La propuesta estética de Nietzsche.

 

La propuesta estética de Nietzsche.

Es muy importante resaltar el período histórico en el cual se ubica Nietzsche, podría decirse que se ubica en la disputa entre Romanticismo e Idealismo, pero su opción es más por un Vitalismo.

La problemática entre Idealismo y Romanticismo, al nivel estético, hacía referencia a la manera de concebir el arte clásico y el arte griego en general. Hegel exaltaba el arte clásico cuando habla de la tragedia y la comedia; del héroe y de los dioses del Olimpo; de la religión primitiva, la religión artística y la monoteísta teniendo en mente las culturas antiguas.

Winckelmann por otra parte proponía que la cultura clásica griega era un modelo a imitar de parte de las demás culturas porque los griegos conformaban un modelo cultural armónico, sobrio, bello por excelencia.

El movimiento romanticista buscaba el retorno a una nueva tragedia, buscaba la exaltación de un nuevo héroe, exaltaba la poesía griega. Debe recordarse que lo que se llamó el neoclasicismo, que fue una propuesta estética propia de esta época, fue un movimiento estético que intentó revivir el arte clásico griego.

Nietzsche se ubica en esta disputa, y en su obra puede apreciarse cómo primero asume la posición de un neoclasicista, cuando en sus años de enseñanza en Basilea, exaltaba la cultura griega, y cómo, en el segundo periodo de su obra, asume una posición crítica frente a la cultura griega clásica.

La propuesta filosófica de Nietzsche se divide en tres periodos, el primero corresponde a las obras que se publicaron siendo profesor de filología en Basilea, entre ellas, la más representativa es El origen de la tragedia; el segundo periodo corresponde a Humano demasiado humano, y el tercer periodo coincide con Así hablaba Zaratustra y la Voluntad de poder.

En el primer periodo, Nietzsche era amigo de Wagner y un gran lector de Schopenhauer, y por este motivo, encontraba que la música de este compositor era un claro reflejo del arte clásico y del arte griego. Lo que más admiraba de la expresión artística de este compositor era la capacidad para perpetuar, a través de ella, el drama musical vivido por el pueblo griego, especialmente en la época clásica. Además, veía que el arte, de una u otra manera, perpetuaba la forma de pensamiento de un pueblo clásico, un pueblo admirado, querido y exaltado por la humanidad a través de todos los tiempos.

Esta primera concepción del arte en la propuesta nietzscheana podría llamarse como el arte asociada a las esencias metafísicas. El arte perpetúa la esencia del pueblo griego, su grandeza y su esplendor. En este orden de ideas podría decirse que Nietzsche, al inicio de su carrera como filósofo, era un admirador del arte griego.

En el segundo momento de su propuesta filosófica, Nietzsche rompe con Schopenhauer y con Wagner, y se vuelve un crítico de la cultura griega; este segundo periodo coincide con un Nietzsche que se vuelve crítico de la cultura occidental, también asume una posición crítica frente al arte clásico y opta por una propuesta estética que perpetúe, ya no la esencia del pueblo griego, sino que es un juego de superficie, una especie de máscara. El arte es un juego de superficie porque lo que hace es proponer las imágenes que se van imponiendo sobre la realidad, además es producto de la imaginación del artista, quien, en una sobreabundancia creativa, propone su propia concepción del mundo en el que vive.

Si el primer periodo mostraba un arte que tendía a exaltar la experiencia apolínea, en este segundo periodo muestra un arte que exalta lo dionisiaco.

La enfermedad histórica

El tema de la enfermedad histórica (malattia storica) viene propuesto desde Las Consideraciones intempestivas especialmente la segunda; la que consiste en un exagerado conocimiento teórico de la historia, debido al cual se da una incapacidad para crearla; la que es vista desde la historiografía y como un almacén de objetos de estudio o un ropero donde se dan trajes para ponerse de acuerdo a la ocasión, un conocimiento teórico a fin de cuentas; la enfermedad histórica es también la experiencia de la necesidad del olvido y de la inocencia entendidas como cosas útiles para la vida, pues ello puede propiciar nuevas formas de actuar; está ligada al problema de la crítica a la cultura que ha comenzado con el olvido de la época trágica, en la que el flujo de la vida se manifiesta como el flujo creador; la cultura actual es incapaz de crear debido al exceso de conocimiento histórico.

También el problema de la enfermedad histórica, viene planteado desde la noción de verdad, pues dicha noción entendida en los términos tradicionales de adecuación a la cosa, es insuficiente para comprender el fenómeno histórico. Mientras Grecia maneja una noción de verdad que puede ser entendida en los términos de una vivencia inmediata del arte, es decir de la poesía; los filólogos eruditos manejan dicha noción entendida en los términos de adecuación; por consiguiente, no es raro que Nietzsche desde aquí empiece a cuestionar la noción de verdad, la de filólogo erudito o especialista, la del hecho histórico y la de historia.

¿Cómo debe ser entendida la noción de verdad para dar respuesta a todo este problema histórico? El dato histórico es un hecho vivo que debe ser visto desde otro hecho vivo; es decir un hecho abierto y susceptible de ser interpretado; de esta noción de vida dependen muchos otros datos que Nietzsche elabora a lo largo de su vida filosófica: la voluntad de poder, la fuerza, la justicia. La interpretación de un hecho histórico no puede ser ocasión ni para momificarlo, ni para matarlo; al contrario, se debe tratar de instituir una interpretación del mismo que, viviendo, dé vida al pasado comprendiéndolo; se trata de interpretar un hecho histórico viviente desde la vida; es desde aquí, desde donde debe comprenderse la crítica de Nietzsche contra Hegel, cuando interpreta la historia desde el hecho histórico, en una interpretación que tiende a confundir lo real con lo racional.

