiones, De la moral.
A partir de 1740 se
dedica a publicar pequeños ensayos cortos y mordaces en los que divulga
diferentes temas: política, literatura, moral, sicología y religión. En 1741
publica Ensayos de moral y de política,
en 1748 Ensayos filosóficos sobre el
entendimiento humano, escribe también Diálogos
sobre la religión natural obra póstuma, en 1754 escribe Historia de la gran Bretaña y en 1757 Historia natural de la religión.
De 1767 a 1769 trabaja
en Escocia como secretario de Estado. Se retira a Edimburgo donde muere en
1776. Kant lo llama “el más ingenioso de todos los escépticos”. Sigue la lógica
del empirismo, lo que le hace desembocar en el escepticismo y en el
fenomenismo.
3.2. Crítica de las ideas.
El objetivo de su obra consiste en realizar
un ensayo donde trata de introducir el método experimental de razonar en los
temas morales. Ya que todas las ciencias dependen fundamentalmente de la ciencia
del hombre, el único fundamento sólido que podemos dar a esta ciencia consiste
en la experiencia y la observación. Según Hume, todas las ciencias quedarían
transformadas si conociéramos a fondo el alcance y la fuerza del entendimiento,
si supiéramos explicar la naturaleza de las ideas de que nos servimos y de las
operaciones que ejecutamos razonando.
Hume critica el
innatismo diciendo que todas las percepciones de espíritu humano se reducen a
impresiones externas o internas tales como: ver, oír, amar, querer, las que a
su vez se llaman percepciones fuertes, y las débiles son copias de las impresiones.
No hay por lo tanto ideas innatas. Para asegurarse de la realidad de una idea
es necesario y suficiente poder indicar la impresión de la cual proviene.
Hume critica la abstracción
diciendo que todas las ideas son particulares, ya que son débiles copias de
nuestras impresiones. Una idea particular se convierte en una idea general,
cuando se vincula a un término general. Término general es el que evoca en el
espíritu un gran número de ideas particulares parecidas entre sí. La idea
general se funda en la asociación de ideas.
Nuestras ideas, según
Hume, están vinculadas las unas a las otras. Hay tres principios para la
asociación de las ideas: la semejanza, la contigüidad en el espacio o en el
tiempo y la relación de causa a efecto. De la misma manera el contraste es un
principio de asociación. Las tres leyes anteriores de asociación de las ideas
son formas diversas de un principio único que es el hábito.
3.3. Crítica de la causalidad.
Las operaciones del entendimiento se refieren
a las ideas o a los hechos.
Las matemáticas son las
ciencias de las ideas, ellas son rigurosas porque sus ideas son sensibles,
siempre claras y distintas y porque se limitan a sustituir una idea por otra,
por identidad.
Las ciencias de los
hechos se fundan en el principio de causalidad. No siempre del análisis de una
cosa se deduce su causa ya que el efecto es distinto de la causa. Según Hume,
si analizando una cosa se encuentra que debe producir un efecto determinado es
porque previamente se ha incluido este efecto en su idea.
Para Hume el principio
de causalidad no es evidente a priori y no se puede reducir a un principio de
identidad o de contradicción. Todo lo que existe tiene una causa, no siempre
las mismas causas producen los mismos efectos. A priori cualquier cosa puede
producir cualquier otra y una cosa puede comenzar a existir sin causa.
El principio de
causalidad no es más que una asociación de impresiones sucesivas. Asociación que
crea la ilusión de la necesidad ya que es sociológicamente determinante para el
espíritu y es determinante porque es habitual. Cuando se espera un efecto es
porque se está acostumbrado a que determinada cosa está seguida por su efecto.
Hume condena la metafísica
cuando sostiene que no se puede afirmar que el principio de causalidad no puede
servir para superar el plano de la experiencia y afirmar la existencia de una
causa que trascienda a los fenómenos. La ciencia física tiene sentido en la
medida en que se limita a resumir las experiencias pasadas, ya que nada
garantiza que el porvenir deba ser idéntico al pasado. La previsión del
porvenir, la anticipación de los fenómenos siempre es sólo algo probable. Nada
autoriza a la ciencia a formular leyes necesarias y universales.
En Hume la duda sobre la
metafísica se convierte en escepticismo universal, él concibe el espíritu en
forma sensualista, la ética es un utilitarismo.
