Curso de filosofía moderna. cap. V


Los grandes sistemas filosóficos de los siglos XVII y XVIII.

1.    El racionalismo.

Racionalismo es la posición epistemológica que ve que el ejercicio del pensamiento se realiza solamente en la razón; esta, a su vez, es la fuente principal del conocimiento humano.

¿Cuándo un conocimiento es racional? Cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra razón juzga que una cosa tiene que ser así, siempre y en todas partes, entonces y sólo entonces nos encontramos ante un conocimiento racional, un verdadero conocimiento.

Semejante conocimiento se nos presenta cuando por ejemplo se formula el juicio: todos los cuerpos son existentes, ya que en ello se ve la evidencia de algo que tiene que ser así, que la razón se contradice a si misma si manifiesta lo contrario. Este juicio es necesariamente lógico y universalmente válido.

Por el contrario, en el ejemplo del juicio: el agua hierve a los cien grados centígrados, manifestamos no una necesidad lógica, ni una validez universal, pues se puede comprobar que el agua hierve a los cien grados centígrados, hasta donde sabemos, pero puede darse que bajo determinadas circunstancias que el agua no hierva a los cien grados; en estos casos, estos juicios tienen un límite que es el de la experimentación.

El primer juicio: todos los cuerpos son existentes, manifiesta una validez lógica del pensamiento, pues no hay necesidad de recurrir a la experimentación para comprobar que dicha nota es algo constitutivo de la cosa misma, es decir, el fundamento mismo es el pensamiento.

De donde se concluye que todo juicio fundado en la razón tiene una validez lógica y una validez universal, los demás no.

Para el racionalismo todo conocimiento verdadero se funda en la razón, es decir en el pensamiento, esta es la base y el origen de todo conocimiento humano.

El racionalismo tiene dos acepciones: una amplia y una estricta. Primero veremos la acepción amplia y luego nos detendremos en la estricta.

1.1.       Sentido amplio del racionalismo.

Es un término que designa todas aquellas filosofías que consideran la realidad gobernada por un principio inteligible, sea la verdad, el bien, la idea, la armonía o también la simple necesidad causal. Principio que sería accesible al pensamiento y evidente desde el punto de vista racional o se identifica formalmente con el pensamiento mismo.

El término contrapuesto es el de irracionalismo y en cuanto tal encuentra los más variados ejemplos en la historia de la filosofía.

1.2.       Historia del racionalismo.

Se puede hablar de racionalismo en Platón ya que para este la realidad es ordenada según el modelo ideal y teleológico del bien. También Hegel es racionalista ya que el proceso de la realidad coincide con la autorrealización de la razón o del espíritu. Son igualmente racionalistas Descartes, Pascal, Leibniz, Spinoza, Malebranche, etc.

Contrariamente irracionalista se puede considerar a Epicuro, que insiste en la causalidad combinada de los átomos que constituyen las cosas. También en la doctrina de Schopenhauer se puede intuir algo de irracionalismo, cuando considera la realidad como manifestación de una voluntad vital absurda, que es fuente de dolor para todos los seres y privada de objetivos.

Análogamente se puede hablar de racionalismo práctico en el caso del intelectualismo socrático, contrapuesto a la indiferencia práctica de los escépticos; también se habla de racionalismo religioso como en el caso de las tesis deístas que tienden a identificar las verdades reveladas con los dictámenes de la simple razón, como en el caso de Kant.

1.3.       Sentido estricto del racionalismo.

En un sentido más restringido, históricamente el racionalismo se aplica a una corriente de pensamiento desarrollada en el siglo XVII en Europa, frecuentemente en polémica con la corriente contemporánea del empirismo. Estas dos corrientes se fusionan en la Ilustración y tienen su culmen en el criticismo kantiano.

Descartes es el fundador del racionalismo moderno y la filosofía cartesiana encarnó por mucho tiempo los ideales racionalistas, influyendo así en toda la cultura europea y sobre todo en las ciencias.

1.4.       Origen del racionalismo.

El racionalismo moderno puede rastrearse en sus orígenes más lejanos en el afincamiento de la clase burguesa en la economía, en la administración, y en general en todas las directrices políticas de los nuevos Estados nacionales de la Europa moderna.

Dicho afincamiento de la clase burguesa, está acompañado por una profunda revolución de las instituciones culturales, por la imposición de las academias libres, por la implementación de la educación pública sobre las viejas universidades medievales y por la progresiva desvinculación de las ciencias naturales de la metafísica escolástica.

Se pueden considerar como precursores del racionalismo, en lo que se refiere a lo político a Maquiavelo, Rodin y Moro.

En la línea política, Grocio en su texto De Iure Belli ac paces, reconoce explícitamente la identidad entre la naturaleza y la razón; así mismo aplicó al derecho y a la política el procedimiento matemático demostrativo racionalista.

La identidad entre el modelo matemático y la razón, eleva la técnica comercial emprendedora y bancaria de la clase burguesa, que en la razón matemática reconoce también todo un instrumento político de afirmación anti-feudal; por otro lado, da lugar a la incrementación teórica de las ciencias matemáticas, tal como lo hacen Tartaglia, Viéte y la introducción de las letras en el álgebra, y al incremento de las técnicas y de la instrumentalización de la investigación científica.

La nueva mentalidad científica además, enriquece las cuestiones fundamentales sobre cosmología, astronomía y las conexiones con la moral y la religión, por ejemplo en la medicina con Harvey[1] y en la química con Boyle[2].

1.5.       Racionalismo y método cartesiano.

El Discurso del método de Descartes representó un manifiesto para el movimiento racionalista, que encontraba en el método matemático su punto de convergencia teórico ideológico; además dicho texto representó la formulación más general y sistemática de todo el movimiento racionalista.

¿Cuál es el propósito del Discurso del método? El texto tiene como propósito la fundamentación del saber sobre la sola razón, excluyendo todo tipo de influencia dogmática en lo referente al principio de autoridad religiosa, moral y en general de carácter histórico.

Si la intención era fundamentar el saber en la razón, ello implicaba una reforma total del mismo, ya Descartes había intuido, en 1619, cómo realizar este cambio; para ello había considerado la posibilidad del descubrimiento de una nueva ciencia universal del orden y de la medida, que fundándose sobre cadenas de razones claras y distintas, debía aplicarse a todo tipo de saber incluida la moral, y tener presente en la práctica la cuantificación geométrica.

El método está compuesto de análisis y síntesis, descomposiciones y recomposiciones; este procedimiento tiene como finalidad encontrar el orden racional que se da o que se esconde detrás del aparente desorden de los fenómenos cuantitativos, y desde ahí intenta reconstituir una segunda naturaleza de las cosas, a disposición de la voluntad dominadora y creadora de la razón humana.

Este proyecto cultural encontró sus aplicaciones naturales en la propuesta filosófica de Thomas Hobbes, cuando reduce la moral al método geométrico de Euclides. La ética de Spinoza para muchos aparece como uno de los más grandes textos que compendia los ideales racionalistas; ideales que perduran hasta nuestros días.

En la época contemporánea, las polémicas sobre el irracionalismo de una u otra manera constituyen un eco de problemáticas iniciadas en el racionalismo.

Si el racionalismo fundamenta el saber en la razón ¿Qué significa saber? El saber es el conocer que ha sido problematizado por la filosofía moderna. El saber que tiene necesidad de un fundamento, de una base y de una razón; el racionalismo pretende ser el fundamento dicho saber, el que es el conocimiento sobre la realidad externa, conocimiento que no se reduce a la simple certeza de nuestras representaciones, sino que tiene verdad, es decir, toma la estructura auténtica de la realidad externa, de la realidad en sí misma. El saber es lo que nos lleva más allá de nuestras representaciones o también el conjunto de nuestras representaciones en cuanto está en grado de captar la realidad externa.

