La Verbum Domini y el giro hermenéutico-lingüístico contemporáneo: un intento dialógico entre la Iglesia y el mundo actual.
La
Verbum Domini y el giro hermenéutico-lingüístico contemporáneo: un intento
dialógico entre la Iglesia y el mundo actual.
Por:
Orlando
Arroyave Valencia[1].
Resumen.
La presente investigación trata de
establecer un diálogo entre la Verbum Domini y la filosofía contemporánea,
desde diferentes perspectivas: giro lingüístico, giro hermenéutico,
metafísica-ontología y la nueva forma de entender la Tradición desde la nueva
hermenéutica; esta es una forma concreta de establecer el diálogo fe-razón
desde el documento pontificio elaborado por el Papa Ratzinger.
Palabras
Clave.
Giro hermenéutico, giro lingüístico,
ontología, interpretación, diálogo.
Introducción.
La presente investigación implica un
estudio previo sobre la hermenéutica bíblica
El rastreo mostró que la hermenéutica
bíblica tenía como punto final el documento conciliar Dei Verbum
La Verbum
Domini
Por otro lado, en la cultura contemporánea
se evidencia el giro de la hermenéutica
Desde lo anteriormente expuesto surgió la idea
directriz que articula este ensayo, la cuestión es esta, si el Papa Ratzinger
escribe una exhortación apostólica sobre la interpretación de la Palabra de
Dios, y si esta se estructura sobre dos grandes ejes temáticos que son el
lenguaje y la hermenéutica ¿acaso el Papa Ratzinger, en ella, no quiere
establecer un diálogo con el mundo y la cultura contemporánea, en el que acerca
la Iglesia y el cristianismo, a este nuevo panorama filosófico-cultural?
¿existen elementos en el documento que pudieran dar una indicación para
realizar dicho acercamiento?
Antes de responder a dichas cuestiones es
necesario buscar la manera acertada para abordar la exhortación. El texto está
escrito en términos teológicos, bíblicos y cristianos, pero aquí se intenta un
acercamiento de carácter filosófico. Esto implica la necesidad de encontrar una
pauta hermenéutica diferente, un lugar desde dónde mirar, leer e interpretar el
texto.
Es necesario recurrir a la filosofía
contemporánea para tratar de encontrar en ella la pauta hermenéutica que ayude
a decodificar el texto del Papa Ratzinger. A partir de la labor realizada
surgieron muchos elementos, no solo referidos a la hermenéutica y al lenguaje
sino a la filosofía contemporánea[4].
Aquí serán tratados algunos de ellos: el método
que el Papa Ratzinger utilizó para elaborar el documento. Seguidamente se tratará
del concepto de Tradición y la manera
como debe ser concebida eclesial y apostólicamente, y como se relaciona dicho
concepto desde la filosofía contemporánea, especialmente desde Gadamer. Más
tarde se hará referencia a otro de los temas más recurrentes en la filosofía
contemporánea: la metafísica, la
ontología y la lógica. Se abordará después el tema del lenguaje y las diferentes acepciones y matices que utiliza el Papa
Ratzinger sobre este tema.
El
método.
Desde finales de la época moderna el tema
del método que debía justificar epistemológicamente las ciencias del espíritu
era la preocupación para los representantes de este tipo de saber.
Fueron Droysen, Schleiermacher y Dilthey
los pensadores que intentaron dar respuesta a este problema
Muchos de estos métodos, a excepción de los
analíticos, tienen su campo de investigación en la historia; Nietzsche, para
llevar a cabo su método genealógico recurre a una deconstrucción de la
metafísica, la moral y la religión, mostrando, históricamente, la relación que
existe entre estas y el platonismo. Él plantea la historia de la cultura
occidental como una fábula, producto de un error que empieza con los neoplatónicos;
Foucault utiliza el método arqueológico para deconstruir la cultura occidental,
Derrida continuará con la misma experiencia metodológica, pero desde la
deconstrucción. Heidegger recurrirá al mismo proceso para recuperar los
orígenes que fundamentan la concepción del ser especialmente en la cultura
griega.
