La teoría critica I
La teoría crítica
Introducción.
La teoría crítica de la sociedad tuvo su
origen en el texto Dialéctica de la
Ilustración escrito por Max Horkheimer y Teodoro Adorno, texto que se
escribió en los años cuarenta cuando éstos estaban exiliados en Estados unidos
de Norteamérica.
En dicho texto los autores se lamentan del
estado deplorable en que se encuentra la tradición científica occidental;
sostienen que los avances científicos se dan con el crecimiento de una
decadencia cultural teórica; que el cultivo de la tradición científica es un
momento indispensable del conocimiento y que con la caída de la civilización
burguesa ha entrado a ser cuestionada la organización y el sentido de la
ciencia.
Pero además cuestionan la sociedad de las
masas, la cultura de las masas en lo referente a su capacidad crítica y de
autocrítica: sostienen que la opinión pública ha alcanzado un estado en el que
el pensamiento se vuelve mercancía y el lenguaje es elogio de esta misma
mercancía; se hace necesario y urgente identificar semejante estado
mercantilista y comercial del conocimiento y asumirlo críticamente, negándose a
obedecer sus exigencias lingüísticas e ideológicas, antes de que se haga
imposible una toma de posición frente a este fenómeno a causa de su
universalización y generalización.
La tesis que desarrolla dicho texto es que
Europa está autodestruyendo los ideales propugnados por la ilustración, ya que
si ésta está siendo invadida por los fenómenos antes mencionados, entonces los
ideales de la ilustración, tales como la liberación de las cadenas de la
ignorancia, liberación de la dominación y liberación de una mala conciencia,
entonces estos ideales no se han cumplido.
Junto a estos dos autores antes mencionados,
se destaca Herbert Marcuse, quien sostiene que en la sociedad capitalista
desarrollada, la ciencia se declara neutra e incompetente para juzgar lo que
debiera ser; ella favorece a los poderes sociales que determinan completamente
lo que debería ser y lo que es; así la organización científica está íntimamente
unida a la industrialización avanzada, ya que ella impone la eficacia
perfeccionada de la empresa individual sobre la sociedad que está constituida
como un todo; así estamos hablando de una dominación formal y racional, donde
todo es precisión y estabilidad, exigencia de disciplina y confianza; es una
dominación basada en el saber, pero un saber fijo y calculable.
Además sostiene que la ciencia está dominada
por la razón técnica y ésta está dominada por la razón política, de ello
resulta el dominio de los hombres sobre los hombres; así en la técnica y en la
política se perpetúa la esclavitud.
Evidentemente, una de las grandes preocupaciones
de los teóricos de Franckfurt es la cuestión acerca de la relación entre
desarrollo científico y destino de la humanidad; es además la cuestión acerca
de la unidad del saber.
El nazismo y la sociedad
industrial.
Los tres pensadores antes mencionados
desarrollaron la teoría crítica teniendo presente el dolor físico al que están
expuestos los hombres cuando tienen que afrontar la irracionalidad y el
antihumanismo; es por ello que la teoría crítica trata de dar cuenta de la
“nueva Barbarie” que deja ver sus rostros en los campos de concentración como
Auschwitz; según Adorno la teoría crítica es una voz de aliento y de alerta
para evitar que el hombre vuelva a caer en dicho desastre.
El nacismo es un fenómeno típico de la
sociedad moderna industrializada es y su visión inhumana e irracional; los tres
autores antes mencionados dirigen su crítica hacia una sociedad científica y
económicamente muy desarrollada e industrializada pero que se ha tornado en
inhumana hasta tal punto que el hombre que se encuentra en ella no es
consciente del estado de irracionalidad en que vive, llegando al extremo de
estar alienado de su propia alienación.
Ellos han intentado analizar el concepto de
razón que se ha instalado en la sociedad técnico científica; dicha sociedad se ha
tornado irracional y opresora del hombre y es culpable de la irracionalidad y
opresión ejercida sobre los miembros que la componen; estos pensadores han
estudiado este fenómeno de la racionalidad en las sociedades técnico
científicas más avanzadas desde diferentes perspectivas, así Horkheimer habla
de una razón instrumental; Adorno habla de una razón identificante y Marcuse
habla de una razón unidimensional.