1.6.       Características del racionalismo.

El racionalismo considera que todo tiene una razón de ser, además considera que todo proviene de un principio primero que hace parte de lo racional y además considera que todo se encamina hacia un fin último.

El ejercicio de la razón está determinado por el modelo matemático-geométrico, pues dicho modelo es el que propicia alcanzar verdades indubitables y certezas de las que no se puede dudar ulteriormente.

Para el racionalismo todo lo real es racional, todo lo racional es real. Para dicho movimiento, el todo se explica desde el modelo de la causa y el efecto, es decir que la columna vertebral que sostiene la realidad es la dialéctica causa y efecto.

El racionalismo establece, desde la relación sujeto-objeto, que el primero tiene una primacía sobre el segundo, esto se hace de tal manera que en algunos momentos se llega a cuestionar y dudar de la existencia del objeto.

Algunos pensadores racionalistas afirman que el hombre posee algunas ideas innatas, otros sostienen que existen ideas trascendentales y apriorísticas.

Para los racionalistas el mundo se puede explicar como si éste fuera una proyección del sujeto. Existen otros pensadores que consideran que el mundo existe como si fuera la obra de una mente divina. Hay quienes consideran que el mundo existe por acaso, es decir, que este es el producto de fuerzas de repulsión y atracción. La naturaleza y la tierra son concebidos por los racionalistas como si estos fueran una gran reserva de materiales naturales, un gran depósito de materiales naturales y de los cuales el hombre puede disponer a su antojo.

Para los racionalistas los instintos, los impulsos, los deseos y los sentidos pueden llevarnos al engaño y al error, esta es la razón por la cual es necesario someterlos a la crítica y al análisis.

Los racionalistas se plantean el problema de si la doxa (el sentido común) propicia algún tipo de conocimiento, también se plantean la cuestión acerca de si este proviene solamente de la episteme, del saber cuidado, especializado y cultivado.

Para el racionalismo el hombre es sujeto; en este sentido algunos de los pensadores adscritos a este movimiento consideran que la subjetividad del sujeto es la responsable de la acción moral, también pueden llegar al extremo de sostener que el sujeto está atado, unido y relacionado con el objeto, por lo tanto, el que le da el carácter de subjetividad es la dependencia que el hombre establece con el objeto.

El racionalismo, retoma la doctrina aristotélica cuando considera que el arte es mímesis, y esta va unida a la razón y a la forma.

Para el racionalismo los métodos inductivo, deductivo, analítico y sintético son los caminos más acertados para llegar a la verdad; esta tesis es llevada hasta el extremo de sostener que sin el ejercicio del método no es posible llegar a esclarecer la verdad.

2.    Autores.

2.1.       Descartes: padre del racionalismo.

2.1.1.   Aspectos biográficos.

Nace el 31 de marzo de 1596 en la Haya, en los confines de Touraine y Poitou. Fue educado por su abuela y una nodriza. Tuvo salud frágil hasta los veinte años.

Se educa con los jesuitas en la Fleche. Allí cursa sus estudios de filosofía escolástica, ciencia y humanidades. Educación que siempre catalogará de excelente. En 1612 abandona el colegio y se dedica a viajar. En 1616 obtiene la licenciatura en derecho en Poitiers. En 1618 conoce al sabio matemático Isaac Beeckman[3]. En 1619 asiste a la coronación de Fernando II, cuando regresa de la coronación, mientras invernaba en Alemania encerrado y al calor de una estufa, es cuando tiene lugar el acontecimiento decisivo de su vida. En la noche del 10 de noviembre de 1619 el fuego prendió en su cerebro tres sueños y tuvo una especie de iluminación. Los que lo conducían a una ciencia admirable, según ésta se pregunta si ¿es la geometría analítica, es el método, es la matemática? Parece ser que sea la última.

En 1620 tiene la iluminación de un invento admirable: la invención de los lentes, cuyo fundamento es la ley de refracción.

Se va a vivir a Holanda hasta 1649, allí compone las Reglas para dirigir la inteligencia (1628-1629), además realiza disecciones de animales; realiza breves viajes a Francia. En 1647 visita a Pascal y le sugiere la idea de los experimentos sobre el vacío.

La reina Cristina de Suecia lo invita a su cohorte, donde adquiere una pulmonía y muere el 11 de febrero de 1650 a la edad de cincuenta y cuatro años.

2.2.       Obras.

2.2.1.   Reglas para dirigir la inteligencia.

Es un tratado escrito en 1628, cuyo tema central es la reducción de lo múltiple y de lo diverso a estructuras formales simples que se esconden detrás de la aparente diversidad de lo material. La obra consta de 21 reglas, de las cuales:

Unas se refieren al adiestramiento de la inteligencia, otras a las técnicas de simbolización del lenguaje, otras a la materialización de los problemas físicos.

Aquí es donde Descartes habla por primera vez de su teoría de las ideas innatas que son aquellas ideas que los hombres encuentran con la pura razón, sin la intervención de la imaginación, ni de los sentidos, tampoco vienen derivadas de lo externo, ni construidas convencionalmente, sino apresadas en una especie de iluminación intelectual, constituyendo una estructura lógica que Dios ha querido imponer en la mente de sus criaturas dotadas de inteligencia, con lo que se hace posible construir un sistema del mundo.

2.2.2.   El mundo o tratado sobre la luz.

En esta obra, Descartes presenta la posible formación mecánica del mundo a partir de un estado inicial del cosmos, en cuanto caos, en virtud de leyes generales de la naturaleza, principios de inercia, leyes de la comunicación y del movimiento, etc.

2.2.3.   El discurso del método.

Este texto se divide en varias partes, ellas son:

La primera expone las razones de la necesidad del método desde el momento en que la ciencia exige sólo una inteligencia normal aplicada al buen sentido.

La segunda expone las reglas que componen el método, a saber: la evidencia, la descomposición, el orden y la enumeración.

La tercera expone los principios de una moral provisoria en la que se construye una legislación temporal que reemplace la vieja moral y se busque un lugar en el cual habitar; así pierde el carácter oportunista que contenían las leyes: obedecer a las leyes y las costumbres vigentes y más bien alinearse en opiniones más moderadas.

La cuarta habla sobre la duda metódica, la que tiene como consecuencia la afirmación de la primera verdad: pienso.

De la afirmación central del pensamiento de Descartes Cogito ergo sum, se puede inferir que el cogito es el primer conocimiento seguro al que arriba Descartes, es el primer principio indubitable al que lo lleva su duda metódica, es el existente, su esencia es ser pensante y tiene como propiedades las siguientes:

El pensar y el conocer: no se puede llegar a conocer si no se piensa. El sentir y el amar: no se puede llegar a amar si no se siente. El querer y el elegir: no se puede llegar a elegir si no se quiere.

Son relevantes en el pensamiento cartesiano el método, la metafísica, dentro de esta se destacan la duda metódica, el cogito, el yo, Dios y el mundo. La ciencia, dentro de esta se destacan la física y la sicología. La moral, dentro de esta se destacan la moral provisional y la moral definitiva.

El método.

En esta obra es claro que el filósofo tiene como tarea la búsqueda del método para llegar a la verdad, la extracción de la esencia del método matemático, su generalización y aplicación a cualquier campo. Para Descartes hay cuatro elementos que definen este modo matemático reducido a lo esencial:

La intuición, según esta, sólo se acepta por verdadero lo evidente clara y distintamente. El análisis es la regla del método.

La descomposición, se trata de dividir o descomponer un problema en tantas partes cuantas sea posible.

Proceder con un orden gradual, partiendo de los conocimientos más simples hasta llegar a los más complejos.

Hacer revisiones y enumeraciones tan complejas de modo que no se omita nada; la enumeración debe ser ordenada estrictamente por el pensamiento.

La metafísica.