3.4. Crítica al realismo.
Hume sostiene que los objetos que podemos
conocer son nuestras propias impresiones, es lo que llama una filosofía
académica o escéptica. Sólo puede estar presente en el espíritu una imagen o
una percepción. Las percepciones son las únicas existencias de las que estamos
ciertos. Esta es la razón por la que Hume considera a Berkeley como el
verdadero maestro del escepticismo. La grandeza de la filosofía de Hume es su
crítica al principio de causalidad.
3.5. El entendimiento humano.
El tratado sobre el
entendimiento humano empieza con la existencia de nuestras ideas,
todo lo que la mente humana encierra en sí le viene de fuera, en un proceso que
Hume divide así:
La impresión sensible: es
la sensación espontánea venida de fuera.
La idea: es
el contenido reproducido y la impresión sensible.
La conciencia-percepción: ella
contiene los dos anteriores, en ella se fusionan los dos elementos anteriores.
La asociación: que
es la unión de ideas para formar conceptos, leyes y cosas, hay tres tipos de
asociaciones:
La ley de la analogía: el
cuadro representa a...
La ley de la causalidad: un
aposento de la casa nos hace pensar en....
El contacto con el
espacio y el tiempo: pensar en la herida y en el dolor que ella
nos proporciona.
Hume reduce todo esto a
una sola ley: la asociación por contigüidad espacio-temporal.
Este proceso es
fundamentalmente mecánico: si encontramos ideas que se sitúan una junto a la
otra o se siguen sucesivamente estas se asocian por sí mismas, nos
acostumbramos a ello de manera mecánica, automática, por ejemplo, si pensamos
en el relámpago pensamos en el trueno, si pensamos en la herida pensamos en el
dolor, si pensamos en el fuego pensamos en la sensación de quemar.
El hábito es todo, de él
y de sus mecanismos dependen las leyes de la asociación tales como la
experiencia, la inteligencia y el espíritu.
La experiencia es un
concepto central para el empirismo y cuya significación está referida a la
realidad, esta noción es también aplicable al concepto de verdad y de ciencia.
Las verdades de razón
tienen su lugar en las matemáticas, son verdades necesarias y de vigencia
universal, ellas son ideas o representaciones. Las verdades de hecho quedan
anuladas en el sistema de Hume, con lo cual se da cabida a las probabilidades.
Hume ataca a la
metafísica desde una crítica frontal al concepto de sustancia, esta es para
Hume una asociación de ideas o representaciones, Hume considera que no es algo
ontológico, sino que es algo sicológico. Él considera que el alma es un haz de
representaciones, y en este sentido no hay un alma, sino que ésta se puede
explicar como contenidos actuales de conciencia.
3.6. La moral.
Hume se puede considerar como un empirista
moral, ya que el principio que determina la moral es el placer y lo útil, la
razón no señala el placer y la utilidad, sino que es el gusto moral, el
sentimiento y la inclinación. Si algo agrada o nos es útil, entonces es bueno.
Si todo esto es verdad, sostiene Kant, entonces no se puede llegar a una ley
universal, ya que todo precepto moral es una ley de este tipo, el imperativo
categórico no admite condiciones ni reservas. Nadie nos pregunta nuestra
opinión ya que la ley moral tiene vigencia universal y absoluta e independiente
de la experiencia.
Hume también hizo su
aporte en el campo de la doctrina de las virtudes, él traza tablas sobre los
valores referentes al comportamiento y a los caracteres humanos. Su división
utilitarista clasifica las cualidades en cuatro clases: lo útil para nosotros,
lo útil para los otros, lo agradable para nosotros y lo agradable para los
otros, de esta manera restringe su visión de los valores. Su descripción da las
líneas generales de una fenomenología de los valores.
4. George Berkeley (1685-1753).
4.1. La abstracción.
En el año de 1710 Berkeley escribe su Tratado
de los principios del conocimiento humano, donde aporta los problemas que Locke
había dejado abiertos sobre todo en lo que tiene que ver con la relación que se
puede establecer entre la realidad externa, la realidad mental y la realidad
externa en cuanto abierta a la mente.