Horkheimer: crítico de
la razón instrumental.
Horkheimer en su esfuerzo por
interpretar el concepto de racionalidad o de razón que subyace detrás de la
cultura industrial, hace una distinción entre razón objetiva y razón subjetiva.
Por razón objetiva entiende la
preocupación por encontrar los fines que el hombre se plantea a lo largo de
toda su vida; fines que harán más humana la vida del hombre; fines que
reconfigurarán la historia del hombre.La razón subjetiva es la razón que sólo
se preocupa por resolver los problemas técnicos que se dan en la relación entre
los medios y los fines, pero que no se preocupa por examinar la racionalidad
inherente a estos fines y a estos medios; desde esta óptica, Horkheimer
sostiene que el positivismo cientifista es la base de la razón instrumental.
Adorno: crítico de la
razón identificante.
La teoría crítica es llamada por Adorno dialéctica negativa porque ve en el
pensamiento de Hegel una visión anticipada de la sociedad actual
industrializada; en este sentido es como se debe entender el hecho que Adorno
vea en el principio de identidad de Hegel, que domina toda su concepción
filosófica, el sistema de una sociedad radicalmente socializada.
Además identifica el hecho que el desarrollo
técnico-económico del sistema global social, aparece en una posición dominante
muy por encima del desarrollo de los hombres, hacia esto apunta también la
razón identificante de Hegel.
Y una tercera concepción de la razón
identificante de Hegel, Adorno la ve en el positivismo absolutizante de las
ciencias, que reduce la razón a modelo de la metodología de las ciencias de la
naturaleza.
Marcuse: crítico de la
razón unidimensional.
Marcuse denuncia como falsa la neutralidad de
la economía y de la técnica que fueron el impulso de la civilización
occidental.
Para Marcuse el racionalismo científico se ha
hecho una forma universal de producción económica; ha invadido todas las
esferas de la vida social, ha configurado un proyecto histórico determinado de
sociedad humana y ha proyectado un mundo. Es lo que Marcuse ha denominado
unidimensionalidad de la razón técnica;
ella ha eliminado todo tipo de valoración moral como consecuencia de su
carácter totalitario y opresor; sostiene Marcuse que la técnica que engendró la
sociedad capitalista es esencialmente política porque es opresora. Todo esto lo
expresa Marcuse en su texto El hombre
unidimensional del año 1964.
Tanto Marcuse, como Adorno y Horkheimer
sostienen que el sistema técnico-económico produce su propia autodefensa para
intentar acallar todo tipo de crítica.
Marcuse no sólo ataca al capitalismo
americano, sino también a la U.R.S.S. porque ha incorporado en su desarrollo el
mismo tipo de técnica que su rival.
Jürgen Habermas.
Es considerado como el último gran
representante de la escuela de Franckfurt; sus pretensión es la de elaborar,
desde la teoría, una praxis humanizadora en medio de la sociedad deshumanizada
como la actual; sociedad que ha producido y sigue produciendo los medios para
su total autodestrucción.
Habermas es un crítico de las orientaciones
positivistas, sin embargo acepta los postulados de la ciencia empírica como
tal; su propuesta de una teoría crítica de la sociedad tiene sus antecedentes
teóricos en el criticismo kantiano y en los escritos de Marx, donde trata sobre
los aspectos económicos de la sociedad; además esta teoría está sustentada en
tres fundamentos teóricos: los intereses que constituyen el conocimiento; la
acción comunicativa y la crisis de la legitimación. Dicha teoría enfoca algunos
problemas tales como: las bases normativas y la relación entre teoría y praxis;
pone en marcha una crítica social donde enfatiza una teoría de la sociedad que
tiene como fundamento una racionalidad argumentativa, explicativa y
justificadora; con ello plantea una racionalidad basada en intereses
cognoscitivos y emancipatorios; intereses que están íntimamente relacionados
con la autorreflexión individual.