El problema que subyace detrás de estos
métodos es muy sencillo, ya que se trata de buscar en la historia la génesis y
el desarrollo de un determinado problema o institución; desde este recorrido
deben brotar los quiebres, los giros, las transformaciones que la cuestión
propuesta ha experimentado a lo largo de la historia. Esto le permite al
investigador formarse una idea acerca de lo que intenta investigar. A la vez la
idea que obtenga le ayudará a explicar dicha cuestión en su estado actual.
Después de esto pueden emprenderse reflexiones y acciones que miran hacia un
futuro.
En la exhortación apostólica Verbum Domini el Papa Ratzinger utiliza
un método similar a estos que se acaban de enunciar. En varias ocasiones puede
verse la manera como lleva a cabo este ejercicio
Es evidente cómo el Papa hace un recorrido
histórico, utiliza el método reconstructivo, para mostrar cómo la palabra
siendo la misma adquiere formas según la época en la que se encuentra.
Con esto puede verse un acercamiento del
Papa Ratzinger a la filosofía contemporánea; la teología, la Iglesia y el cristianismo
pueden acercarse dialógicamente a la cultura contemporánea y operar un proceso
que en hermenéutica se ha llamado de actualización y acercamiento, este puede
comprenderse desde el hecho de salvar la distancia temporal que existe entre el
inicio de un fenómeno y su actualización para que sea comprendido mucho mejor
en una época distante a la de su inicio
La
tradición
Cada época histórica ha planteado una
relación con el pasado del cual es heredera. Pero esta relación no ha sido
igual para todas, tampoco para los pensadores, ni para las tendencias o
corrientes.
En la época antigua, en la Grecia clásica,
en la que surgió el problema del logos y este entendido como razón, los
pensadores plantearon una ruptura respecto a sus antecesores que consideraban
la visión del mundo no bajo la idea del logos sino la mitología o el caos. La
confrontación mito-logos implicó una ruptura; la explicación del origen del
cosmos implicaba un cambio de paradigma, nuevos problemas qué resolver y la
solución no se encontraba en la propia época, por esta razón, era necesario
volver a releer la época anterior para encontrar en ella las soluciones que
surgieron con el advenimiento de la explicación racional del cosmos.
Los medievales, al encontrarse ante un
nuevo paradigma teocéntrico, tuvieron que empezar a resolver los problemas que
advenían con este cambio epocal. Para realizar dicha labor volvieron a leer las
épocas pasadas y mirar cómo, los que los precedieron, resolvieron y dieron
solución a problemas similares a los que ellos enfrentaban. Solo así se explica
el hecho según el cual los Padres de la Iglesia recurrieron a los pensadores
griegos para resolver los desafíos que se presentaban en esta nueva época; ellos
encontraron en los pensadores griegos y latinos una fuente inagotable de
conceptos e ideas a partir de los cuales releer los retos que se les imponían.
Con el Renacimiento viene una nueva etapa
donde el paradigma teocéntrico entra en crisis, este traía consigo problemas que
debían resolverse: el surgimiento de la educación pública, la concepción de
ciudad entendida desde una nueva perspectiva, el sistema cambiario, la nueva
forma de organizar el ejercito que se prepara para el combate y la defensa de
la ciudad, formas de mandato bajo la figura del príncipe. Estos debían
iluminarse; para realizar dicha tarea, algunos pensadores del Renacimiento
tuvieron que volver a leer las épocas que los precedieron.