Descartes cultiva la metafísica para asentar los fundamentos de la física y ésta es cultivada con fines prácticos. La metafísica en el pensamiento de Descartes se propone demostrar que el mundo material es sólo extensión, los cuerpos son comprensibles por la geometría, todo en la naturaleza se explica mecánicamente. La deducción de la metafísica se hace según un orden lógico. Tanto el yo, como el mundo exterior y Dios son tres sustancias. Al yo le corresponde un ser pensante, por ende es una res cogitans. Al mundo le corresponde ser una res extensa. Dentro de esta caracterización a Dios le corresponde una res infinita.

Las tesis metafísicas

La duda metódica.

Es el primer paso de la filosofía, este intenta deshacerse de los prejuicios y comprobar las certezas. Para Descartes la duda metódica es un método, no es mero escepticismo, ya los escépticos dudan por dudar, Descartes duda para encontrar la verdad, la duda para él es sólo un medio para alcanzar un fin.

La duda metódica consiste en que hay que rechazar como falso, algo que admita una duda, lo que no se presenta clara, evidente y distintamente a la razón; la duda es metódica más no escéptica. La religión y la moral son dos regiones exentas de duda.

La duda recorre varias etapas, estas son: la percepción sensible, el sueño y la vigilia, todo no puede ser engaño, en lugar de Dios podría darse un espíritu maligno. Toda duda general engendra la primera certeza.

Según Descartes hay dos regiones exentas de duda: La religión porque es revelada y la moral porque es práctica, acción que no sólo busca la verdad a partir de la vivencia, sino que es acción posterior a la contemplación de la misma.

El cogito.

Descartes pensaba que todo era falso, pero a pesar de ello, no podía dejar de pensar que realmente fuera así; de esta manera, llega a la afirmación del pienso luego existo; frente a esta experiencia, la duda no tiene sentido. Descartes presenta el cogito ergo sum a la manera de un silogismo según el cual para pensar es necesario existir. Esta intuición es el primer principio de la filosofía cartesiana.

El yo.

El cogito es el pensamiento, este es conocido por la conciencia, así se da la identidad entre la conciencia y el pensamiento, el yo es una cosa pensante, es una sustancia, cuya esencia entera o naturaleza es la de pensar, el yo es un alma.

Para Descartes el yo revelado en el cogito es espíritu puro, de ahí que sea perfectamente pensable según Descartes en la alternativa: el yo o mi espíritu. Para Descartes el alma es una sustancia espiritual distinta del cuerpo, es inmortal, posee ideas innatas, posee la idea de Dios como ser perfecto.

Dios.

De Dios se pueden considerar su existencia, su naturaleza y sus atributos.

Su existencia: Descartes da tres pruebas de la existencia de Dios, de las cuales dos se dan por el principio de causalidad, la tercera desde Kant se llama argumento ontológico, la que se da por el análisis de la idea de perfección.

Primera prueba. Según esta, tenemos la idea de un ser perfecto ya que dudar es imperfecto ¿de dónde proviene esta idea? evidentemente de un ser perfecto, ya que la idea de perfección sólo puede provenir de un ser perfecto. Dios pone en el hombre la idea de perfección, de esa manera, el hombre puede pensar la perfección suma de Dios y la imperfección del hombre y de lo creado.

Soy imperfecto, puesto que dudo, y tengo la idea de perfección, por ende, la idea de perfección que poseo no proviene de mi ser, dependo pues de una causa que posee por si misma toda perfección.

Segunda prueba. Según esta, Dios es un ser tal que no puede concebirse otro mayor; ahora bien, es más existir en el espíritu y en la realidad que existir en el espíritu solamente, por tanto, Dios existe.

Tercera prueba o Argumento ontológico cartesiano. De la idea de Dios en cuanto ser perfectísimo se sigue la existencia de Dios. Kant critica este argumento diciendo que es un racionamiento de tipo lógico, que no dice nada sobre la existencia, según Kant es imposible el paso de lo lógico a lo ontológico.

En Dios nos encontramos ante el concepto de substancia; esta se puede definir así: una cosa que para existir no necesita de nada exterior a ella.

Descartes se pregunta por Dios, lo llega a descubrir como idea innata; si esto fuera así, entonces Dios sería una idea subjetiva y mía; para escapar a esta subjetividad, Descartes sostiene que la idea del ser perfecto contiene una realidad infinita que no puede estar en nosotros, porque la causa conviene al efecto; Dios es un ser perfectísimo, es la causa de la cual nosotros dependemos que somos imperfectos, si Dios que es la causa efectiva, debe tener tal naturaleza que sea igual a lo que nosotros pensamos de Él, de aquí se abre un espacio que nos aleja del cogito ergo sum solipsista y nos sitúa en algo que no es sólo pensamiento, que es realidad efectiva: Dios mismo.

Así hemos llegado a la certeza del ser perfectísimo, del cual no podemos suponer que nos engañe; si las ideas claras y distintas nos informan de lo extenso, estas entonces son verdaderas cuando actúan diversas cualidades primarias que representan las cosas, como son en sí.

Así aparece en Descartes el mundo exterior, donde Descartes combina la idea innata platónica con la prueba escolástica de la causalidad.

Según Descartes como todas las cosas dependen de algo externo a ellas para existir, excepto Dios, entonces Dios mismo es substancia divina.

De lo anterior se deduce que no existe nada autónomo, ni causalidad autónoma, ni libertad, ni autonomía de la persona humana; estas, junto con la conciencia y el cuerpo, dependen de Dios como ser perfectísimo.

El mundo.

La demostración de la existencia del mundo material, es afirmada por Descartes a partir de su duda metódica.

La idea de los cuerpos no puede ser producida por nuestro espíritu, ya que no tenemos conciencia de producir esta idea, por el contrario, tenemos conciencia de no producirla y de comportarnos pasivamente respecto a ella. La conciencia es co-extensiva al pensamiento.

La causa de la idea de un cuerpo es un cuerpo. Donde se hacen posibles tres hipótesis: esta causa puede ser Dios, un espíritu distinto del mío o un cuerpo. Pero no tenemos ningún medio para conocer la producción de la idea por Dios o por el espíritu, por el contrario, tenemos una inclinación natural a creer que es producida por un cuerpo. Por consiguiente, Dios nos engañaría si la idea de cuerpo proviniese de algo que no fuera un cuerpo.

Descartes concluye que existe una sustancia cuya esencia es la extensión. Los diversos cuerpos son determinaciones de la extensión, de donde se sigue que toda la física no es más que geometría. Algo que va de acuerdo con el pensamiento cartesiano cuando sostiene que la esencia de las cosas materiales no puede ser otra que la extensión geométrica.

La ciencia.

La finalidad de la metafísica era la de fundar la física matemática, este objetivo ha sido alcanzado puesto que se ha demostrado la existencia de las cosas materiales cuya esencia se reduce a la extensión. Una vez que se han eliminado de la realidad las formas aristotélicas y todo elemento cuantitativo, la física puede desarrollarse desde la geometría.

La física: para Descartes la física se concentra en la búsqueda de los principios generales o causas primeras, causas de todo lo que existe, o puede existir en el mundo, considerando en esto nada más que Dios, su creador, sin obtener por otra parte la causalidad, sino solamente por ciertos gérmenes de verdades que hay naturalmente en nuestras almas.

Luego Descartes ha examinado cuales son los efectos primeros y ordinarios que podían deducirse de estas causas, por este camino Descartes ha encontrado cielos, astros, una tierra e incluso sobre la tierra agua, aire, fuego y minerales.

De aquí se puede inferir que la física cartesiana se desarrolla a priori, lo cual lleva a reconocer a Descartes que Dios es inmutable, que la cantidad de movimiento debe ser constante en el universo, que cada cosa permanecerá en el estado en que está mientras nada la cambien, un cuerpo permanece en el mismo estado de reposo o movimiento mientras no se ejerza sobre él una fuerza. De este modo los primeros principios de la física cartesiana son deducidos a priori: el principio de la conservación del movimiento y el principio de la inercia.