Arte y ciencia

El período del Nietzsche, maduro presenta nuevos y radicales cambios a partir de Humano demasiado humano; en este período la pauta hermenéutica para una lectura de Nietzsche es leerlo como crítico de la cultura y desde ahí mirar el desarrollo de sus tesis filosóficas, ontológicas y la relación ser-cultura.

¿Qué ha influido para que el pensamiento de Nietzsche sufra este cambio? Sus nuevas amistades, especialmente Buckhard y Overbeck, sus lecturas encaminadas sobre todo por el lado de las ciencias naturales: química, física, evolucionismo de corte lamarkiano; la decepción de que no se realice el proyecto del retorno de una nueva cultura trágica griega a partir de la obra de Wagner.

De esta mutación, en el paso del Nietzsche joven al maduro, se pueden destacar los siguientes cambios: la metafísica del artista, la problemática del concepto de decadencia, la configuración de las relaciones entre arte, ciencia y civilización, la renuncia al ideal de un renacer de la cultura trágica; el concepto de nihilismo es emblemático en esta mutación del pensamiento nietzscheano sobre todo en lo que hace referencia a la relación filosofía-cultura.

La ciencia en Humano demasiado humano, es algo que se refiere al carácter representativo que posee el ser humano en el acto de conocer, también a los actos espirituales que comporta dicho proceso cognoscitivo; la representación del mundo que nosotros manejamos es el resultado, de una cantidad de errores que poco a poco se han presentado en la evolución de los seres orgánicos ¿cómo funciona? como un modelo y un ideal metódico, actúa como una actividad que es capaz de inducir a determinadas actitudes psicológicas; la ciencia del futuro, según Nietzsche, estará más atenta a los hechos que a los fanatismos, en ella poco importará el científico y mucho importarán los hechos y los resultados; no importará para la ciencia del futuro, según Nietzsche, tanto una imagen del mundo más verdadera, sino un modelo del pensamiento no fanático, sobrio, atento a los procedimientos, un modelo de conocimiento que sea capaz de juzgar fuera de los intereses pasionales; lo que constituye el modelo de lo que Nietzsche llamará el espíritu libre.

La tarea de la ciencia es el conocimiento metódico del mundo de la representación, a través del cual éste se produce; también es tarea de la ciencia la de mantener con vida al héroe y al bufón que hay en cada hombre, ayudando la ciencia a la conciencia, para soportar el error necesario.

Estas concepciones de Nietzsche muestran una cierta ambigüedad que se deriva de una no muy clara definición sobre el papel del arte y sus componentes, y el papel de la ciencia y los suyos; en ellas se hace claro que el arte es preparación para el desarrollo de la ciencia y del espíritu libre; el arte hace más soportable la existencia no en el sentido de que separe al hombre y lo transporte a una superestructura metafísica que lo coloque más allá, sino que lo ayude a comprender la necesidad del error, que es la base necesaria sobre la cual se fundan la vida y el conocimiento; reconociendo eso, se reconocen las fuentes de la belleza y la riqueza de la existencia .

La relación ciencia y arte se presenta como un doble cerebro en el hombre; son dos formas complementarias que hacen referencia a la manera como el hombre se sitúa frente al mundo; se caracterizan la una como fuente de fuerza, frente a la otra como reguladora; su nexo más fuerte les viene del común origen, aquel que hace que la ciencia tenga un desarrollo posterior y más maduro.

En Humano demasiado humano el arte aparece como un hecho ligado al pasado; la causa de ello es que, para Nietzsche, en este período, ella ha perdido su vigencia no tanto por una supremacía de la ciencia, cuanto por una mutación de las condiciones sociales y culturales; el arte necesita su cultura y tiene unas condiciones sociales que después constituirán la crítica de Nietzsche contra el arte Wagneriano.

La doble cara del arte.

El arte tiene para Nietzsche, una doble cara: aquella que la une a la metafísica y a la religión (recuérdese la propuesta hegeliana en la Fenomenología del espíritu donde une arte y religión), y aquella que la convierte en perpetuadora del mundo dionisíaco; por los dos primeros elementos el arte desaparecería, por el último, el arte es presentada por Nietzsche como la que debe permanecer a pesar de la crítica radical desenmascarante.

El arte es continuadora la ratio socrática y de la metafísica, pues tiende a expresar el sentido de la esencia, la que en otros lenguajes permanece oculta y en un nivel inexpresado, el que especialmente la metafísica quiere expresar por medio de conceptos (recuérdese que para Hegel la función de la filosofía es fundamentalmente conceptual); ella ha servido para perpetuar el mundo religioso y sacral, por esto el arte merecería sucumbir frente a la crítica desenmascarante. Cuando el arte se ha presentado como vehículo para expresar la inmediatez, la distracción y la distensión en las horas libres, cuando ha decaído del hecho de ser buen arte al hecho de ser relax, distracción y descanso, cuando se ha presentado en su función inmediatista, entonces el arte ha sido perpetuadora del mundo de la ratio socrática y del mundo de la metafísica y por esto el arte debe desaparecer frente a la crítica desenmascarante.

En cuanto a su carácter enmascarante, en cuanto a la función y a la utilidad de la misma para perpetuar el mundo dionisíaco, para expresar la fuerza creativa, en función de esto el arte debe vivir.

Cuando el arte se ha presentado en su calidad de máscara para expresar la opción no por un mundo de profundidades sino un mundo de la superficie, un mundo enmascarante, entonces el arte debe vivir, sobrevivir; Nietzsche le da al arte la posibilidad de la resurrección colocándola como una de las formas en las que se hace presente la voluntad de poder; de ella se espera la renovación del poder de la fuerza creativa como fuerza imperante.

 

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