Podría decirse que el
empirismo de Berkeley se acerca más al Idealismo, sobre todo cuando considera
que las ideas abstractas tienen su fundamento en el nominalismo (pues considera
que los conceptos universales son solo nombres, a los cuales no les corresponde
nada en la realidad; los nombres son siempre algo individual y particular).
Podría decirse que Berkeley anticipa el idealismo hegeliano sobre todo cuando
realiza una crítica a la abstracción.
Berkeley no niega la
posibilidad que existan ideas universales, sino que propone que una idea
universal no es una idea abstracta, que no tiene contenido positivo y que este
contenido no se puede obtener abstrayéndolo de las ideas particulares
correspondientes. Locke había afirmado que la más concreta de las ideas
abstractas es algo que el hombre produce con una gran dificultad, en este
sentido ponía como ejemplo el triángulo: la idea general de un triángulo
contiene un triángulo que no debe ser ni oblicuo, no rectángulo, ni equilátero,
ni isósceles, ni escaleno, sin embargo, la idea de triángulo incluye a todos y
a ninguno de ellos al mismo tiempo (no incluye a ninguno porque la idea de
triángulo abstrae las características de los triángulos particulares, pero los
incluye a todos porque la idea de triángulo debe referirse a todos).
Berkeley sostiene contra
Locke que dicha idea no solo es dificultosa, sino que es contradictoria,
imposible e inexistente. Sostiene que no puede existir en la mente humana un
contenido positivo que tenga las características contradictorias de la idea
abstracta. Según Berkeley, el gran problema de la abstracción consiste en
prescindir de las ideas particulares creyendo que cuanto se obtiene después de
esta separación se convierte en un contenido positivo y consistente, de tal
manera que pueda aparecer en la conciencia como algo separado de los entes
particulares. Algo así como si en la idea de color estuviera contenida una
especie indefinida de color que no existe en ninguno de los colores existentes.
Berkeley intenta
demostrar que las ideas universales no son ideas abstractas, sino que son ideas
particulares y concretas que la mente relaciona con todas las demás ideas
particulares de cierto tipo, considerándola como signo o representación (por
ejemplo, la idea de color va a estar relacionada siempre con todos los
colores).
Podría decirse que, para
Berkeley, cuando planteamos problemas sobre el hombre y éste entendido de modo
universal, en la mente está presente la imagen de un hombre definido y
particular, pero esta idea se relaciona con todos los hombres que puedan estar
representados en ella. Locke considera que las ideas abstractas no tienen
correspondencia externa, Berkeley considera que tales ideas no existen ni en la
mente.
4.2. La negación de la materia.
Pero el gran aporte de Berkeley consiste en
mostrar que no existe ninguna realidad material fuera de la mente del hombre y
que esta perciba. Esta idea ya la había definido Leibniz, sin embargo, los
argumentos de Berkeley son completamente diferentes ya que en ellos no está
implicado un planteamiento metafísico.
Las ideas solo existen
en la mente. Esto puede explicarse de la siguiente manera: cuando decimos que
las cosas tienen un color, un peso y una extensión, las ideas que nos formamos
de ellas no implica que nuestra mente tenga color, peso o extensión, sino que
tales ideas son percibidas por la mente. Según Berkeley, se trata de comprender
que la existencia de una idea consiste en que se pueda percibir. Todos
reconocen que las ideas presentes en nuestros pensamientos, pasiones e
imaginaciones no pueden existir sin la mente; también es necesario reconocer
que todas las sensaciones y las cosas sensibles son ideas que no pueden existir
sino es en una mente que las perciba. Cuando digo que el escritorio sobre el
cual escribo existe, quiere decir que lo veo, lo siento y lo percibo, que si yo
me encontrara en otro lugar también podría decir que el escritorio existe ya
que cualquier otra persona lo podría percibir.
Sostiene Berkeley que
existe una contradicción cuando decimos que las cosas pensadas existen en sí
mismas sin tener ninguna relación con la percepción que de ellas se pueda
tener. Parece que no hay nada más fácil que pensar que casas, montañas, ríos,
etc., y las cosas que encontramos en la naturaleza no existen si no hay nadie
que las perciba. Pero esta forma de pensamiento no consiste en otra cosa que la
formación en la mente de ciertas ideas, pero omite la idea de alguno que las
percibe, de esa manera se olvida que nosotros estamos aquí para percibirlas y
pensarlas. Para poder concebir que los objetos de nuestra mente existen fuera
de la mente es necesario que nosotros podamos concebir que ellos existen no
concebidos o no pensados, con lo cual se presenta una contradicción. La mente
olvidándose de sí misma, se engaña, pensando que puede concebir que existen cuerpos
no pensados desde la mente o fuera de ella.