La sicología: toda la antropología cartesiana descansa sobre la distinción del cuerpo y del alma; el cuerpo es una sustancia cuya esencia es la extensión y el alma una sustancia cuya esencia es el pensamiento.

El cuerpo considerado en sí mismo depende de la física, es una especie de autómata, que se explica totalmente por las leyes del movimiento. De aquí proviene la teoría de los animales máquinas, ya que los animales no tienen alma, son sólo cuerpo, no tienen sensaciones, los animales no ven, sino que hacen movimientos visivos, no oyen sino que tienen movimientos auditivos, la vida de estos es simple movimiento mecánico del cuerpo. Concibe así Descartes la vida como algo meramente físico, el cuerpo como mera extensión, el movimiento es algo funcional, es algo matemático, toda la naturaleza queda mecanizada y cuantificada. Si los animales no piensan no tienen alma, son máquinas.

El alma, el espíritu es puro. En cuanto pasiva contemplando las ideas es entendimiento. En cuanto activa, voluntad.

El problema más espinoso de la antropología cartesiana es el de la unión de alma y cuerpo. El hombre es uno, es una naturaleza simple, un dato de intuición del que no se puede dudar. Afirma que el alma no está en el cuerpo como el piloto de una nave. Llega incluso a utilizar las afirmaciones de la escolástica: el alma está unida real y sustancialmente con el cuerpo, el alma es incluso forma sustancial del cuerpo

Descartes concibe el cuerpo y el alma como substancias distintas pero a la vez van unidas. Propugna por una antropología de tipo dualista, donde descuellan la res cogitans y la res extensa, la esencia es la res cogitans, mientras la res stenza, es decir el cuerpo depende la física.

Pero el problema que se percibe en la antropología cartesiana está en que estas nociones de alma y cuerpo, propias de la escolástica, no tienen ya ningún sentido en una filosofía que afirma que alma y cuerpo son dos sustancias completas. Por lo tanto surge un conflicto entre las dos evidencias: la distinción y la unión, y esta antinomia no puede deshacerse. Y Descartes lo admite claramente en una carta a la princesa Isabel: no me parece que el espíritu humano sea capaz de concebir distintamente y a la vez la distinción entre alma y cuerpo y su unión, ya que para ello es necesario concebirlos como una sola cosa y a la vez concebirlos como dos, lo cual es contradictorio. La unidad del hombre es pues un hecho irracional, es lo que en lenguaje moderno se llama un misterio.

Dentro de la sicología Descartes da la posibilidad de la existencia de tres clases de ideas:

Las que son forjadas por la imaginación, como la del centauro, o de quimera que son ficticias.

Las que provienen del exterior a través de los sentidos, como las sensaciones de color o de calor, y son ideas adventicias.

Las innatas, dentro de las cuales incluye la idea de Dios, y la idea de la extensión, que son las únicas que tienen una función metafísica porque son las  únicas ideas claras y distintas.

La ciencia excluye la búsqueda de las cosas finales, para Descartes todo se desarrolla antes que la experiencia.

Para Descartes el conocimiento no es una actividad sino una pasividad. La única función activa del espíritu es la voluntad. Como el juicio es claramente un acto de voluntad. A esta teoría del juicio se la llama voluntarista.

La voluntad es libre. El poder elegir o libre arbitrio es un hecho, ya que lo sentimos y experimentamos en nosotros mismos. La libertad es infinita, es igual a la de Dios.

La moral.

Moral Provisional.

Vivir del mejor modo posible mientras la razón esté en duda, práctica de las máximas morales.

Obedecer las leyes y las costumbres de mi país, el conformismo social es una necesidad práctica. Engloba la religión en cuanto institución social, una tradición establecida. Se extiende a las opiniones medias comúnmente aceptadas por la gente sensata, pues mientras no se tiene certeza hay que confiar en los prudentes.

Ser tan fuertes y tan resueltos en nuestras acciones como podamos. Poco importa que la decisión descanse sobre una opinión solamente probable o incluso causal. Como las acciones de la vida a menudo no pueden aplazarse, una decisión cualquiera será siempre mejor que la indecisión, y la perseverancia en la ejecución será siempre mejor que la inconstancia.

Intentar siempre vencerme a mí antes que a mi fortuna, y cambiar mis deseos antes que el orden del mundo. Descartes tomó este precepto de los estoicos. Epicteto distinguía entre las cosas que dependen de nosotros y las que no dependen de nosotros, y enseñaba que sólo nuestros pensamientos estaban totalmente en nuestro poder, de suerte que gobernando sus pensamientos, el hombre puede sustraerse al imperio de la fortuna y rivalizar en felicidad con Dios. Descartes hace la abstracción de la doctrina panteísta que servía de fundamento a esta doctrina entre los estoicos. Para él, este precepto expresa el único camino que tiene el hombre para llegar a estar contento, es decir, satisfecho y feliz.

Toda mi vida cultivar la razón y avanzar tanto como pueda en el conocimiento de la verdad sirviéndome del método propuesto para alcanzar la misma. Este último precepto es la justificación de los tres anteriores, pues éstos tienen sentido como medios para vivir bien mientras se busca la verdad. Y su propia justificación es que el conocimiento del verdadero bien lleva de suyo una conducta justa, según el principio socrático que dice que basta juzgar bien para obrar bien.

Moral definitiva.

Descartes no formuló jamás su moral definitiva, pero si esboza sus rasgos principales. Es en su conjunto una moral cristiana, ya que deriva de la metafísica que ha demostrado la existencia de Dios y la inmortalidad del alma. Contiene tres preceptos que corresponden a los tres últimos de la moral provisional. La diferencia consiste en que el espíritu está ya en posesión de la verdad.

Que el hombre intente servirse de la razón para conocer la bondad de Dios, la inmortalidad del alma, la magnitud del universo y el vinculo que une al hombre con la sociedad. La contemplación de Dios engendra el amor, el abandono y la alegría.

Que el hombre tenga una firmeza y una resolución constante en la ejecución de lo que le ha aconsejado la razón, sin que sus pasiones o apetitos lo desvíen de ello. La virtud consiste en la firmeza de esta resolución. La virtud cartesiana tiene un nombre: la generosidad.

No desear lo imposible y no debe arrepentirse de los propios errores. El primer punto es una simple repetición de la idea estoica. El segundo se justifica por la resolución de usar del mejor modo posible, la propia razón, pues en esta hipótesis el error no es culpable, y no hay que arrepentirse de él.

Cuerpo-alma.

La substancia divina existe sólo por si misma, las demás substancias dependen del ser perfectísimo que es Dios, fuera de esto ya no dependen de nada, son realmente substancias imperfectas y finitas.

El cuerpo y el alma son substancias de este tipo, si no dependen de nada entonces son substancias independientes, no hay acción recíproca entre ellas y actúan con total independencia. El alma existe como conciencia no fuera del cuerpo.

Pascal critica a Descartes por su falta de sentido de lo concreto y singular opuesto a lo universal, su poca fe opuesta a la razón.

Pascal.

Aspectos biográficos.

Nació en Clermont-Ferrand en 1623, tenía dos hermanas: Gilberta mayor que él y Jacqueline más pequeña. Su madre muere en 1626 y es educado por su padre, que traslada su residencia a París en 1631

Es considerado un niño precoz, escribe cartas a sus amigos donde muestra dotes sobresalientes, descubre ya en su infancia el teorema 32 de Euclides acerca de las intersecciones, y el elabora un tratado sobre acústica en 1654.

El pensamiento de Pascal es muy amplio, su reflexión filosófica abarca amplias áreas del saber, para tratar de abarcar su reflexión, del horizonte conceptual de Pascal, vamos a considerar los siguientes aspectos: el matemático, el físico, la moral, la metafísica, la antropología, la teología, la noción de orden y los tres órdenes.

Pascal: el matemático.