Durante la Ilustración se presentó un
cambio y una ruptura respecto a las épocas anteriores; muchos ilustrados
consideraron que los antiguos eran un impedimento para ejercer un libre
ejercicio de la razón; por eso durante esta época se planteó un rechazo y una
desconfianza hacia la tradición, Gadamer
En nuestros días ha sido H. G. Gadamer
Para Gadamer la historia y la tradición no
son algo muerto ni estático, tampoco son algo que impida el libre ejercicio de
la razón; la tradición y la historia constituyen el pasado de la humanidad del
cual se sirve, a la que se dirige para encontrar las luces que ayuden a
iluminar los retos que se encuentran en la época que estamos viviendo. Este
pensador considera que la forma correcta de abordar la tradición es la
hermenéutica. Se trata de entablar un diálogo creativo y recreativo con la
tradición; para realizarlo hay que establecer un horizonte lingüístico común
entre quien habla y quien escucha, la tradición habla a quien desee encontrar
respuestas en ella; este horizonte común, este tertium
En Verbum
Domini
Estas palabras ponen de relieve que el Papa
Ratzinger está moviéndose dentro de la nueva hermenéutica, la ontología
hermenéutica o el giro hermenéutico; al hacer esto muestra que es un hombre que
dialoga con las nuevas formas de pensamiento, las actuales formas de ver e
interpretar el mundo, estas no son un impedimento para comprender la relación
entre el cristianismo y la cultura actual, ellas posibilitan un diálogo permanente
entre la Iglesia y el mundo contemporáneo.
Diálogo
entre metafísica y ontología.
La metafísica ha sido cuestionada desde
hace mucho tiempo en el ámbito de la filosofía; los primeros en hacerlo fueron,
en la época moderna, los empiristas; ellos consideraban que esta forma de
pensar correspondía con una tendencia filosófica que, al reflexionar sobre algo
llamado ser, no podía dar cuenta de ello; la causa de esta crítica es que la
metafísica no tiene argumentos empíricos para demostrar la existencia del ser.
Por lo tanto, ella no puede demostrar desde el método experimental que exista
algo que se llama el ser.
El mismo Kant cuestionó la metafísica cuando
habla sobre el fenómeno y el noúmeno, pero afirmaba que el noúmeno no existe y
por lo tanto había que “suponer” su existencia. Por esta razón él se propone
realizar una metafísica de orden racional que suponga la existencia del ser,
entendido bajo la forma del noúmeno, pero que en realidad no existe.
Nietzsche, con su proyecto de inversión del
platonismo, realizó una crítica contra la metafísica, la moral y la religión cristiana;
este autor, para negarla se sirvió del argumento según el cual toda la
filosofía occidental es una continuidad de la forma como pensaba Platón
(platonismo); y propone que, en lugar de pensar la realidad bajo la categoría
del más allá y del más acá, la filosofía debe dedicarse a pensarla solo desde el
más acá, lo inmanente y negar lo trascendente.
Heidegger
La crítica de este pensador tuvo tal
influjo en el pensamiento contemporáneo que a partir de él muchos pensadores
prefirieron decirle adiós a la metafísica y acoger la ontología. La cuestión,
en este momento, llega a plantearse en los términos de anti-metafísicos que son
aquellos que rechazan la metafísica y post-metafísicos que son aquellos que
pretenden e intentan superar la metafísica. Tampoco se puede negar que en la
actualidad existen también pensadores que aún siguen afirmando la metafísica,
especialmente aquellos que trabajan en el ámbito de la filosofía especialmente
desde el ámbito judeo-cristiano.
Es aquí donde se encuentra el gran aporte
del Papa Ratzinger, y en el documento que se está analizando puede verse claramente:
La economía de la revelación tiene su
comienzo y origen en Dios Padre. Su Palabra “hizo el cielo; el aliento de su
boca, sus ejércitos” (Sal 33,6). Es Él quien da a conocer la gloria de Dios
reflejada en Cristo (2 Co 4,6; cf. Mat 16,17; Lc. 9,29).