Para Berkeley se da una
estrecha relación entre la abstracción y la realidad corpórea que existe de
modo externo e incluso no percibida por la mente; en este sentido, se puede
decir, desde la propuesta de este pensador, que es imposible que el ser humano
tenga ideas de cosas que no perciba y cosas que no existan, ya que la
existencia de tales ideas sería algo contradictorio. La mente, primero que
todo, percibe los objetos sensibles y existentes, luego los abstrae
separándolos de la percepción que pueda tener de ellos, en esa medida, ella
realiza un proceso de abstracción, pero sin darse cuenta que ella misma realiza
dicho proceso.
Berkeley considera que la
existencia de las cosas que la mente percibe, es decir, las ideas, consiste en
el hecho de que son percibidas; el ser de las ideas consiste en ser percibidas,
esta idea es sostenida por todos los pensadores modernos; estos sostienen que el
ser de las ideas consiste en su propia percepción. El aporte de Berkeley se
presenta en el modo en que se excluye, que fuera del ser mental existan cosas
materiales que actúan en la mente y que son los modelos de los cuales las ideas
son copias más o menos fieles.
Según lo anterior, en
Berkeley asistimos a la más radical negación de la existencia de la materia;
pero es necesario sostener que esta materia que niega Berkeley coincide con la
res extensa cartesiana, es decir, la materia de los filósofos no la materia con
la cual los hombres se confrontan ordinariamente, en el sentido común. Por esta
razón, considera que los mismos principios que, a primera vista, conducen a los
hombres al escepticismo, ellos mismos, hasta cierto punto, los pueden conducir
hacia el sentido común.
4.3. Crítica contra la distinción entre cualidades
primarias y secundarias.
Para Berkeley solo existe la sustancia
espiritual (el espíritu, el yo, el alma o la mente); las cualidades sensible
-tanto las primarias como las secundarias- no pueden tener como substratum una sustancia material o
corpórea (sustancia material o corpórea que, desde Descartes hasta John Locke,
se consideraba que era algo externo a la mente). El hecho que Berkeley niegue
la abstracción lo lleva a afirmar que las cualidades primarias no pueden tener
una naturaleza distinta a las cualidades secundarias. Según lo anterior, y
desde la propuesta de este pensador, puede decirse que es imposible percibir
las cualidades primarias (por ejemplo: la extensión, la figura o el movimiento)
sin percibirlas unidas a las cualidades secundarias (el color). Según lo dicho,
puede considerarse que es imposible percibir una extensión que no tenga tamaño
o color. Desde lo anteriormente dicho puede aseverarse que las cualidades
secundarias son la condición a partir de las cuales percibimos las primarias; sin
embargo, estas existen solo en cuanto son contenidos de la mente o cuando se
pueden percibir pierden el carácter primario.
4.4.
Negación del escepticismo.
Berkeley se da cuenta que su propia teoría es
escéptica y lejana del sentido común; sin embargo, su teoría lo que realmente
intenta negar es, de manera perentoria, el sentido escéptico.
Según Berkeley no se
puede negar y no se puede dudar de la existencia del yo, ni se puede dudar de
todo lo que percibe el yo. Sin embargo, ni la razón ni los sentidos pueden llevar
a la afirmación de la existencia de la materia externa; no se puede afirmar que
la razón conduzca a la afirmación de la materia externa porque quienes
defienden esta posición de la razón excluyen que existe una conexión necesaria
entre los cuerpos y la mente. Los sentidos tampoco pueden afirmar la existencia
de la materia externa porque si se duda del contenido que proviene de los
sentidos, pues los sentidos nos engañan, entonces no se puede aceptar el
testimonio que proviene de los sentidos.