Los descubrimientos pascalianos en su actividad matemática, se concretan en la invención del triángulo aritmético, en la inauguración del cálculo combinatorio: calcular todas las combinaciones posibles entre un número dado de términos, en el enunciado de las reglas de las partidas, y el cálculo de probabilidades: en un juego de azar interrumpido antes del final de la partida, repartir equitativamente las apuestas de cada jugador. Dichos descubrimientos se enmarcan dentro de lo que Pascal tiene como objetivo: enunciar los grandes rasgos de lo que podría llamarse una filosofía de las matemáticas.

Tanto Pascal como Descartes declaran que la geometría es la más perfecta de todas las ciencias. Siendo Pascal más radicalmente racionalista cuando se propone definir todos los términos y demostrar todas las proposiciones.

Pascal se aleja de Descartes cuando en su método le concede un apartado al arte de la persuasión o al arte de agradar, el que se dirige a la voluntad. Según esto, el arte de la persuasión o el arte de agradar es más útil y más sutil que el arte que el arte de convencer o de la demostración, pues se dirige al entendimiento.

Pascal: el físico.

Reflexionando sobre su actividad de físico, Pascal esboza una filosofía de las ciencias naturales, donde trata de excluir la autoridad aristotélica predominante en la filosofía medieval.

Pascal se coloca en la disputa entre los antiguos y los modernos, haciendo el parangón de la humanidad como si se tratara de un hombre, ya que la humanidad subsiste siempre y aprende continuamente. Desde esta óptica, por el conocimiento de la naturaleza, los antiguos representan la infancia de la humanidad, mientras que los modernos, por la experiencia acumulada a través de los siglos representan al hombre adulto y maduro.

Pascal: el moralista.

El hombre moralmente hablando, según Pascal, se ubica entre dos polos: el de la acción concreta, particular y el orden de la regla general, universal. La concepción de la moral de su época, que era la casuística, daba una gran importancia al polo de la acción concreta y particular, olvidando a su vez la norma universal y general. En este esquema, Pascal invierte los términos e invita a reflexionar sobre la regla general y universal sin olvidar el hecho concreto y particular.

Pascal ataca la concepción moral de los jesuitas y los principios de la moral aplicada: la casuística y el probabilismo. Según él las reglas morales han de ser realizadas en toda su pureza. Las reglas morales son generales y abstractas, mientras que la acción es siempre concreta e individual. Desde el hecho moral individual, Pascal sobresale en el análisis del corazón humano.

Pascal: el metafísico.

Aunque Pascal no cultiva propiamente la metafísica en su propuesta filosófica, hay dos elementos que han designado una cierta metafísica en su propuesta filosófica, estos son: una crítica al conocimiento y la solución de la antinomia entre la razón y la naturaleza.

Crítica al conocimiento: Pascal critica de tal manera las facultades del conocimiento que parece dar razón al escepticismo, ya que el escepticismo nos puede llevar a la verdad, este pues no es un momento de su pensamiento dialéctico, ya que declara que el hombre no puede permanecer en una posición escéptica, y declara como argumento central para dicha afirmación que la naturaleza nos impide dudar de todo, aunque la razón se sienta impotente para refutar el argumento escéptico.

La antinomia entre razón y naturaleza: la solución a la antinomia entre la razón y la naturaleza se encuentra en la noción de corazón que es muy compleja.

Su origen es bíblico y designa en un primer momento al hombre interior, considerado globalmente. En Pascal, el corazón incluye los instintos, el sentimiento, la voluntad y el amor, pero no se reduce a ellos.

El corazón implica también una forma de conocimiento intuitivo que se distingue del discursivo, que percibe inmediata y directamente la verdad. Pascal refiere la fe al corazón movido e iluminado por la gracia.

Pascal subraya que la fe no es experiencia discursiva sino que es una especie de intuición de Dios que se nos revela, una intuición cierta e inmediata, aunque obscura, como la visión de los principios primeros.

Para Pascal lo más importante es el corazón, la razón y los conocimientos dan dignidad al hombre, pero es el corazón quien verdaderamente determina al hombre. Este separa la ciencia de la metafísica, su genio se caracterizó porque la experimentación esta unida a la racionalidad.

Dios es inaccesible para la razón, desde esta perspectiva hay un rechazo del Dios de los filósofos. El corazón aprende inmediatamente los principios del conocimiento.

Pascal: su concepción de hombre.

Para Pascal el hombre está en el mundo finito, el que es propio de éste. Para que éste conozca a Dios lo puede hacer a través de la naturaleza que habla de Dios.

El hombre es el centro del cosmos, en este sentido se puede considerar el precursor del existencialismo, considera el que el hombre es un universo que se encuentra entre dos infinitos, el de lo muy pequeño y el de lo muy grande. Considera que el hombre es un ser contradictorio porque ama la vanidad y la apariencia que le propicia lo vano. La gran ilusión del hombre es que jamás podrá alcanzar la felicidad, de ahí se desprende la miseria humana. Para Pascal la diversión aleja de Dios, de la felicidad y lo más grande en el hombre es su capacidad para amar y pensar.

Pascal: el teólogo.

La gran cuestión para Pascal es si el hombre por sí solo puede alcanzar el paraíso o si necesita de la gracia divina para alcanzarlo. Para Jansenio y su teoría herética, conocida como el jansenismo, el hombre es capaz de alcanzar por sus propios medios y sin necesidad de la gracia divina el paraíso.

Pascal en dos ocasiones se confesó partidario de Jansenio: en un primer momento se confesó jansenista, del cual en 1646 tiene una primera conversión rechazando dicha teoría. El segundo momento de su jansenismo del cual el 23 de noviembre de 1654 tiene la segunda conversión cuando rechaza el mundo pero no los conocimientos que nos da el mundo.

La razón está en pleno apogeo, pero preconiza su crisis, rechazando el Dios de los filósofos. Pascal, por esto, es el profeta de la crisis de la razón, para éste el corazón tiene razones que la razón no entiende. La religión no es contraria a la razón.

Se aventuró en el terreno teológico con las primeras provinciales y los Ecrits  sur la grace. En ellos se muestra algunas veces con tendencias jansenistas, en otras partes, en especial en sus Pensees su jansenismo no es evidente, ya que puede ser discutido. Allí no niega la libertad, pero su análisis sobre el hombre omite un tratado sobre la libertad.

El cristiano puede pasar inadvertido frente a los planos sobrenatural y espiritual, sin embargo lo verdaderamente importante para el cristiano es amar a Dios. Dios merece ser amado sobre todas las cosas. Para llegar a Dios se pueden hacer renuncias personales. Lo espiritual está dentro del cuerpo, pero lo corporal domina a veces, más no siempre.

Según Pascal de Dios aprehendemos los atributos y de las cosas conocemos los modos, el conocimiento para Pascal es la concordancia de la idea con lo pensado. El hombre para conocer cuenta con facultades, sentidos, el corazón y la razón.

¿Existen realidades sobrenaturales? Únicamente la fe nos permite afirmarlo, contra todos los racionalismos. La fe está por encima de la razón, pero no en contra, pues hay razones para creer, de modo que es razonable que la razón se someta cuando ve que debe someterse.

La fe descubre ante todo a Jesucristo, el Verbo encarnado, que es el centro de todo el orden sobrenatural, por el cual tenemos comunicación con Dios y en el cual todos los cristianos forman un solo cuerpo porque participan de su vida. El ideal de este orden es la santidad, su ley fundamental es la caridad. Ambas encuentran en Jesucristo su modelo perfecto.

Pascal y la noción de orden.

Todo el pensamiento de Pascal y con él todos los problemas concernientes al hombre pueden sintetizarse sobre los tres órdenes: según eso el hombre está constituido por tres órdenes: el material o el cuerpo, el espiritual y el sobrenatural.

Un orden es un conjunto de magnitudes que tienen la misma naturaleza, que tienen medida común, que están regidas por las mismas leyes de aumento y disminución. Entre dos órdenes de magnitudes hay un corte, una heterogeneidad radical, de suerte que no puede pasarse de una a otra por una simple suma de magnitudes.

