La hermenéutica de la facticidad en los cursos de Friburgo desde el año 1919 hasta el año 1923.

La hermenéutica de la facticidad en los cursos de Friburgo desde el año 1919 hasta el año 1923.
Los motivos que dominan la reflexión heideggeriana son fundamentalmente dos: por un lado la perspectiva religiosa del cristianismo, el que se desarrolla desde el momento inicial en el cual acoge la fe católica, pero del cual empieza a alejarse desde el punto de vista confesional; alejamiento que no es bien claro dado que siempre tuvo una actitud ambigua respecto a dicha confesión religiosa, por este motivo su reflexión parece mantenerse durante toda su vida en un tipo de doble ligazón con la fe religiosa. Por otro lado comienza a delinearse una vocación efectiva hacia la filosofía, vocación que prontamente se le hará clara. Filosofar que se configura explícitamente ante los ojos de Heidegger como una investigación desinteresada, libre de prejuicios, autónoma, dirigida hacia sus caracteres estructurales en la búsqueda de lo que es y el modo como es, una investigación sobre el ser, una ontología, la que se desarrolla en una constante confrontación con la tradición del pensamiento occidental.
En el periodo que va del año 1919 hasta el año 1923 se evidencia el rol, que las cuestiones mencionadas anteriormente, juegan en la elaboración de un pensamiento original. Cuestiones que se revelan decisivas con el fin de clarificar los modos de un productivo replanteamiento de las temáticas mencionadas y con el fin de definir los caracteres de su entrelazamiento en un contexto teórico nuevo totalmente.
Contexto que se va ganando cada vez más desde su alejamiento de las cuestiones del neokantismo que implícitamente estaban bajo la propuesta fenomenológica de Husserl. Esquemáticamente se puede decir que la adquisición de esta perspectiva filosófica madura por la vía de una fruición del acercamiento a la fenomenología de Husserl y se cumple concretamente a través de un análisis de algunos documentos significativos de la vida cristiana y a través mediante un retorno a la atención por el problema del ser que encuentra en el pensamiento de Aristóteles su punto de referencia más estimulante y que prontamente se libra de las originales sugerencias de un cierto neoescolasticismo antimodernista para extraer despuntes significativos en la dirección de un análisis general de las estructuras de la vida humana en su facticidad.
Los motivos que se revelan decisivos para la reflexión heideggeriana de este periodo son fundamentalmente tres: la preocupación por algunos aspectos particularmente significativos de la vida cristiana; una reiterada profundización del pensamiento griego; y una decisiva transformación del sentido y de la función filosófica de la fenomenología de Husserl. Estos tres elementos son los que hacen posible la elaboración de una hermenéutica de la facticidad.
Resumiendo se puede decir que Heidegger durante los años 1919 hasta 1923 confronta dos fuentes temáticas que le ofrecen elementos decisivos para su propia investigación: se trata de los ámbitos problemáticos del origen del cristianismo primitivo y de algunos textos aristotélicos, en relación al estudio de estos se verifica una progresiva definición, donde permanentemente se confronta con Husserl, para obtener una definición del método fenomenológico particularmente concebido.
Las nuevas bases textuales.
En el período que va de 1919 hasta 1923 Heidegger desarrolla una intensa actividad didáctica en la universidad de Friburgo; además intensifica su colaboración con Husserl y se consolida una relación personal entre ambos; justamente las investigaciones heideggerianas sobre la fenomenología de la religión dejan entrever la relación que se establece entre Heidegger y Husserl y el estilo de su investigación.
Respecto al interés de Heidegger por la temática religiosa, se pueden destacar muchos datos que dan testimonio de ello: la atención que Heidegger presta a Kierkegaard, a Schleiermacher y particularmente al segundo de sus discursos sobre la religión, más específicamente aquel dedicado a la esencia de la religión y al escrito sobre la fe cristiana; realiza una recensión sobre el texto de Rudolph Otto titulado El Sacro y publicado en 1917, pensador con el cual Heidegger mantenía una correspondencia epistolar; además hay que mencionar el interés de Heidegger por algunos temas centrales de la mística medieval, particularmente el pensamiento de Meister Eckhart; en este sentido realiza un curso sobre mística medieval en el semestre invernal de 1919-1920.
A partir de 1919 Heidegger centra su interés en Natorp y el trabajo que este realiza dentro del movimiento neokantiano; en consecuencia realiza una profunda discusión con dos obras del mencionado autor: la sicología general según un método crítico y la vocación universal de los alemanes: líneas filosófico-históricas a las cuales durante este período se dirige permanentemente dentro de sus cursos. Así se puede perfilar por esta época una confrontación entre la línea fenomenológica y el neokantismo; ambos pensadores sugieren a Heidegger para que sea promovido como docente universitario, justamente con esta finalidad Heidegger le enviará a Natorp un texto que es actualmente conocido como el Natorp-Bericht.