Habermas entiende su propia obra como un
intento de reconstrucción del materialismo histórico y una realización del
programa propuesto por Horkheimer, Adorno y Marcuse que es el intento de
fundamentar una teoría del conocimiento como teoría crítica de la sociedad.
El interés de Habermas se ha centrado en un
intento por comprender teóricamente la sociedad capitalista actual; sociedad
que es súper industrializada; comprensión teórica de la sociedad encaminada a
la transformación de la misma, con fines emancipatorios y con la intención de
buscar un camino humanizador.
¿Cuáles son los presupuestos marxistas con
que labora la teoría crítica? Marx es un crítico del sistema que trata a los
hombres como cosas y como bestias; su propuesta se encamina a la búsqueda de
una sociedad más justa y fraterna; considera que la lucha de todos contra todos
es una forma de convivencia que está encaminada a buscar las condiciones más
favorables para la sociedad; su análisis en materia de economía está encaminado
a desentrañar todo cuanto de inhumano y antisocial se encierra en este campo;
su propuesta está enmarcada dentro del contexto de una crítica que tenga en
cuenta el desarrollo histórico de la humanidad desde una visión materialista de
la misma.
La teoría crítica es
heredera de la crítica marxiana de la economía política.
Por eso la teoría crítica de la sociedad de
la escuela de Franckfurt se confiesa heredera del tipo de ciencia nacido con la
crítica de la economía política de Marx. Por eso, ella quiere concienciar a los
hombres que viven en condiciones materiales y espirituales precarias, ya que
ellos son quienes pueden transformar sus propias vidas, mediante la liquidación
de las relaciones económicas y sociales alienantes y explotadoras del ser
humano.
La teoría crítica de la sociedad de la
escuela de Franckfurt es unidad de teoría y praxis. Es teoría porque la
historia del último siglo y medio ha demostrado que Marx y Hegel se equivocaron
en sus predicciones. Hegel había previsto que los ideales históricos de razón y
libertad se convertirían en una realidad social. Marx había avizorado que esa
realidad estaría cerca de la revolución proletaria, sin embargo se ha
constatado que el nivel humano deseado por todos, continúa siendo una
aspiración y por ello sólo puede anhelarse teóricamente dentro de una actitud
crítica. La teoría crítica de la sociedad es praxis porque lleva
intrínsecamente la pretensión de eliminar la dependencia ciega e inhumana de
los hombres respecto a sus relaciones materiales.
La teoría crítica no analiza a la sociedad
como un objeto externo a sí misma, para tratar de explicar los mecanismos
existentes en su funcionamiento. La teoría crítica de la sociedad trata de
comprenderse a sí misma tratando de abolir el entorno social opresor. Ella
sigue los pasos de la crítica marxista de la economía política.
La teoría crítica de la sociedad es heredera
además, de la nueva concepción de la historia, cuando postula que cada hombre
debe construir su propia esencia a lo largo de la historia, pues la esencia no
es algo que preexiste; la realización plena del ser humano es algo que se va
construyendo con el devenir; en este sentido la historia es emancipación, es
multidimensional, es liberación del ser humano de su minoría de edad, es
creación de autonomía humana, es progreso hacia la libertad.
La teoría crítica sostiene que el desarrollo
de las fuerzas productivas es inherente a la misma organización capitalista e
influye directamente en la transformación social de algunos sectores de la vida
humana. Además sostiene que en el proceso de reconstitución de una moral
universal, se desenmascara todo tipo de legitimación ideológica y exige una
discusión racional de todo aquello que vaya en contra de la calidad de vida en
el planeta. Insiste en que las interpretaciones relacionadas con el mundo, la
historia y estas a su vez ligadas a las creencias religiosas van rumbo a la
desaparición de las tradiciones culturales de los pueblos, produciéndose un
vacío que concluye con una crisis de identidad en el mundo.
El problema que se le plantea a la teoría
crítica es comprender cómo la humanidad es capaz de ascender por sí misma en
virtud del desarrollo de sus propias fuerzas. Para Habermas la explicitación
del desarrollo sociocultural del hombre ha sido y debe seguir siendo un proceso
de autorreflexión; ésta debe entenderse como el desenmascaramiento de los
poderes opresores cuya objetividad deriva de no haber sido todavía descubiertos
como tales.