Una magnitud cualquiera de orden inferior es nula en comparación de una magnitud cualquiera de orden superior. No es nula en sí misma, puede añadirse a las magnitudes de su orden, pero es nula en comparación con una magnitud, por pequeña que sea, de un orden superior.

Haciendo la comparación entre Descartes y Pascal, se puede decir que Descartes deja bien sentado que hay tres tipos de ser: la extensión, el pensamiento y Dios. Pero no aplica jamás el concepto de orden. Pascal considera el orden racional, como la capacidad del encadenamiento lógico de las verdades y constituye el arte de convencer. Añade además el orden del corazón, que es el arte de persuadir. E introduce en la filosofía una acepción nueva que es de origen matemático, pero que tiene un alcance metafísico: un conjunto de magnitudes, homogéneo en sí mismo y heterogéneo respecto de todo lo demás.

Así Pascal partiendo de magnitudes matemáticas, las llena de humanidad, gracias a su experiencia de hombre de mundo, de sabio y de cristiano.

Pascal y los tres órdenes.

En el orden material hay que separar los cuerpos vivos de los cuerpos brutos, puesto que constituyen órdenes diferentes. En el orden de los espíritus hay que hacer dos separaciones: entre los espíritus encarnados: los espíritus puros y el espíritu infinito, increado, que es Dios. En el orden de la caridad hay que distinguir por lo menos la línea de la santidad y la del sacerdocio, pues se puede ser santo sin ser sacerdote y a la inversa, y en cada línea podrían introducirse más separaciones.

¿Existen los cuerpos? Las escuelas idealistas responden constantemente que no, sin embargo se ha de sostener que sí, es decir independientemente del conocimiento que de ellos tenemos, porque es un dato evidente de la experiencia sensible, así mismo consideramos como algo evidente que el hombre tiene un cuerpo.

El universo material está dotado de una homogeneidad real, ya que todas las cosas están vinculadas entre sí, el hombre es sólo una ínfima parte de este universo y no escapa a ninguna de sus leyes, pero el hombre está dotado de sensibilidad, de suerte que encuentra en el mundo cierto número de magnitudes, como los placeres, la riqueza, el poder, a las que, con razón se las llama magnitudes carnales. Su concupiscencia la reviste de falsos atractivos y se apega a ellas como a un fin último, por más que sean incapaces por naturaleza de satisfacerle.

¿Hay algo más que cuerpos? Todas las escuelas materialistas niegan la existencia del espíritu. Sin embargo la afirmamos fundándonos en la experiencia del pensamiento abstracto y de la reflexión, que proporciona una base sólida a la demostración de la espiritualidad del alma. ¿y existen espíritus, pluralidad de espíritus? El panteísmo lo niega, defiende la unidad del espíritu. Nosotros en cambio afirmamos que cada hombre tiene un alma, fundándonos en la experiencia de nuestra propia subjetividad.

Los espíritus no están como los cuerpos, en una estricta interdependencia. Forma no obstante, un orden, no sólo porque tienen una misma naturaleza, sino porque entre ellos median relaciones que los unen en una república o una sociedad. Las magnitudes del espíritu son para Pascal estrictamente intelectuales, son las ciencias, la geometría, los inventos.

Pascal no admite que sea posible una magnitud simplemente moral, distinta de la santidad cristiana, una virtud natural; califica de soberbia diabólica el heroísmo de los estoicos. Pascal parece ignorar que en el plano intelectual existe una cultura más elevada que la ciencia, una cultura que es ya verdaderamente sabiduría: la metafísica. Podemos decir que las magnitudes espirituales son de diversas clases: morales, ante todo; intelectuales, luego; y estas a su vez son múltiples: las ciencias experimentales, las ciencias matemáticas, las ciencias del hombre, la ciencia del ser.

Spinoza: filosofía de la identidad.

Aspectos bibliográficos.

Nace en el año de 1632 en Ámsterdam y muere en el año de 1677 de tuberculosis. Pertenece a una familia de comerciantes judíos emigrados de Portugal. Es un niño de inteligencia viva, frecuentó la escuela rabínica donde aprende hebreo y estudia los libros sagrados, destinado a ser rabino estudia el Talmud y la cábala, así como los filósofos judíos del medioevo. Adquiere una cultura matemática cuando sale de la escuela, su panteísmo puede provenir de las especulaciones sobre la cábala o de Giordano Bruno.

En 1654 leyó a Descartes, sacando de él, el marco conceptual y la técnica lógica de su sistema. Aunque intentaron llevarlo a la fe judía, poco a poco se retira de ella hasta que el 27 de julio de 1656 fue excomulgado solemnemente, se retira a la Haya donde vive pobre y humildemente como pulidor de cristales para lentes.

Queriendo conservar su libertad de pensamiento rechaza una cátedra en Heidelberg, recibe una pensión, y Leibniz lo visita.

En 1663 edita los principios de filosofía cartesiana, en 1670 el tratado teológico-político, en 1661 la reforma del entendimiento, en 1675 el tratado político, desde 1660 escribe su Ética que es la obra más importante de Spinoza, además publica una gramática Hebrea.

Intenta dar a su pensamiento una forma geométrica, procediendo por definiciones, axiomas, postulados, teoremas, demostraciones, corolarios. Con este método desarrolla una idea más mística que racional.

Descartes encuentra su consumación en Spinoza (1632-1677), su obra principal es Ética, su filosofía habla del ser y de la naturaleza, del conocimiento y del espíritu, su filosofía tiene un fin ético: "la felicidad del hombre". La que adquiere cuando el hombre es verdaderamente hombre, es decir sabio. Ello se logra alcanzando la unión con el ser y con Dios en el amor espiritual. El sumo Bien consiste en encontrar el camino que lleva a la verdadera naturaleza humana. La naturaleza humana consiste en el conocimiento de la unidad del espíritu con la naturaleza toda.

La filosofía de Spinoza es una filosofía de la identidad ¿qué clase de identidad es esta? ¿cómo se llega a ella y qué consecuencias tiene?

El método.

El método engendra la doctrina, la doctrina justifica el método. La finalidad de la vida es ser feliz, y ser feliz consiste en la posesión del verdadero bien, que lleva a la naturaleza humana a su mayor perfección.

Se alcanza la felicidad reformando el entendimiento, es decir hallando un método que nos lleve a conocer la verdad de todas las cosas.

Los tres géneros del entendimiento son:

1. El grado inferior de conocimiento se adquiere por el testimonio, lo que se ha oído decir, lo que se percibe en el signo. En este grado de conocimiento la experiencia es vaga, es la percepción sensible de un objeto singular. Los dos momentos anteriores incluyen el primer género del entendimiento, su característica es presentar los hechos brutos, dispersos, sin vínculos, ininteligibles.

2. El segundo género de entendimiento es la deducción o la demostración. Este es concebido según el modelo de las ciencias matemáticas, que aprehende la esencia de las cosas y las explica por los principios más próximos.

3. El tercer género de entendimiento es la intuición, cuyo objeto propio es el principio supremo, la razón última de las cosas, es Dios. La intuición capta el principio del cual todo depende, la razón de todo es Dios, ya que Él es anterior a todo, tanto en el orden del conocimiento como en el orden del ser. Spinoza deduce todas las cosas de la idea de Dios.

La verdad.

¿Qué es la verdad para Spinoza? La verdad es una propiedad de la idea y no del juicio, la idea emana del entendimiento, la idea es el concepto que el espíritu forma. Ésta se distingue de la representación sensible por dos características:

1. La idea es activa, mientras que el conocimiento sensible es pasivo.

2. La idea es clara y distinta, mientras que la representación es confusa.

La claridad de la idea es su misma verdad, ésta consiste en una denominación intrínseca, es decir en la relación de la idea con el entendimiento que la produce, una idea verdadera es una idea adecuada, adecuación no con el objeto sino con el espíritu. Desde este punto de vista podemos deducir que la verdad para Spinoza significa inteligibilidad.