Dios, fuente de la revelación, se
manifestó como Padre en el Hijo “Logos hecho carne” (cf. Jn. 1,14), que vino a
cumplir la voluntad del que lo había enviado (cf. Jn. 4,34), y lleva a término
la educación divina del hombre, animada ya anteriormente por las palabras de
los profetas y las maravillas realizadas tanto en la creación como en la
historia de su pueblo y de todos los hombres. La revelación de Dios Padre
culmina con la entrega por parte del Hijo del don del Paráclito (cf. Jn.
14,16), Espíritu del Padre y del Hijo, que nos guía “hasta le verdad plena”
(Jn. 16,13)
Puede verse como el Ser, que es el Logos,
Dios-Padre son pensados bajo la categoría metafísica de fundamento
trascendente, del cual desciende todo, el que crea todo, hizo el cielo y la
tierra.
Pero más adelante dice que ese Logos se
hace carne y lleva a cabo la educación divina del hombre, animada por los
profetas y las maravillas realizadas tanto en la creación como en la historia
de su pueblo y de todos los hombres. En esta segunda idea puede verse ya como
ese Ser, que es fundamento, se hace histórico, humano y terreno –la
Encarnación, la historia de la salvación y la economía de la salvación, estos
eventos le permiten al Papa Ratzinger seguir hablando del Ser ya no en términos
trascendentes sino también inmanentes.
La ontología actual sigue hablando del ser
ya no en términos de trascendencia, como lo hacía la metafísica, sino bajo la
categoría de la inmanencia.
A partir de este texto puede apreciarse
cómo el Papa Ratzinger se presenta como un pensador que, en nuestro tiempo,
concilia el pensamiento metafísico y el pensamiento ontológico. En un mundo que
tiende a excluir la metafísica en favor de la ontología, Ratzinger invita a
poner en diálogo ambas formas de pensamiento.
Aquí también puede encontrarse una respuesta
del teólogo Ratzinger, que en el año 1968 intentaba conciliar metafísica y
ontología, contra un “Movimiento de renovación que se despertó en la teología
católica a partir de la primera guerra mundial y que se autodenominó como ‘Renacimiento’,
el que intentaba volver a las fuentes, pero estas se debían leer correctamente
en sus originales y sin los anteojos del sistema escolástico” (es decir el
sistema metafísico)
Textualidad.
La Verbum Domini
No solo la creación, además hay que leer la
historia y la economía de la salvación como si fueran un texto, los grandes
hechos maravillosos realizados por Dios en la historia de la salvación: el paso
del mar rojo, la alianza pactada con el pueblo, la Encarnación, etc., todos
estos hechos y muchos más para que se puedan comprender hay que llevarlos a la
textualidad o considerarlos como si fueran textos. La Verbum Domini realiza un gran esfuerzo en este sentido, ya que en
ella el Papa Ratzinger realiza toda una lectura que va desde la creación, la
Encarnación y la historia de la Iglesia en términos de textualidad.
El gran peligro de esta teoría es lo que
los hermeneutas han puesto de relieve y que consiste en el hecho de que todo
sea texto; sin embargo, más bien habría que decir que lo que se quiere recalcar
es que todo puede ser leído, interpretado, comprendido y explicado “como si
fuera un texto”. Idea que el Papa Ratzinger ha captado muy bien y lo demuestra
en la exhortación apostólica postsinodal Verbum
Domini.
La
lógica entendida desde el Logos.
El Papa Ratzinger, en la Verbum Domini
La palabra Logos ha sido traducida y
entendida de muchas maneras: el prólogo del evangelio de san Juan la utiliza
para referirse a “Cristo”, al Padre Dios y al Espíritu Santo, e incluso a la
reunión de las tres divinas personas; en el ámbito de la filosofía puede
significar “lo que reúne y congrega, pero en el reunir y congregar hace la
diferencia de lo congregado y reunido”[10];
en el ámbito de la lógica, como disciplina, logos hace referencia a la ciencia
que administra rectamente la cuestión del ser. En el ámbito de la filosofía
esta última concepción choca contra otra manera de entender el logos, en cuanto
este es considerado como la lógica
inherente que guía y orienta de modo interpretativo el devenir histórico;
este último sentido es el que podemos encontrar en la Verbum Domini.