¿Qué es la teoría
crítica?
Se entiende por el término teoría crítica, la
crítica de la sociedad, de la cultura, de las formas de racionalidad.
Fue inaugurada en los años treinta por los
teóricos de la escuela de Franckfurt, y desarrollada a partir de los años
sesenta sobre todo por Jürgen Habermas. Junto a éste descuella K. O. Apel como
representantes de la teoría crítica, este último es un filósofo de formación
heideggeriana y hermenéutica, pero su pensamiento se ha desarrollado en diálogo
con Habermas y la escuela de Franckfurt.
Ambos se han inscrito dentro de una
hermenéutica crítica, y en torno a ellos se ha formado un grupo de pensadores,
los que unitariamente colaboran y se confrontan en sus temáticas y las teorías
de la escuela de Franckfurt. Sus temáticas son confrontadas con las tendencias
más recientes del pensamiento ético-político, post-estructuralismo,
post-modernista, con la filosofía analítica y con el neo-pragmatismo.
Desde los años ochenta en adelante se ha
creado una relación con algunos exponentes de la filosofía analítica, con
intereses ético-políticos, entre los exponentes del neo-pragmatismo americano
(Rorty, Bernstein) con Habermas, sus continuadores y sus discípulos.
Caracteres generales.
Los aspectos más relevantes de la teoría
crítica son:
a. El tentativo de actualizar el marxismo a
través de un nuevo análisis de la sociedad contemporánea que tenga en cuenta
las estructuras ideológicas y culturales más que las económicas.
b. Crítica de la actitud objetivista propia
de la racionalidad técnico-científica.
c. Un replanteamiento de la inspiración
hegeliana del joven Marx y un replanteamiento de la concepción hegeliana de la
dialéctica.
d. Una visión de la filosofía como crítica
sistemática de la realidad, la que se realiza desde una conciencia individual
capaz de autorreflexión, por lo tanto huidiza a toda normatización ejercida
desde los aparatos económicos y políticos.
Investigación social y
autorreflexión crítica.
Hay una continua conexión entre los cuatro
caracteres generales que distinguen a la teoría crítica:
a. El análisis de las sociedades industriales
avanzadas muestra que el dominio de los aparatos económico-políticos a través
de los mass media, la industria
cultural y la publicidad actúan al nivel de las conciencias individuales; con
dicho influjo determinan las elecciones y los deseos.
b. Esto significa que el trabajo de
concientización y de emancipación debe atravesar una fase de autoconciencia
crítica, un trabajo de retorno crítico a sí mismo, de vigilancia sobre toda
presunta espontaneidad de los impulsos.
c. Aquí se refleja una auto-clarificación de
los prejuicios, ya que una parte del trabajo hermenéutico consiste en dicha
clarificación.
d. La autorreflexión crítica se convierte en
la primera actitud que se debe asumir para una visión que tenga finalidades
emancipatorias y es la primera condición aconsejable para conservar una cierta
libertad de juicio en las condiciones del capitalismo tardo industrial.
Crítica y dialéctica.
Crítica significa negación de lo que aparece
como evidente, la no satisfacción con aquello que es dado. En esto se dejan
entrever razones anticapitalistas y antiburguesas, ya que la sociedad
capitalista burguesa está dominada por una racionalidad técnico-científica cuyo
objetivo es la cosificación, objetivación de los procesos reales, y de los
hechos fácticos para poder dominar la realidad. Las estructuras de dominio se
sirven de mercancías, datos, objetos, cosas cuyo terreno ideal es el
pensamiento positivo.
Es evidente que un pensamiento negativo, una
dialéctica negativa mira no a la consecución de una síntesis positiva, sino que
se entrega a su fuerza crítica, para contrarrestar los sistemas
económico-políticos y la mentalidad tecnocrática que la sostiene.
Ontología de la
contradicción y del no-ahora.
