Gadamer y la historia

 

Gadamer y la historia

En Le avventure de la differenza se puede encontrar que tanto Nietzsche en la Segunda consideración intempestiva cuando habla de la enfermedad histórica, como Heidegger en Sein und Zeit y en su obra posterior, cuando entre otros teoriza el circulo hermenéutico, tienen un influjo en el pensamiento de Gadamer respecto a la historia[1].

La crítica de Nietzsche contra la modernidad por la manera como concibe la historia se puede resumir diciendo que se ha llegado a un exceso tal de conocimiento que es imposible producir más historia, crítica que también se dirige contra el deseo de querer emplear en la ciencia histórica el método científico-positivo.

Lo que Nietzsche busca con esta crítica, es reivindicar la inconsciencia como espacio para la creatividad y la vida a la luz de un estado de conocimiento histórico, que entre aquel estado de inconsciencia y este de conocimiento histórico se dé un justo equilibrio para que pueda surgir un espacio para la vida.

En esta crítica Nietzsche permanece prisionero del dualismo externo-interno, conocimiento-vida, saber-actuar; su pregunta se dirigirá a la alternativa ¿o el conocimiento o la vida? e indudablemente responderá que la vida porque un conocimiento que destruye la vida se destruye a sí mismo, y las alternativas que propone para salir de este dilema no son muy claras, en el sentido que la religión y el arte aparecen demasiado oscurantistas y suprahistóricas como para representar una alternativa real; además es claro que este dualismo hace referencia al concepto hegeliano de en-sí, para-sí y a los poderes eternizantes planteados allí: arte y religión[2].

Heidegger influye en el pensamiento de Gadamer con respecto a la historia, en la aplicación del método científico-positivo al conocimiento histórico, que es una problemática diltheyana; en esto se da un problema hermenéutico ya que Dilthey supone la comprensión como una relación antagónica entre sujeto y objeto, mientras que Gadamer la comprende como integración de dos mundos, desde la noción de verdad originaria (es decir la verdad que origina mundos, en el sentido de posibilidades), tema que es teorizado por Heidegger en Sein und Zeit.

Heidegger deja claro que la circularidad de la comprensión no es un defecto en el hecho mismo de comprender sino su cualidad, ya que se comprende cuando se articula desde una precomprensión que el intérprete tiene sobre la cosa por comprender, con esto  quiere decir que el intérprete parte de sus propios prejuicios para convalidarlos o invalidarlos, con ello busca una relación más profunda con la cosa por comprender, pues aquel pertenece en cierta medida a la historia que la obra instaura; de donde se comprende además la historia efectual (Wirkungsgeschichte) de una obra, ya que cuando se da la apropiación de una obra es necesario tener en cuenta los efectos que la misma ha producido a lo largo de su historia, y de la cual a su vez el intérprete forma parte. La tradición es vista por Gadamer en términos de historia efectual, ya que la historia sigue influyendo, produciendo sus efectos en las épocas posteriores al momento en que fue hecha, producida o elaborada.

El objetivo de la hermenéutica se concentra en la precomprensión, comprensión, entendimiento, explicación y la articulación de un saber; ahora bien, Heidegger y Gadamer consideran que si en las ciencias humanas utilizamos el método científico es imposible alcanzar dicho objetivo, Heidegger considera que el método empleado por las ciencias positivas pertenece a la época del olvido del ser, ya que éste es entendido como presencia.

El conocimiento histórico desde la hermenéutica se presenta no como una relación sujeto-objeto, ni como una actitud meramente contemplativa; la relación entre interprete e historia es una relación de integración y de copertenencia a través de una articulación que se opera en la interpretación, generando así una modificación en el contexto dentro del cual se sitúa el objeto que se debe interpretar[3].

Los seguidores de Heidegger, entre ellos Gadamer, no son tan arriesgados como su maestro, pues el maestro tiende a pensar la historia en términos de epocalidad del ser, y desde ahí desarrolla su hermenéutica, aquellos consideran que la universalidad del proceso interpretativo y la historicidad de la historia, hacen que ésta crezca sobre sí misma a su vez como proceso interpretativo, para ellos conocer es interpretar e interpretar es transformar, recrear, producir nueva historia.

Esta diferencia de miras entre Heidegger y sus discípulos, no deja de tener sus consecuencias por ejemplo en el tema del lenguaje, que Heidegger desarrolla en su obra de manera diferente a como lo hace Gadamer, ya que en éste la identidad ser-lenguaje sufrirá una reducción y simplificación cuando lo relaciona con la objetividad del conocimiento histórico, desde el método de las ciencias positivas y la generalización de la hermenéutica a todo conocimiento.

Así cuando se reflexiona sobre la relación sujeto-objeto en el contexto del conocimiento, la hermenéutica encuentra su puesto desde la integración sujeto-objeto no desde la contraposición, igualmente cuando se reflexiona sobre el modelo del método científico aplicado a las ciencias del espíritu se encuentra que aquel método es insuficiente para comprender a estas, algo similar sucede con la verdad ya que esta encuentra su lugar cuando el sujeto que interpreta se ve transformado e invadido y sumergido en ella; finalmente también el lenguaje adquiere una gran preponderancia ya que este es el gran medio a través del cual acontece el acto interpretativo.