El interés heideggeriano por los temas filosófico-religiosos y por un análisis de la vida cristiana y esto conjugado con la profundización del sentido y de la función de la fenomenología, todo esto desemboca en la elaboración de dos cursos semestrales entre 1920-1921 dedicados respectivamente a una introducción a la fenomenología de la religión y a Agustín y el neoplatonismo; por esta misma época Heidegger empieza un distanciamiento del sistema del catolicismo, lo cual no significa un alejamiento del cristianismo y de la metafísica como tales sino un esfuerzo por tratar de comprenderlos en un nuevo sentido; ello muestra claramente que la intención de Heidegger es profundizar sobre las temáticas religiosas desde un punto de vista filosófico, desde una instancia científica y desde una instancia de neutralidad. En otras palabras el interés de Heidegger es analizar filosóficamente el cristianismo desde algunos conocimientos que él adquirió sobre teología y exégesis neotestamentaria.
Por esta época él dirige una consideración atenta al carácter de problematicidad que es propio de toda investigación y que está contramarcada con la estructura del preguntar. En una abierta polémica con Franz Overbeck, el teólogo amigo se Nietzsche, él refuta la ausencia de presupuestos y la apertura característica que son propios del preguntar filosófico; con esto empieza a delinearse en Heidegger un manifiesto interés por el escepticismo; desde esta óptica Heidegger tuvo una clara intención manifiesta pero no realizada de dictar un curso sobre el escepticismo en la filosofía antigua.
Por esta época Heidegger no tiene la intención de acoger los contenidos de la religión cristiana sino afrontar, siguiendo la vía del pensamiento filosófico, el logos del cristianismo y de identificar las estructuras que se reflejan en la vida religiosa. Esto se especifica en el hecho de que Heidegger intenta analizar los caracteres que constituyen la existencia humana tal cual se presenta de hecho, o lo que es lo mismo la vida fáctica, es decir tal cual se presenta en la cotidianidad; en este sentido Heidegger insistirá en el yo pienso que encuentra en el yo soy su propia explicación fáctica; desde esta perspectiva se comprende como en Heidegger va madurando un interés por las diferentes manifestaciones de la vida y de la existencia, de lo cual dan testimonio las notas que él realiza de su lectura sobre el texto de Jaspers titulado Psicología de las visiones del mundo que sale a la luz en 1919. Además se comprende por qué Heidegger centra su atención en la ontología antigua y en Aristóteles, pues este le ayuda a formar un horizonte de comprensión desde el cual pueda definir las estructuras del yo soy o la vida fáctica.
Aunque Heidegger mantiene un interés por los temas religiosos vistos desde la investigación filosófica, el soporte para desarrollar sus reflexiones sobre el yo soy las encuentra en las lecturas de algunos textos aristotélicos; en este sentido Aristóteles se convierte en punto de referencia cada vez más importante y un estimulo para elaborar los primeros esbozos de ontología entendida como hermenéutica de la facticidad. En este sentido Heidegger intenta desarrollar entre los primeros meses de 1922 y el inicio de 1924 un libro dedicado a las interpretaciones fenomenológicas de Aristóteles.
El hilo conductor aristotélico surge aquí en función de una renovada instancia ontológica, la que se hace cada vez más clara gracias a las deconstrucciones críticas respecto a la metafísica tradicional; no debe sorprender pues que la renovada atención de Heidegger por Aristóteles encuentre su propia expresión en la atención prestada a los textos que se han considerado como canónicos respecto al estudio del ser sino también a textos como el De anima y en particular el libro VI de la ética nicomaquea, el interés de Heidegger es utilizar algunos elementos que se pueden traer del pensamiento aristotélico para repensar las nuevas bases de una investigación ontológica. Desde este punto de vista la cuestión del ser es repensada desde un análisis de los modos concretos de la vida del hombre, con esto el término ontología resulta enriquecido con nuevas perspectivas y es utilizado para indicar el tema auténtico de la filosofía fenomenológica; esta, entendida como hermenéutica de la facticidad, es la confluencia de motivos éticos, físicos y metafísicos todos ellos de corte aristotélico, además de la confrontación con las actitudes cristianas respecto al mundo.
La transformación de la fenomenología.
En esta fase del pensamiento heideggeriano se pueden destacar, como ya se ha mencionado, tres momentos muy importantes: la transformación de la fenomenología de Husserl, la referencia al mundo de la vida cristiana y la elaboración de una ontología hermenéutica de la facticidad; estos tres elementos serán los que se van a tratar seguidamente.