Para Spinoza la idea es conforme a un objeto porque es verdadera, este es el paso de la verdad ontológica a la verdad lógica, una verdadera idea es una idea verdadera, esto porque Spinoza tomó como Descartes el modelo del conocimiento matemático.

El espíritu construye una esencia, una figura, un número según una ley, la idea es verdadera independientemente del objeto y es la verdad de la idea la que engendra al objeto. EÛI    IÞO. El primer elemento de la proposición significa el espíritu que construye una idea y es por lo que es idea verdadera, toda verdadera idea engendra un objeto.

La metafísica.

La metafísica tiene como función la de mostrar las condiciones ontológicas que permiten que el hombre se divinice, las proporciones se deducen racionalmente de la idea de Dios.

a. La sustancia.

Es aquello que es en sí y se concibe por sí, la idea de sustancia es la plenitud de la existencia, sustancia es aquello que existe en sí, aquello que no necesita de un sujeto para existir, mientras que el accidente necesita de otro.

La sustancia es un ser independiente plena y totalmente, que se basta a sí mismo, la sustancia se concibe sin referencia a otro ser, ya que tiene en sí misma su razón de ser. La sustancia es eterna, infinita, única y perfecta, la sustancia es Dios, ya que Dios es el único ser, la única sustancia.

b. Los atributos.

El atributo es aquello que el entendimiento concibe en una sustancia como constitutivo de su esencia, Dios tiene en sí una infinidad de atributos, es decir puede ser concebido de infinitas maneras, pero de hecho sólo se conocen dos de sus atributos, éstos son: la extensión y el entendimiento.

Que Dios posea extensión, sin ser material, es algo que sólo se concibe desde el hecho que Dios sea inteligible, condición de comprensibilidad desde la geometría.

Cada atributo es infinito, ya que es la misma esencia divino en uno de sus aspectos.

c. Los modos.

Los modos se definen como las afecciones de la sustancia, cada atributo tiene una infinidad de modos finitos, los modos constituyen el mundo.

La sicología.

Se trata de una deducción de la naturaleza humana o de la metafísica del hombre, esta se basa en dos axiomas:

a. El hombre piensa.

b. Nosotros nos damos cuenta de que un cuerpo es afectado de múltiples maneras.

Para Spinoza no es como Descartes yo pienso, sino el hombre piensa, afirmación que se convierte en un axioma, ya que expresa la esencia del hombre, por lo tanto la definición de hombre que es más frecuente en Spinoza es el hombre piensa. Afirmación que puede ser erigida en un axioma, pues expresa la esencia del hombre.

1. El hombre: es un ser que piensa y es un ser corpóreo, estas dos verdades incluidas desde el cuadro metafísico preestablecido dan sentido al hombre. El hombre es un modo de la extensión divina, por su alma es un modo del pensamiento divino.

Entre alma y cuerpo no hay interacción, el cuerpo no puede determinar el alma a pensar y el alma no puede determinar el cuerpo al movimiento o al reposo. La causa de ello radica en que dos atributos diferentes no pueden actuar el uno sobre el otro.

Al nivel del ser, es decir de la sustancia no hay una unión sino una identidad, al nivel de los modos, de la apariencia no hay unión sino una disposición radical, pero hay siempre correspondencia entre los estados del alma y los del cuerpo.

2. El entendimiento. En el entendimiento se funda el método, si los dos atributos divinos son el pensamiento y la extensión y se desarrollan paralelamente entonces se puede afirmar que “el orden y la conexión de las ideas son los mismo que el orden y la conexión de las causas”. Por ende tenemos la certeza de que una idea adecuada es una idea verdadera, es decir conforme a su objeto.

En cada plano todo se vincula y se encadena necesariamente, una idea para que sea adecuada debe contener la causa o la razón de la esencia que representa y como Dios es la razón de todo, una idea adecuada si capta la esencia particular como derivándose de la esencia divina.

El objeto directo y proporcionado del alma humana es su propio cuerpo, ya que es su idea. El cuerpo es afectado de muchas maneras, este y su afección son la medida para el alma humana, el cuerpo conoce las afecciones exteriores teniendo como medida su propio cuerpo.

El alma se conoce a sí misma, del mismo modo que el alma está unida al cuerpo, existe una idea del alma unida a sí misma, el hombre tiene una cadena infinita de ideas: en primer lugar tengo una idea del cuerpo, que me conduce al alma, después una idea de esta idea, después una idea de esta idea, y así hasta el infinito.

3. La voluntad. Para Spinoza no hay facultades, ya que estas son nociones metafísicas, puras ficciones. Las únicas realidades espirituales son las ideas. La voluntad es la capacidad de afirmar o negar, pero no es una experiencia o apetito hacia el bien, voluntad y entendimiento son una y la misma cosa.

La idea es una representación dinámica, no pasiva, la idea envuelve una afirmación de su objeto, la idea no es una pintura muda sobre una pared, la voluntad se encuentra reabsorbida en el entendimiento.

Para Spinoza desaparece la libertad, hay dos razones para negarla: la primera es que el sujeto de la libertad es la voluntad y esta es negada. La segunda es que todo en el universo está basado en una estricta necesidad.

La moral.

¿Qué sentido le da Spinoza a su obra que lleva por título Ética? Cuando Spinoza niega la libertad y la somete al determinismo, cuando descarta el libre albedrío entonces la moral no puede ser una ciencia práctica, es decir no puede seguir siendo una ciencia que estudie las normas que han de seguir los hombres para amoldar su conducta y comportamiento y así alcanzar un fin último.

Para Spinoza la moral es una ciencia que explica aquello en lo que consiste la felicidad del hombre, su intención no es la indicación de los medios que debe seguir para alcanzar dicho fin.

Para Spinoza las nociones de responsabilidad, bien y mal moral y finalidad quedan excluidas de la ética. Lo cual no impide a Spinoza hablar del hombre como ser libre, que puede dominar sus pasiones por la razón y como un ser dotado de libre albedrío. Para Spinoza existen tres modos de vida que corresponden a los tres géneros de conocimiento.

La servidumbre.

Si la vida del hombre descansa sobre el primer grado de conocimiento, entonces el hombre es un ser esclavo de sus pasiones, ya que tiene ideas inadecuadas sobre todas las cosas. Para Spinoza las pasiones se deducen rigurosamente. La pasión fundamental es la tendencia o el esfuerzo (conatus) de perseverar en el propio ser, dicho esfuerzo en el alma se llama voluntad, pero visto desde el cuerpo se llama apetito. La esencia del hombre es el apetito, ya que lo determina a buscar su propia conservación, cuando el apetito se hace como algo consciente, nace el deseo.

La tristeza se da con el paso a una perfección menor, la alegría se da con el paso a una perfección mayor.

El amor es el sentimiento que experimentamos en todo objeto imaginado y que nos induce a la perfección. El odio es el sentimiento de tristeza que acompaña a la idea de una causa exterior. La esperanza es la alegría inconstante provocada por la idea de un acontecimiento cuya realización es dudosa, lo contrario es el temor. La seguridad es el sentimiento de acontecimiento acerca del cual no tenemos la menor duda. Lo contrario es la desesperación.

La libertad.

Si la vida humana se funda en la segunda clase de conocimiento es libre: la libertad se encuentra como algo necesario en el hombre y en el mundo. El entendimiento la comprende como algo derivado de la esencia divina; la pasión se transforma en acción cuando es comprendida. Para Spinoza una idea clara genera una acción, y cuando la idea es confusa genera una pasión, con ello Spinoza está planteando dos tipos de vida.

