Lo cómico como categoría estética
Lo cómico como categoría estética.
1. La risa.
Lo primero que hay que decir es que lo
cómico va unido al fenómeno de la risa. En este sentido, puede decirse que lo
cómico genera risa. La risa es un fenómeno humano en el que se conjugan el
placer y el goce suscitados de una manera brusca, inusitada, grave y explosiva.
A lo largo de la historia se han presentado
algunas consideraciones famosas sobre la risa; en la cultura romana, la risa
era considerada como un don de Dios o como una fuerza creadora; Aristóteles
sostenía que el hombre es el único ser vivo que ríe, y que el recién nacido se
hace propiamente humano cuando se ríe por primera vez; el Medioevo consideraba
que la risa es una emanación del diablo,
es una fuerza destructora; Rebelais sostenía que lo que hace al hombre
más típico y característico es la risa; Goethe solía decir: Dime de qué te ríes
y te diré quién eres. En general podría decirse que la risa define al hombre, y
que ella está unida estrechamente a la categoría estética de lo cómico.
2. Lo cómico: definición.
Algunos pensadores han tratado de definir
lo cómico, entre ellas podemos destacar:
Hobbes. Lo cómico para este pensador es un sentimiento brusco en el que el
ser humano manifiesta su superioridad al reconocer la inferioridad del otro o
al reconocer nuestra propia inferioridad.
Hegel. Lo cómico consiste en aquella situación en la que el hombre se
encuentra en un estado cruel y desgraciado, y el espectador experimenta una
satisfacción de no encontrarse en dicha situación.
Para este pensador, la base de lo cómico
reside en aquella persona que sintiéndose feliz y segura, en un momento
imprevisto, puede verse sumergida en el más grande e íntegro chasco e
infortunio.
Groos. Este pensador considera que lo cómico es un sentimiento de nuestra
superioridad sobre algo anormal que no suscita compasión ni temor.
Jean Paul. Este autor sostiene que todo intento por definir lo cómico
necesariamente y en general se convierte en algo cómico; al intentar definir lo
cómico, se genera el mismo sentimiento que se desea definir, y por lo tanto se
incurre en un proceso ilógico.
3. Lo cómico: un fenómeno
estético contradictorio por naturaleza.
En todo hecho cómico se pone de manifiesto
una cierta incongruencia, contradicción o inadecuación; en este sentido Kant sostenía
que lo cómico consiste en la reducción repentina a la nada después de que se ha
tenido una expectativa muy grande. Lo cómico surge cuando después de una larga
e intensa espera todo termina reduciéndose a una nimiedad. Lo cómico se
presenta, cuando después de una intensa expectación, todo termina reduciéndose
a la nada o a algo muy ínfimo o nimio. En el fondo puede decirse que lo cómico
surge de una contradicción entre lo grande y largamente esperado, y lo ínfimo
que no se esperaba.
La verdad y el
arte.
1. Tendencia
psicoanalítica. Esta considera que la obra solo
interesa en cuanto es manifestación arquetípica del inconsciente.
2. Tendencia marxista. La obra es manifestación de estructuras sociales, económicas y
políticas. El arte está puesta al servicio del Estado; el arte tiene el sentido
de descanso y distracción.
3. Tendencia hegeliana. La obra de arte solo interesa en cuanto hace parte de un proceso
más general, es decir el espíritu absoluto; la individualidad, que es la obra
de arte, interesa solo en cuanto hace parte de la totalidad que la subsume y la
niega.
4. Tendencia
aristotélica. Esta se basa en su propuesta de la
adecuación y en las diferentes lecturas que sobre ella se han realizado a lo
largo de la historia, estas son:
4.1. Forma y contenido,
forma y materia, teoría hilemorfista. Si se da o se
presenta una adecuación entre la forma y el contenido, la materia y la forma,
entonces podemos hablar de una verdadera experiencia.
4.2. Sensualista. So lo que los sentidos captan es verdadero, entonces se presenta
una experiencia de la verdad. El problema es que lo que los sentidos captan
debe pasar por la dilucidación que haga el intelecto.
4.3. Sustancia y
accidentes. A toda sustancia deben corresponder unas
características o unos accidentes.
4.4. Mímesis. La obra de arte es verdadera siempre y cuando represente de manera
fiel la realidad.
4.5. Juicio estético o
apreciación estética. La aprehensión de la obra de arte
debe pasar por el juicio que sobre ella se haga y este a su vez, debe concordar
con lo que realmente ella es o lo que quiere decir su autor.
5. Crítica.
Todas estas tendencias no valoran la obra de arte en sí misma sino que la ven o
la piensan como si esta fuera un medio para llegar a un fin más alto que la
obra misma, por lo tanto no hay una valoración de la obra en sí misma; a partir
de lo visto anteriormente surge entonces la pregunta ¿Cómo valorar la obra en
sí misma?
La obra de arte y la verdad.
1. La obra: una unidad en
sí misma. La verdadera obra de arte tiene una unidad y
una consistencia en sí misma, para valorarla no es necesario recurrir a
factores externos, no se necesita recurrir a algo diferente a ella para
comprenderla y para captar su sentido; todo lo que ella tiene para decir brota
de su ser, surge, sale de su propio ser.
2. La obra: una problemática
siempre abierta. No es posible llegar a un momento en
el cual el juicio estético exprese plena y totalmente todo lo que hay que decir
sobre la obra de arte.
3. Conflicto
mundo-tierra. La tierra es el carácter físico-natural
de la obra, el mundo se construye y se edifica en torno a la tierra; ambos se
requieren, ambos se repelen, ambos plantean un conflicto eterno; ambos plantean
una brecha, una fractura, un abismo y una dialéctica.
4. La verdad como
desvelamiento. La obra de arte es algo que no se agota,
es algo que siempre tiene algo para decir; ella siempre dice algo nuevo; así lo
único que queda por hacer es interpelarla y reinterpretarla permanentemente.
5. La verdad como
habitación y como morada. Se trata de hacer morada en
la obra de arte; se trata de pernoctar en ella, quedarse en ella, y así
entablar un diálogo, una conversación, una dialéctica pregunta y respuesta.
6. De la experiencia de
la verdad a una experiencia verdadera. La obra de arte
cambia y transforma; una verdadera experiencia con la obra acaece cuando la
verdad transforma al intérprete y al fruidor. Dese aquí puede decirse que quien
tiene una experiencia verdadera de la obra no puede seguir siendo el mismo
después de haber tenido una experiencia verdadera con la obra.
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