El hecho de ser herederos del Logos implica
la rememoración de que el ser histórico-divino está fundado en el Él y se
convierte en el destino del cual se es depositario y a la vez trasmisor. El
Papa Ratzinger entiende la lógica como la continuidad del logos histórico y del
Logos divino, en la Verbum Domini ese
concepto adquiere la doble dimensión: la Palabra Divina y la esencia de la
divinidad.
Se desprende así un nuevo sentido de lo que
se ha llamado lógica, ya que lo que el Papa Ratzinger entiende por lógica es el
hecho de que como cristianos somos herederos del Logos Encarnado, del Logos
creador y del Logos palabra divina que nos ha sido trasmitida mediante las
Escrituras.
Se da otra concepción que tiene una gran
importancia para el Papa Ratzinger y es la que tiene que ver con la Tradición;
ya que si la creación, la redención y la historia de salvación tienen una
lógica, y esta a su vez se perpetúa en la Iglesia entonces el dialogo con la
historia de la Iglesia, con la Tradición se convierten en toda una fuente
inagotable para extraer perspectivas que ayudan a autocomprendernos a nosotros
mismos.
La
ontología hermenéutica.
La historia de la hermenéutica, desde el
punto de vista filosófico, se divide en tres momentos: la prehistoria, la
historia y la ontología hermenéutica. La prehistoria comprende la hermenéutica
como si fuera una técnica que está al servicio de la interpretación de textos[11].
La historia abarca el momento en el cual la hermenéutica es entendida como el
método que sirve para justificar las ciencias humanas. El tercer momento hace
referencia al hecho según el cual la hermenéutica es una característica que
caracteriza al ser humano. La Verbum
Domini está estructurada sobre estos tres momentos, lo más novedoso es que
este texto aporta algunos elementos para leer la relación del hombre con
Cristo, a partir de este tercer momento de la historia de la hermenéutica. Aquí
solamente se destacarán algunos de estos elementos.
El diálogo entre Dios y el hombre se da
mediante y a través de la palabra
La palabra en el diálogo se convierte en un
tertium, un tercero que media entre
dos personas que dialogan –un sujeto emisor, un sujeto receptor-, y entre los
dos la palabra; la palabra es en un horizonte “común” entre dos personas, este
se hace común porque pertenece a dos, surge de los dos, pero a la vez es
independiente de ellos.
En el diálogo se pregunta y se responde, se
da una dialéctica entre pregunta y respuesta
En el diálogo tiene que darse una respuesta,
ya que, si la palabra interpela y cuestiona, necesariamente tiene que haber una
respuesta (“el hombre escucha la palabra divina y responde a ella”).
Las teorías clásicas del lenguaje proponían
que el lenguaje es un objeto del cual el hombre dispone en el momento de
hablar; las teorías convencionalistas proponían que para usar el lenguaje había
que recurrir a una especie de contrato y a partir de este, varios seres humanos
se ponían de acuerdo para nombrar algo. En la cultura contemporánea el lenguaje
no surge de una convención ni de un acuerdo, tampoco se concibe como si fuera
un objeto del cual dispone el hombre en el momento de hablar o decir algo; las
teorías más recientes sostienen que el ser humano vive sumergido en un flujo
lingüístico, y si esto es así, entonces no es el hombre el que dispone del
lenguaje sino el lenguaje el que dispone del hombre
Es en este sentido donde puede encontrarse
un acercamiento del Papa con lo que hoy se llama el giro lingüístico y a la
nueva hermenéutica
Más adelante sostiene que “El hombre no se
entiende a sí mismo sino se abre a este diálogo” (Ídem), con estas palabras
puede verse un giro que en términos hegelianos expresa el salto de la
conciencia a la autoconciencia, ya que la palabra no es solo un medio externo
que sirve para la comunicación, el habla o el diálogo, sino que la palabra
interpela, cuestiona y mueve al cambio. La palabra transforma, cambia, expresa
no solo el estado del ser sino también nuestro ser. En el diálogo se da un
proceso de autocomprensión; en el diálogo con Dios, el hombre se autocomprende,
y encuentra las respuestas a las cuestiones más profundas que anidan en su
corazón.