La fuerza de la contradicción pertenece a las
cosas mismas, no es algo que se impone a la realidad, es el movimiento
inevitable de procesos reales vistos desde la totalidad y desde el conjunto.
El único modo de contrarrestar la obra de la
totalidad sobre los individuos es a partir de un pensamiento de la totalidad
que revele la voz de la contradicción,
ya que desde un análisis fragmentario no aparecen las contradicciones internas.
Si se considera el desarrollo de la razón
iluminista se puede llegar a la conclusión que la racionalidad se coloca como
garantía de la libertad y la justicia, sin embargo ha sido Auschwitz la total
desventura de la tierra totalmente iluminada, ahí terminan todos los sueños
entusiastas ideados por los iluministas, ahí fenece la racionalidad iluminista
e ilustrada.
La tarea del pensamiento crítico es hacer
evidentes las contradicciones que recorren la sociedad y la cultura; tarea
difícil porque no es fácil mantenerse alejado del poder seductor de la
manipulación, del control, y mantenerse alejado de traducir la crítica en
positividad y sistema.
La utopía
concreta de Ernst Bloch es una versión positiva de esta crítica de la realidad,
utopía que mira a las potencialidades, direcciones y requiere de un todavía no que invade el presente.
Bloch revisa el materialismo dialéctico y
ello le ofrece el soporte para una ontología del todavía no. La materia vista
como potencialidad dinámica y abierta constituye el cambio, el giro del
pensamiento hegeliano operado por Marx. Así a la clausura del espíritu
hegeliano se contrapone la apertura de la materia. Lo negativo que vive en las
cosas no es otra cosa que el destino de las mismas cosas vistas en su
materialidad, la tarea del pensamiento es aprehenderlo y secundarlo.
Aporías.
La escuela de Franckfurt es fuertemente
criticada por la escuela crítica. La investigación sociológica sobre las
estructuras ideológico-culturales, en el mundo contemporáneo, es un proyecto de
investigación positivo que entra en conflicto con la práctica de la crítica
sistemática y con la dialéctica negativa tematizada por Adorno.
El marxismo es duramente criticado desde el
positivismo marxista y el determinismo marxista, además la escuela crítica
considera que la lucha de clases es algo inactual.
Theodor Wiessegrund Adorno (1903-1969) se
puede considerar el máximo exponente de la escuela de Frankfurt, su obra mayor
lleva por título la dialéctica de la
ilustración[1],
obra escrita en compañía de Horkheimer (1895-1973) publicada en el año de 1947
en Ámsterdam. En ella desarrollan los conceptos metódicos y los filones
interpretativos fundamentales de la escuela de Frankfurt de modo paradigmático.
El análisis parte del
método hegeliano y de su crítica: si es verdad que el hegelianismo es entendido
como pensamiento dialéctico, como capacidad de evidenciar las contradicciones y
de indicar las superaciones de estas contradicciones, entonces también es
verdad que la dialéctica hegeliana está construida sobre la cabeza, sobre la
razón, sobre la teoría.
Es necesario ahora
corregirla, es necesario entrelazarla, identificarla como la clave de la
comprensión de lo determinado, es necesario identificar la dialéctica como la
clave de la comprensión de nuestro mundo, del mundo burgués. En otros términos
es necesario decir que la dialéctica puede convertirse en algo verdadero sólo
cuando refute, rechace la absolutización de la metafísica y cuando valga o
acepte la tendencia a la comprensión de lo concreto.
Dialéctica
materialista, objetiva y concreta como aquella que produce Adorno y Horkheimer
y no dialéctica subjetiva, ni idealista como aquella que produce Hegel.
La dialéctica de
Hegel refleja la totalidad antagónica del mundo burgués, absolutiza las
contradicciones y demuestra una famosa y celebre voluntad apologética de la
situación existente.
La dialéctica también
puede revelar una situación trágica. Este es el propósito sobre el cual Adorno
y Horkheimer harán su investigación sobre la dialéctica: investigar las raíces
por las cuales la humanidad en vez de alcanzar una condición verdaderamente
humana, se precipita en una especie de barbarie[2].
El progreso de la humanidad hacia la barbarie constituye la dialéctica de la
ilustración.