  1. La confrontación con Husserl.
La confrontación de Heidegger con la fenomenología de Husserl se inicia hacia 1919 con los cursos dedicados a La idea de la filosofía y el problema de la visión del mundo. En dicho texto Heidegger subraya que la elaboración de una visión del mundo no pertenece de ninguna manera a la filosofía, que se trata de un fenómeno extraño para el filosofar. Por lo tanto se hace necesario precisar en qué consiste la esencia, la idea de la filosofía. Siguiendo a Husserl, Heidegger declara que la filosofía es ciencia originaria; sin embargo en los mencionados cursos Heidegger declara que la originariedad de la filosofía se determina no ya sobre la base de la aproximación teorética propuesta por Husserl en el sentido que esta intenta captar la conciencia pura o trascendental en cuanto residuo fenomenológico que se presenta con toda evidencia en su carácter de fundamento, sino, declara Heidegger, que la filosofía es ciencia originaria, preteorética, porque abre lo que está en el origen de la misma actitud teorética, es decir el ámbito de la vida concreta considerada en su darse y en los modos de relacionarse que la distinguen. Surge así una visión diferente en la concepción de la fenomenología que de articulación de las vivencias de la conciencia y de reflexión sobre ellas, debe convertirse en una ciencia originaria preteorética.
Con este cambio propugnado por Heidegger a la fenomenología surgen una serie de consecuencias que se colocan a un nivel metodológico. Desde aquí se hace necesario preguntarse cómo es posible aprehender la vida a partir de los instrumentos conceptuales, tendenciosamente objetivantes, que son propios de la filosofía. La solución que Husserl da a este dilema no satisface a Heidegger. Por esta razón Heidegger se empeña en mostrar cómo sea posible realizar filosóficamente la tarea de una ciencia preteorética elaborando una concepción diferente de la fenomenología. Gran parte de las lecciones del año 1919 se presentan como una confrontación contra el neokantismo y con la identificación que el neokantismo hace entre filosofía y teoría. En particular respecto al neokantismo se hace necesario tomar distancia respecto a toda concepción del filosofar que haga referencia a las condiciones de posibilidad del conocimiento objetivo, se delinea así la tarea de la elaboración de una crítica fenomenológica. En conexión con la fenomenología husserliana se delinea por el contrario la tarea de redimensionar el predominio de la visión fenomenológica como visión de objetos, no tanto del método descriptivo como modalidad de la aproximación teorética: se hace necesario recurrir a la posibilidad de una intuición del tipo no teorético.
Por lo tanto, si el nuevo tema de la filosofía es la esfera concreta de la vida a la cual no puede acceder el pensamiento si conserva las condiciones teoréticas y objetivantes que son propias del neokantismo y en parte de la fenomenología husserliana, entonces se hace necesario modificar en parte la fenomenología misma la que debe hacerse positivamente. Primeramente Heidegger hace tal intento desde un análisis de las vivencias experienciales y de los datos que ellas nos manifiestan. Las vivencias son ejemplificadas partiendo de la experiencia concreta de la problematicidad, del yo en primera persona que se interroga sobre estos problemas y por otro lado refiriéndose a la experiencia factual del ambiente en el cual de vez en cuando nos encontramos y que se manifiesta dinámicamente como mundo en cuanto contexto significativo; con esto Heidegger intenta mostrar como la esfera teorética tiene su raíz en el ámbito concreto de la vida.
 Así al final de los cursos dictados durante este año, Heidegger concluye distinguiendo dos sentidos de aquello que se da preliminarmente en una vivencia experiencial: algo pre-teorético y algo teorético. Este segundo se puede aprehender mediante una objetivación formal que lo hace objeto posible de una visión o mediante una objetivación que se ejecuta dentro de un contexto de experiencia determinado y articulable. El primero, que constituye el fundamento puede ser mundano o pre-mundano. Algo mundano es a lo que se refieren las diversas esferas particulares de las vivencias; algo pre-mundano, como momento fundamental de la vida es a su vez aquel fenómeno que puede ser visto de manera comprensiva, por ejemplo en la situación experiencial del paso del mundo de las vivencias a otro genuinamente diferente o en momentos particularmente intensos de la vida.
En síntesis, cuando algo se impone de esta manera, en ello es posible aprehender un momento esencial de la vida en sí y por sí misma. Esto es lo que Heidegger llamará intuición hermenéutica, es decir una intuición que se configura ella misma como vivencia experiencial, es decir como aquel experimentar que permite aprehender el fondo en sí articulado de toda consideración de tipo objetivante. En definitiva, la vivencia se transforma en la perspectiva heideggeriana en una intuición hermenéutica comprensiva, en aquella formación fenomenológica originaria de aprehensión retrospectiva y prospectiva a la que se refiere toda actitud conceptual de carácter teorético y objetivante.
2. en las lecciones dictadas durante 1919-1920 bajo el título problemas fundamentales de la fenomenología, el proyecto de una ciencia originaria de la vida en sí misma, encuentra un desarrollo ulterior siguiendo ahora más decididamente el camino de la experiencia concreta.

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