¿Cómo se pasa de una idea confusa a una idea clara si nadie puede cambiar el orden del mundo que expresa la esencia divina? Ahí Spinoza simplemente plantea que es donde se dan los estilos de vida, pero sin llegar a ninguna solución respecto al problema planteado. Él trata de responder de la siguiente manera: cuando el hombre no conoce las leyes del universo se cree libre, pero a causa de su ignorancia es juguete de los acontecimientos, cuando el hombre conoce la necesidad universal, sabe que no es libre, pero conoce la razón de los acontecimientos, se identifica con la razón, todo lo que sucede y acontece deriva de su propia razón, esto es acción y libertad.

La eternidad.

La tercera clase de conocimiento genera en el hombre la felicidad que es la eternidad, eternidad divina a la cual el alma se integra por la intuición y por el amor intelectual que deriva de ella.

La virtud suprema del hombre y el supremo bien es conocer a Dios, lo que es su mayor felicidad. El amor a Dios es la contemplación de Dios a través de una idea adecuada de Dios, siendo un este amor puro y desinteresado ya que quien ama a Dios no puede después desear que Dios lo ame y no puede esperar ser amado por Dios porque en Dios no se da ninguna afección.

Para Spinoza la beatitud consiste en que el hombre que es un ser finito, se hunde en el mar infinito que es Dios, no se puede decir que el hombre alcance la beatitud porque no puede dejar de sor otro en cuanto distinto de Dios.

Consecuencias.

Para Descartes el ser es substancia, las cosas particulares no son substancia, no son ser, si son algo en el ser, de aquí toma Spinoza su idea de naturaleza, de ser y de substancia. La sustancia es todo, lo único que interesa es este uno, la substancia. Lo es todo porque todo lo que nos aparece como ser resulta de ella, sólo ella es y nada más, esto es la "identidad"

A Spinoza se le critica que haya suprimido la diferencia entre Dios y el mundo, por haber hecho al mundo Dios o a Dios mundo, por haber profesado un cierto panteísmo, en cierta manera Spinoza es un neoplatónico, la diferencia con el neoplatonismo es que Spinoza habla indistintamente del "es"; con razón Leibniz subrayó la ambigüedad terminológica de Spinoza.

De la reflexión filosófica spinoziana surgieron conceptos y doctrinas de gran relevancia para la filosofía posterior tales como:

El concepto de necesidad absoluta de las leyes de la naturaleza. Que fue de gran importancia en el siglo XIX, y que tampoco se ha podido demostrar. Spinoza pretendía ver la naturaleza de esa manera. Con ello incidía en la creencia de la determinación causal, según ello todo acontecer es causado. Las causas naturales no son autónomas, su existencia y su realidad están fijadas o determinadas en sentido inequívoco por algo precedente, con ello elimina el libre albedrío.

Kant introduce contra esta doctrina el concepto de libertad, afirmando que existe una causalidad que procede de la libertad, es decir, la inauguración autónoma de una serie de causas, lo que para Spinoza no puede darse, ya que la subsistencia lo hace todo, suspendiendo con ello la individualidad.

Para Spinoza no existen fines humanos subjetivos, ni fines naturales objetivos, porque los fines suponen la libertad; en Spinoza no hay libertad, ya que todo es necesidad porque desde un principio, por una decisión preconcebida quería instituir "una filosofía de la necesidad".

Kant lo critica diciendo que la finalidad es imprescindible para comprender el acontecer del mundo.

Leibniz: filosofía intemporal.

Leibniz (1646-1716) es un espíritu positivo, no le interesa la negación ni la polémica, amaba lo positivo y buscaba la verdad donde quiera que se encontrase, de inteligencia enciclopédica, dominaba todas las ciencias imaginadas: las matemáticas, la física, la historia y la teología; buscaba en la filosofía el todo sin olvidar la parte o lo individual; la fórmula para poder llegar a esto es la mónada.

La mónada y el ser.

¿Cómo llega a formarse el concepto de mónada? En un comienzo Leibniz sigue la consideración mecánica y cuántica de la naturaleza, pero en la búsqueda de las razones últimas de las leyes del movimiento, se da cuenta que era imposible encontrarlo en lo matemático, por ello recurre a lo metafísico, recurre a las entelequias, es decir a lo formal, con ello mira que las mónadas o substancias simples son las únicas substancias verdaderas.

Las cosas materiales no son más que fenómenos bien fundados y coordinados, desde aquí Leibniz sólo se interesa por la coordinación, todo lo que existe coordinadamente: los átomos, los cuerpos particulares, la vida y sus fenómenos, todo se asocia mediante el atomismo y el mecanicismo; Leibniz recurre a la conexión mutua del todo mediante el concepto de armonía preestablecida, el que se aplica a la conexión entre alma y cuerpo, al mundo y a sus partes. Dicho concepto en Leibniz quiere decir que la infinitud de seres que constituyen la realidad se ponen de acuerdo porque un espíritu divino (demiurgo) a priori así lo ha dispuesto.

La mónada es el alma, la representación, el pensamiento y la energía, es realidad capaz de obrar, son los elementos de las cosas, las mónadas son los verdaderos átomos de la naturaleza, la mónada representa el universo entero como alma, como toda mónada lo hace, todo está en mutua conexión, todo está en todo, la mónada es autónoma, sin embargo, es un todo, las mónadas son energías, son verdaderos átomos.

La mónada y el espíritu.

La mónada es representación, es decir es una afirmación concerniente al espíritu humano, la mónada no tiene ventanas, por esto el conocimiento para Leibniz tiene unas características apriorísticas, ya que para éste existen las ideas innatas, el espíritu no es una tabula rasa, sino que tiene ya disposiciones y cualidades, de donde todo ser tiene que ver con lo eterno.

Las esencias eternas tienen una realidad superior a las cosas particulares, las ideas innatas son conceptos como el uno, lo mismo, la causa, la percepción y otra cantidad de cosas que nos proporcionan los sentidos.

La percepción sensible no es superflua, los sentidos nos proporcionan elementos para el examen racional, con esto surge en Leibniz la distinción entre verdades de hecho y verdades de razón. Sólo si dispusiéramos de lo que nos proporcionan los sentidos, tendríamos verdades de hecho, y así sólo lo que se da en el lugar y en el momento presente concreto, pero no sabríamos lo que debe ser así siempre y en todas partes, esto sólo lo proporciona la razón, que capta conexiones necesarias de esencia, que son las verdades de razón, las que son prototípicas del hombre. El animal sólo se queda en el hecho, las consecuencias que sacan los animales están en el mismo nivel de los datos empíricos, así la discusión entre empirismo y racionalismo no está en si sólo se usan los sentidos o también los conceptos, sino en cómo se usan los sentidos, si proporcionan materiales o ellos mismos deciden por sí solos. Esto siempre lo negó Leibniz, pues para éste siempre contaron las verdades de razón, las verdades eternas.

Con las verdades eternas estamos frente al hombre eterno, semejante a Dios por ser espíritu; Leibniz cree en el reino de los espíritus; la perfección de la naturaleza humana consiste en la elevación del ser, cuanto más perfectos, más substancia somos y más armónicos con el todo.







[1] Harvey, William. Médico y fisiólogo británico nacido en 1578 y muerto en 1657 que ha descubierto el mecanismo completo de la circulación de la sangre. Autor de Ejercicio anatómico sobre el movimiento del corazón y la sangre en los animales.
[2] Boyle, Sir Robert es un físico y químico británico de origen irlandés que formuló la ley conocida como de Boyle y Mariotte, según la cual la presión de una masa fija de un gas, por el volumen que ocupa, es una constante para cada valor de temperatura.
[3] El tratado hidrostático fue uno de los primeros textos que Descartes escribió y surgió de su encuentro con Isaac Beeckman.  En él, Descartes cuestiona algunos aspectos fundamentales de la propuesta físico-matemática de Beeckman. Este acontecimiento se relaciona con la independencia de las disciplinas matemáticas y su aplicación a cuestiones propias de la filosofía natural.

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