Lo que Berkeley trata de
presuponer es que existe una diferencia entre las ideas y las cosas, presupone
que existen cosas fuera de la mente, la cuestión que intenta proponer es ¿cómo
puedo saber que las cosas que perciben mis sentidos son iguales a las cosas que
existen fuera de lo que percibe mi mente? La respuesta que Berkeley da la
pregunta es la siguiente: quien presupone la separación entre mundo mental y
realidad externa a la mente deberá llegar a la conclusión que nosotros solo
vemos la apariencia de las cosas externas ya que de las cosas solo conocemos su
relación con nuestros sentidos y no como ellas son realmente
De esta manera Berkeley está
llegando a la raíz del escepticismo y además está preparando el camino para que
Kant desarrolle su método crítico; esto sucede cuando el pensador de Könisberg
sostiene que la cosa en sí no se puede conocer y que de ella solo conocemos la
apariencia o sea los fenómenos. De esta manera Berkeley también está allanando
el camino para el Idealismo cuando este sostiene que el concepto de una
realidad en sí misma es contradictorio; con esto el Idealismo hará una crítica
a la tesis kantiana de la incognosciblidad de la cosa en sí.
Incluso Berkeley se da
cuenta que la duda cartesiana, aunque duda de todas las cosas, no puede negar
la existencia de algo que existe fuera de la mente misma (el yo). Descartes,
aunque duda de todas las percepciones, no puede dudar de la existencia del yo.
4.5. Nueva interpretación de la ciencia.
Berkeley considera que mediante la
observación podemos descubrir las leyes generales que determinan los fenómenos
naturales. Sin embargo, dichas leyes no tienen ya que no pueden tener la
certeza de que el autor de la naturaleza obre de manera conforma a como
nosotros suponemos; en este sentido, puede considerarse que las leyes naturales
no indica causas, sino que ellas solo son signos. La naturaleza no se nos
presenta como un nexo de causas y efectos, sino como un lenguaje debe ser
interpretado.
Berkeley considera que
los números no son ideas abstractas, pero si la matemática cree que tiene algo
que ver con entidades inteligibles en sí mismas, entonces ella no tiene ningún
contenido.
El cálculo infinitesimal
para Berkeley es algo contradictorio en sí mismo ya que parte de la idea según
la cual, la materia finita puede llegar a subdividirse de manera infinita; sin
embargo, para este pensador, el yo no puede llegar a percibir las innumerables
partes en que se puede subdividir la materia finita. A pesar de todo esto,
tanto Berkeley como Locke consideran que la ciencia físico-matemática tiene una
función eminentemente práctica.
4.6. La existencia de Dios.
Las ideas se convierten en los objetos con
los cuales se ejercita la mente; la mente se da cuenta de su propia actividad
cuando produce sus propios pensamientos. La existencia de las ideas solo se da
cuando son percibidas. El mundo, es decir, el conjunto de las ideas, solo puede
existir en cuanto es producto de la actividad de la mente, es producto de la
mente que piensa. Caca cambio, desaparición, inicio o sucesión de las ideas
tiene su causa únicamente en la mente. Sin embargo, las ideas que se imprimen
sobre mis sentidos no son creadas por mi propia voluntad; ellas deben tener una
causa que las produzca; dicha causa no puede ser una idea o un conjunto de
ideas, tampoco una sustancia corpórea. Estas provienen de una sustancia
espiritual que incluso está activa en mi propia mente; esta sustancia
espiritual la Mente o el Espíritu absoluto -Dios- y en él, la naturaleza, encuentra su razón de
ser.
Puede decirse que las
cosas sensibles existen realmente, pero ellas sin ideas impresas en nuestra
mente y su causa es un espíritu infinito que las percibe eterna y
necesariamente.
4.7. El principio de causalidad.
Berkeley se esfuerza en mostrar que entre las
ideas no existe un principio de causalidad. También sostiene que las ideas que
perciben nuestros sentidos, no son producidas por ellos, sino que son el efecto de una acción ejercida sobre la
mente desde la realidad externa. Esta realidad externa no puede ser otra que la
Mente Infinita de Dios.
La manera como se aplica
el principio de causalidad a la idea y ésta relacionada con la existencia de
Dios implica, para Berkeley, que él aplica este principio a la existencia actual de la idea; en cambio Descartes
lo aplica al ser objetivo de la idea.
Berkeley sostiene que la idea es una representación de la realidad que coincide
con la realidad representada. Descartes, considera que la idea es una
representación que se relaciona con la realidad representada, ésta existe fuera
de la idea.
Comentarios
Publicar un comentario