Donde hay palabra hay relación, donde
dialogan dos personas se establece una comunidad de hablantes que se relacionan
entre sí, este rasgo lo ha llamado Derrida el carácter comunitario del habla,
cuando el hombre habla establece relaciones con aquello sobre lo que habla y
con aquellos que hablan, podría decirse que la Iglesia es la comunidad de
aquellos que hablan y en su hablar establecen puntos de vista comunes, relaciones
interpersonales, etc. el Papa dice: “la Palabra de Dios revela la naturaleza
filial del hombre y relacional de nuestra vida”
La palabra entendida como logos revela la
esencia de Dios, porque Él es el Logos, el Logos que se encarna, el Logos que
se comunica. La Sagrada Escritura, entendida como Palabra de Dios revela la
esencia de Dios, la historia del pueblo de Israel; la historia de la Iglesia
entendida como Tradición que se revela mediante los mensajes, los dogmas, los
concilios, los sínodos, los escritos de los santos, los documentos pontificios,
etc., el logos a su vez revela la esencia del hombre, porque lo que es, como es
y lo que piensa solo lo puede conocer mediante la palabra.
Conclusión.
Se intentó mostrar cómo la Verbum Domini elabora una propuesta para
el cristiano de hoy; para ello el Papa Ratzinger recoge y retoma todos los
instrumentos que están vigentes en la filosofía contemporánea, la nueva
hermenéutica y el giro lingüístico; al servirse de ellos coloca a la Iglesia en
diálogo con la cultura contemporánea que, aunque en muchos aspectos es
neopagana, sin embargo, no por ello no se puede dejar de anunciar a Cristo y su
mensaje de salvación.
Finalmente hay que reconocer que la Verbum Domini es un documento
programático; así como Juan Pablo II elaboró la Redemptor hominis con miras a convertirla en un programa que desarrolló
durante su pontificado, Benedicto XVI elaboró en la exhortación apostólica
postsinodal un programa que debía transitar la Iglesia a lo largo de su pontificado…lástima
que hubiera sido tan corto.
Bibliografía
Arroyave Valencia, O. (2014). El
arte de la interpretación. Medellín: UPB.
Documentos del Vaticano
II.
(1968). Madrid: BAC.
Fabris, A. (2001). El
giro Lingüístico: hermenéutica y analísis del lenguaje. Madrid: Akal.
Gadamer, H. (1993.). Warheit und Methode. Trad.Verdad y
método. Salamanca.: Sígueme.
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Barcelona: Del serbal.
Heidegger, M. (1993.). Sein und Zeit. Trad. Ser y tiempo.
Bogotá.: FCE.
Heidegger, M. (1997). Unterwegs
zur Sprache. Stuttgart: Verlag Gunter Neske.
Heidegger, M. (2011.). Die Geschichte des Seyns. trad. La
historia del ser. Buenos Aires.: El hilo de Ariadna.
Martin, H. (2003). Zeit und Sein. Trad. Tiempo y ser.
Madrid: Técnos.
Ratzinger, J. (1968). Die Bedeutung der Väter für die
Gegenwärtige Theologie. Tübinger Theologische Quartalscchrift.,
257-282.
Ratzinger, J. (2010). Verbum
Domini. España: Verbo Divino.
[1] Sacerdote de la Arquidiócesis de Medellín, doctor en filosofía en
la Universidad Gregoriana de Roma; docente e investigador en la Universidad
Pontificia Bolivariana de Medellín. Pertenece al grupo de investigación
Epimeleia. Con estudios de pregrado y posgrado en la misma universidad. Ha sido
docente en la Universidad de Antioquia, en la Universidad de san Buenaventura y
en la Universidad Cooperativa de Colombia. Colabora pastoralmente en la
parroquia de la Candelaria.