A partir de esto se puede decir que el carácter hermenéutico de una experiencia, lo mismo que toda experiencia que se tiene del mundo están mediados por el lenguaje, en última instancia se puede decir que se da a la manera de diálogo: de pregunta y respuesta.

Esta es la sobre la cual Gadamer estructura una visión de la historia entendida como transmisión de mensajes, a la cual nosotros pertenecemos porque nuestro mundo se expresa en ella (los efectos); se comprende entonces que el ser es algo a lo que pertenecemos; toda interpretación de la historia es originaria e implica y a la vez la precomprensión, pertenencia que es lingüística ya que el ser es historia y la historia es lenguaje.

De la relación que se da entre ser e historia entendida como transmisión de mensajes se pueden extraer varias consecuencias:

– La relación con la historia se da a la manera de diálogo y de búsqueda entre signo y significado; en el diálogo interesa la fusión de horizontes (Tertium) y con esto el enriquecimiento continuo del mundo y sus objetos, un aumento en el curso de la interpretación.

– El modelo que concibe la historia como algo objetivo, se sustituye por el modelo dialógico y en éste la noción de verdad objetiva es transformada por una concepción de verdad que constantemente nos apela y se dirige a nosotros.

– La interpretación histórica tiene el carácter de un proceso indefinido, ya que quien pregunta cuando es tocado por una respuesta engendra a su vez una nueva pregunta.

¿Supera la ontología hermenéutica el enfermedad histórica descrita y criticada por Nietzsche? si el modelo histórico criticado por Nietzsche es el del objetivismo científico, entonces hay que decir que la ontología hermenéutica sí supera el problema; sin embargo, si el problema de la enfermedad histórica en Nietzsche estaba situado en la escisión entre la teoría y la praxis, el que había que combatir porque en sí mismo representa una incapacidad para actuar frente a los intereses de la vida, este segundo aspecto más radical parece no encontrarse considerado adecuadamente en la ontología hermenéutica de Gadamer.

Para la ontología hermenéutica, el problema de la objetividad científica no es un problema ligado a la escisión entre teoría y praxis como en Nietzsche, sino que es un problema ligado al método científico aplicado a las ciencias naturales; sin embargo, también desde la lectura heideggeriana de la crítica a la metafísica como olvido del ser, se puede demostrar que el hecho de asumir el método científico como método universal, es un hecho ligado a la separación entre teoría y praxis.

Es un hecho evidente que la ontología hermenéutica no aporta indicaciones metodológicas para el trabajo interpretativo concreto, simplemente lo que hace Gadamer es explicar lo que sucede en una persona que conoce, llegando a una redefinición de lo que de hecho sucede.

El problema histórico en el pensamiento de Gadamer va ligado al problema de la enfermedad histórica que, tanto en Nietzsche como en Heidegger, se relaciona con la escisión entre pensar y actuar, interno y externo, saber y vida. También es claro que la ontología hermenéutica no supera el problema porque Gadamer se limita a hacer o a elaborar una teoría en la que describe lo que sucede en el interior de la persona cuando conoce.  En la dialéctica que se instaura en el interior de la ontología hermenéutica de pregunta y respuesta de parte del interprete y de lo interpretado puede apreciarse un nuevo modo de concebir la relación con la historia; desde aquí necesariamente debemos reconocer:

– Que Nietzsche y Heidegger miran el problema histórico desde una crítica contra la metafísica entendida como olvido del ser en Heidegger, y como escisión entre teoría y praxis (apolineo-dionisíaco) en Nietzsche; problema que permanece en el interior de la metafísica que se quiere desenmascarar como una mentira que ha durado cerca de dos mil años.

–Gadamer al contrario mira la historia en relación al lenguaje, al mensaje y a su transmisión, y no asume ni la posición crítica de Nietzsche, ni la de Heidegger.

Existe una acusación de parte de Habermas contra Gadamer según la cual éste urbaniza a Heidegger ya que sólo elabora el problema hermenéutico y no el metafísico entendido como crítica a la metafísica y como olvido del ser.

El problema que mueve a Gadamer es el problema hermenéutico; el problema del ser es desarrollado por este pensador no en la dirección del olvido sino a la manera de presencia; al contrario, el problema que Heidegger plantea es el del ser visto desde la hermenéutica, pero pensado no a la manera de presencia sino como olvido; para Nietzsche el problema que propone en su filosofía es la vida y todo aquello que atenta contra ella.

 



[1] G. Vattimo, AD, 15-43.

[2] G. Vattimo, AD, 23. Vattimo no hace aquí una referencia a una obra particular de Hegel, es una simple mención al “modelo hegeliano”.

[3] “la hermeneuticidad de la experiencia avanza (si fa avanti) sobre todo cuando reflexionamos sobre el problema del conocimiento histótico, aquí aparece que no se puede aplicar el modelo sujeto-objeto” (AD, 31). De ahora en adelante todas las traducciones son nuestras a no ser que se indique lo contrario, a su debido momento.

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