La época de la Aufklärung tiene su inicio cuando el
hombre comienza a ejercitar su dominio sobre la naturaleza librándose del miedo
de la superstición: ya en la esfera del mito se desarrolla el proceso de la
iluminación, Ulises es su héroe.
La liberación del hombre respecto al mito y
al miedo se encarna en el poder racional de dominar la naturaleza y en el poder
racional de dominar a los hombres. Dicho poder racional se organiza como saber
unitario, como saber sistemático y normalmente se organiza según las reglas del
modelo matemático. Así se destacan los tres grandes ejes sobre los cuales se
mueve la Aufklärung: liberación,
autoridad y sistema.
Pregunta Adorno:
¿Quién es el sujeto de esta dialéctica de la Aufklärung? E inmediatamente responde que el sujeto de esta
dialéctica es el burgués, que asume distintas denominaciones según las épocas:
el patrón, el libre emprendedor y el administrador.
La filosofía moderna
representa de manera completa la vocación teórica de la voluntad de dominio
sobre la naturaleza y sobre los hombres, voluntad de dominio que anima y mueve
el espíritu del burgués, que rompe el equilibrio y que abre la esfera de la
alienación.
La crisis de la Aufklärung es casi inevitable, el
retorno a la barbarie primitiva es casi fatal, la historia humana se precipita
en la tragedia y ya es tragedia la historia que la humanidad vive hoy. El mundo
contemporáneo está dominado por la falsa propaganda que impone módulos de pensamiento, de gusto, de la total
objetivación técnica y espiritual.
El texto de
Horkheimer y Adorno se ubica en lo que Foucault llama la ontología de la
actualidad, pero presupone una visión pesimista sobre la dialéctica, ya que
mientras el texto de Kant Wat ist
Aufklärung? Es un tono exaltado y optimista, los dos autores mencionados y
desde la escuela de Frankfurt se encuentra un tono pesimista y casi negativo.
Sin embargo el horizonte de pensamiento sobre el cual se delinea la teoría
crítica ya se refleja en el texto de los mencionados autores.
Continuidad y
divergencias.
Horkheimer y Adorno han dejado la situación
política y social en una insatisfacción trágica y nostálgica. Habermas hereda
dicha situación y en parte la modifica, el objetivo inicial de su reflexión es
la realización de una nueva investigación sobre la sociedad orientada en
sentido emancipatorio, con cánones diversos del marxismo. El territorio de una
nueva ciencia crítica de la sociedad se coloca para Habermas en el ámbito de la
cultura, de los intercambios comunicativos, de lo que él llama la esfera pública.
Para Habermas la esfera pública es lugar
donde se pueden colocar las potencialidades liberantes en nuestro mundo.
Tanto Habermas como Apel subrayan la
diferencia entre saber filosófico y saber técnico-científico, reconociendo en
ellos distintos tipos de saber, diversos tipos de intereses cognoscitivos que
se complementan e integran. Para Habermas la filosofía es epistemología, es
decir, teoría de la ciencia y de los saberes orientada en un sentido crítico y
emancipatorio; él descubre que hay una afinidad entre la racionalidad pragmática
y el pensamiento idealista trascendental, afinidad que es desarrollada por
filósofos como Bernstein y Honneth.
Tanto Apel como Habermas atenúan el
hegelianismo y optan fundamentalmente por el kantismo, rechazan el solipsismo
idealista racionalista y propugnan por una racionalidad intersubjetiva, un
sujeto comunicativo, interpersonal enmarcado dentro del giro lingüístico.
Ni Apel ni Habermas comparten una despedida
de la razón como lo teoriza la escuela de Franckfurt; consideran insensata la
pretensión de construir una crítica de la razón privada de fundamentos normativos; ellos intentan una reconstrucción a partir
de la crítica, reconstruir la razón a partir del giro lingüístico.
[1] Dialectik der Aufklärung. El texto más famoso de la escuela de
Frankfurt.
[2] Cfr. Adorno, Theodoro
Grussegrund y Max Horkheimer. Dialectik
der Aufklärung, 8.
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