[2] El texto Ermeneutica es una excelente guía que
ayuda a realizar dicha investigación; en él, el cardenal Prosper Grech realiza
un rastreo histórico sobre dicho tema. También puede leerse el texto La Biblia en su historia de Gastone
Boscolo.
[3] Esta investigación trata sobre la hermenéutica bíblica: los métodos
y la historia de dicha disciplina.
[4] Sobre la filosofía contemporánea he escrito varios artículos,
además de mis notas de clase, que están sin publicar. En la universidad
Pontificia Bolivariana he dictado el curso por más de 15 años.
[5] Los
numerales en los cuales se puede evidenciar dichos métodos son: 7, 11, 12, 15,
16.
[6] El número
17 habla sobre el tema de la distancia histórica y la actualización; allí dice
que: “La tradición hace que la Iglesia comprenda cada vez mejor los libros sagrados
y los mantenga vivos y siempre activos. Pp. 36ss.
[7] “Al reafirmar el vínculo profundo entre el Espíritu Santo y la
Palabra de Dios, hemos sentado también las bases para comprender el sentido y
el valor decisivo de la Tradición viva
y de las Sagradas Escrituras en la Iglesia”. Op. Cit. (la cursiva es nuestra).
[8] Ratzinger, Joseph. Die
Bedeutung der Väter für die Gegenwärtige Theologie. Trad. El significado de los Padres para la
teología actual. En: Selecciones de
Teología. Vol. 8; julio-septiembre de 1969. N° 31. Pp. 265-272
[9] El número 7 de la VD. Es muy importante porque en él, el papa
Ratzinger hace una aclaración frente a algunas tendencias hermenéuticas
contemporáneas que consideran que existen religiones del libro, para referirse
con ello al hecho según el cual, la religión musulmana, la hebrea y la
cristiana son religiones del libro, porque detrás de ellas existe un libro: el
Corán, la Torah y la Biblia en el caso del cristianismo. El Papa Ratzinger en
este número sostiene: “Todo esto nos ayuda a entender que por qué en la Iglesia
se venera tanto la Sagrada Escritura, aunque la fe cristiana no es una
<<religión del libro>>: el cristianismo es la <<religión de
la Palabra de Dios>> no de <<una palabra escrita y muda sino del
Verbo encarnado y vivo>>. Vattimo en su texto Credere di credere es uno de los pensadores que afirma esta tesis.
[10] Los sentidos filosóficos de la palabra Logos pueden encontrarse en
la obra de Martin Heidegger Einführung in
die Metaphysik. Trad. Introducción a
la metafísica. cf. 168ss
[11] En
la Verbum Domini, el Papa Ratzinger
se sirve de la prehistoria y la historia de la hermenéutica cuando habla de:
Sentido literal, sentido espiritual (# 37). Interpretación fundamentalista (# 44).
Sentido tipológico (#s 40-41, 12). Palabra e iglesia (#s50-51). Sentido
litúrgico (#s 52ss).
[12] A lo largo del texto heideggeriano titulado Unterwegs zur Sprache. Trad. De
camino al habla, en el capítulo que lleva por título La esencia del habla resuena una y otra vez la frase <<Kein
ding sei wo das wort gebricht>>, traducida como <<nada sea donde
falta la palabra>> o <<ninguna cosa sea donde falta la palabra>>.
Es una expresión que desde el giro lingüístico contemporáneo expresa el sentido
del lenguaje, pero detrás de ella puede establecerse una relación con el libro
del Génesis “Y dijo Dios hagamos al
hombre a nuestra imagen y semejanza”, la expresión la repite el autor del texto
a lo largo del capítulo primero, idea que resuena una y otra vez en la Verbum Domini y que el Papa Ratzinger
explora en todos sus sentidos posibles.
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